Dos gráficos para que banqueros y asesores expliquen a sus clientes cómo se ha movido su cartera en lo que va de 2023

Firma: Ethan Sykes (Unsplash).

Qué gran diferencia con 2022. Hace escasos meses los inversores aún se sacudían de un año histórico para la renta fija y renta variable a la par. Históricamente malo, con tanto activos refugio como de riesgo moviéndose de la mano hacia abajo. Hoy, en cambio, si echamos la vista atrás a los primeros seis meses de 2023 en los mercados el telón de fondo es muy distinto. Este año tanto la renta variable como la renta fija se mueven en positivo, en líneas generales. No lo suficiente como para haber recuperado las pérdidas de 2022, pero sí encontramos varias clases de activos con rentabilidades de doble dígito.  

Lo vemos bien en el tradicional gráfico que nos comparten desde Candriam, que recoge las rentabilidades en divisa base a cierre de junio de las principales clases de activos:

Rápidamente podemos ver cómo la renta variable ha sido el activo por excelencia. Cuatro categorías de bolsa se anotan alzas de doble dígito. La que lidera: la renta variable japonesa. Dicho esto, si profundizamos un poco más en esos grandes números vemos varios matices.

Una primera noción importante es que las fuertes subidas del mercado estadounidense tiene una clara explicación: el rally en tecnología y, sobre todo, compañías de inteligencia artificial. Si aislamos esas dos temáticas, como lo hace el gráfico que comparten desde Oddo BHF AM, vemos la realidad de ese impacto en las carteras. Detrás de ambos factores, es la renta variable japonesa la que verdaderamente ha brillado en 2023.

Y por detrás, Europa, en múltiples facetas. La IA europea también ha captado ese apetito, pero la recuperación de los activos europeos ha sido más generalizada.

La renta fija también ha dado alegrías a los inversores, y, a mayor riesgo, mayor rentabilidad. Así, la deuda emergente en divisa local se mueve con subidas en línea con la renta variable. Incluso el oro, tradicionalmente un termómetro del apetito por activos refugios, se ha subido un 7,3%.

La nota discordante lo pone el crudo, que pierde un 10% después de dos años liderando el ranking por rentabilidad.