Dos meses críticos, tres conclusiones sobre renta fija

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GotCredit, Flickr, Creative Commons

Una de las numerosas perlas del refranero español afirma aquello de que “lo que mal empieza, mal acaba”. Está por ver si esto se cumple en la renta variable – aunque también está ahí el aforismo bursátil que indica que lo que sucede en enero es una muestra de lo que va a pasar en el año-, mientras que en renta fija puede que el escenario sea un tanto distinto. Tres expertos de Insight Investment, parte de BNY Mellon IM, se centran en las tendencias que han marcado los dos primeros meses de 2016, que han demostrado ser críticos para los inversores, y tratan de determinar si seguirán prevalenciendo en lo que queda del trimestres. 

Emergentes: ¿punto de inflexión a la vista?

El comienzo de 2016 no ha sido muy distinto del de los últimos dos ejercicios, al menos en cuanto a las perspectivas para la renta fija emergente. Así lo cree Colm McDonagh, director de deuda de mercados emergentes en Insight Investment (parte de BNY Mellon IM): "A corto plazo es muy probable que los precios de las materias primas y los datos de crecimiento y la política económica de China continúen siendo los principales factores que orienten a los mercados de deuda del mercado emergente, al mismo tiempo que la volatilidad sigue estando a un nivel elevado, con una diferenciación entre países que continúa siendo baja", declara el experto.

Sin embargo, McDonagh ve una diferencia con respecto al inicio de años anteriores, el ajuste significativo y generalizado de las valoraciones dentro del universo emergente. Al contrario de lo que sucede con el sentimiento predominante, McDonagh prevé que en algún momento del 2016 se podrá presenciar un punto de inflexión del crecimiento en las economías emergentes.

El director de deuda emergente distingue entre países como Brasil, Sudáfrica, Turquía y otras naciones africanas, que todavía necesitan implementar ajustes macroeconómicos y reformas estructurales adicionales, y entre países como México, Indonesia y Colombia, que han efectuado ajustes e implementado reformas estructurales, por lo que incide sobre la necesidad de aplicar un enfoque más diferenciado. "Mantenemos una estrategia defensiva y un enfoque de negociación táctico para el futuro inmediato, pero admitimos que se ha creado valor”, acalara McDonagh. “Revisaremos nuestra posición una vez que dispongamos de mayor claridad sobre el crecimiento y la política monetaria de China y que veamos algo de estabilidad en los precios de las materias primas", añade.

Impacto de la energía en la deuda high yield

Uli Gerhard, gestor de cartera sénior de valores de alta rentabilidad en Insight, se centra en el problema subyacente al impacto negativo del abaratamiento de la energía: "Hacia finales de 2015 tres fondos de alta rentabilidad estadounidenses sufrieron presiones de amortización y tuvieron que cerrar. Como resultado, la confianza en los mercados de crédito se deterioró y la reacción de los precios fue significativa en algunos sectores del mercado de alta rentabilidad de EE.UU.”, recuerda Gerhard. En su opinión, estos acontecimientos “han puesto de manifiesto un problema de alcance más general: la falta de liquidez de los mercados de crédito en general y, particularmente, en el high yield”. El experto prevé que la volatilidad siga siendo elevada por tres factores: escasez de liquidez, repunte del riesgo de impago en los sectores relacionados con las materias primas y el contexto de subidas de tipos de interés.

Gerhard piensa que “es probable que el mercado europeo tenga un rendimiento relativo mayor que el mercado de alta rentabilidad estadounidense, ya que el apoyo del BCE, a través de su programa de flexibilización cuantitativa, reducirá los rendimientos”. Además, considera que “la tasa de morosidad continuará a un nivel bajo en Europa, al tener una exposición baja a los sectores vinculados a las materias primas”. Dicho esto, el experto alerta de que seguirán produciéndose nuevos eventos idiosincráticos, “sin que preveamos una mejora de la liquidez en el mercado”. 

En cambio, opina que "la situación en EE.UU. es mucho menos favorable, dado que existe un componente energético de mayor magnitud” y observa indicios de contagio a otros sectores del mercado high yield “fundamentalmente como resultado de las amortizaciones de los inversores que exigen a los fondos que vendan activos en mercados reducidos”. “Nos mantenemos cautos en el corto plazo, y sigue siendo esencial la selección de valores", concluye Gerhard.

¿Más guerra de divisas?

El comportamiento de las divisas centra la última parte de los comentarios, efectuados en este caso por Paul Lambert, director de divisas de Insight. Para Lambert, la principal responsable de los movimientos del mercado de divisas ha sido la divergencia entre la política monetaria de EE.UU. y gran parte del resto del mundo. Aunque cree que esta tendencia puede prevalecer en 2016, matiza que “actualmente los mercados se mueven por el temor que existe a que una ralentización mundial sumerja a las economías en una marcada recesión”.

Es un factor que, a su vez, va a alterar la combinación de divisas que puedan aportar rendimientos: “Si el sentimiento actual de riesgo inactivo perdura, es probable que el dólar tenga un buen comportamiento frente a divisas vinculadas a materias primas como el dólar australiano, el real brasileño y el rand sudafricano. Si decae el miedo al crecimiento, la mejor manera de actuar con el tema de la divergencia monetaria es a través del euro y el yen", afirma Lambert.

Éste cree que la suerte que corran el mercado emergente y las divisas vinculadas a materias primas continuará estrechamente vinculada a las perspectivas de China y a la evolución de las materias primas: "Lo impredecible de la política cambiaria china y la incertidumbre que existe alrededor del rumbo que tomará el yuan son factores que ejercerán una influencia sobre otras monedas asiáticas durante el 2016. Prevemos que las autoridades chinas continúen trabajando para mantener una moneda más débil en un intento de impulsar el crecimiento. Y se prevé que se continúen depreciando las divisas de la región, como el won de Corea del Sur, mientras los países asiáticos intentan recuperar competitividad", concluye.