El BCE confirma también que los países tendrán que pedir formalmente el rescate antes de recibir ayudas y renuncia a la prioridad de cobro en caso de impago.
A diferencia de la decepción suscitada entre inversores y gestores ante la ausencia de medidas tomadas en su comparecencia de principios de agosto, Mario Draghi ha cumplido su principal objetivo hoy, al confirmar el avance de su plan de compra de deuda de los países con problemas, frente a la oposición que había mostrado el Bundesbank. El foco está ahora en las condiciones.
Así, y aunque el presidente del Banco Central Europeo inició su comparecencia indicando que mantiene los tipos de interés en el 0,75%, confirmó inmediatamente, y sin poner límites, el esperado programa de compra de deuda, centrado en el mercado secundario y en deuda de hasta tres años de duración, con el que pretende poner fin a la distorsión de los mercados. Además, renunció a la prioridad de cobro por parte del BCE y acompañó con un repetido mensaje de defensa e irreversibilidad del euro, recibido positivamente por los inversores. Todo ello, siempre que el país que quiera ser ayudado pida primero el rescate.
Los inversores vieron cumplidas sus expectativas y reaccionaron con subidas del 4,91% en el Ibex 35 y una reducción de la prima de riesgo hasta 450 puntos básicos, con el bono español ofreciendo una rentabilidad del 6,06%.
En su comparecencia, Draghi ofreció dos datos negativos: en primer lugar, dijo que la economía seguirá deteriorándose y recortó las perspectivas de crecimiento europeo para 2012 hasta prever una caída del 0,4%, frente al 0,1% establecido anteriormente. Además, espera una tasa de inflación de entre el 2,4% y el 2,6% para 2012 y de entre 1,3% y el 2,5% para 2013, ligeramente por encima de las previsiones de junio.
Pero a pesar del menor crecimiento y la mayor inflación, los inversores se quedaron con el mensaje positivo: el BCE comprará deuda a corto plazo, centrándose en las emisiones del mercado secundario con vencimiento de entre uno y tres años, y sin poner límite alguno a la cuantía. La idea es que, mientras el BCE actúe en el mercado secundario, los fondos de rescate europeos ataquen el primario.
Eso sí, el presidente confirmó también que impondrá condiciones "estrictas" a los gobiernos que piden ayuda a los fondos de rescate, advirtiendo de que deberán estar preparados para pedir el rescate. Tras este anuncio, la interpretación es que son éstos los que deben dar el primer paso y pedir ayuda: “Draghi cumple lo prometido pero no habrá más detalles sin el próximo movimiento, que corresponde ahora a los países en dificultades. Habrá condiciones y se espera a que llegue la petición de rescate de España antes de seguir avanzando”, dice Javier Flores desde Asinver.
Y es que, a diferencia del anterior programa de recompra, que se da por concluido tras saldarse con más de 200.000 millones de euros comprados desde mayo de 2010, éste tendrá lugar en una secuencia ordenada según la cual los países tendrán que solicitar la activación de las ayudas a sus socios. Además, según señala Flores, “habrá cooperación entre el BCE y el EFSF en base a la firma de un Memorando de Entendimiento entre el país en cuestión y sus socios de la eurozona, es decir, un rescate en toda regla con sus condiciones y sus sometimientos”, explica.
Más facilidades
Con referencia a los colaterales, el BCE elimina la condición de tener un rating mínimo para comprar emisiones de bonos con garantía estatal y aceptará deuda denominada en cualquier divisa. Además, su idea es esterilizar las compras, lo que quiere decir que irá retirando del sistema cada euro que destine a la compra de deuda, para evitar crear dinero nuevo y poner en peligro los objetivos de inflación, aunque los analistas no lo tienen claro. “No es real y es simplemente una forma de vestir de las cuentas para evitar que los críticos hablen de monetización del déficit público. Desde 2010, el balance del BCE se ha inflado en más de un 35% debido principalmente a las inyecciones de liquidez para los bancos”, dicen en Asinver.
Otro punto clave es la eliminación de la seniority o su preferencia frente a otros acreedores, que había tenido una influencia negativa en los mercados. “Ahora, el BCE ha encontrado una fórmula razonable entre su exposición a pérdidas y la eficiencia de sus intervenciones. La solución más sencilla, al renunciar a la prioridad en el cobro, es centrarse en las intervenciones en plazos cortos, que son los que menos podrían verse afectados en caso de problemas de impago o reestructuración de la deuda por alguno de los gobiernos”, comenta Flores.
Sin unanimidad
“Las compras, además de considerarse una medida temporal, no violan el tratado porque se centran en el mercado secundario y cumplen con los estatutos del BCE”, afirmó Draghi. Además, indicó que “la decisión no ha sido unánime" e incidió en los grandes esfuerzos que aún han de acometer bancos y gobiernos, ahondando en reformas y ajustes fiscales.
Las medidas anunciadas por el BCE aclaran y confirman un rescate puesto en duda a principios de agosto. Si el 26 de julio Draghi dio a entender que el BCE podría volver a intervenir en el mercado de deuda pública, el 2 de agosto se conoció la oposión de los representantes alemanes y se adelantó la exigencia de petición de rescate previo por parte de los países con problemas. Esas condiciones se mantienen ahora, pero también se confirma que el programa saldrá adelante.
El BCE también ha anunciado que se relajarán los colaterales que pide a la banca para acceder a sus subastas de liquidez.