El alfa para los satellite y la beta para los ETF, ¿santo grial de la inversión?

Para Laeticia del Campo, selectora de fondos de Abante, es la pregunta del millón para todas las regiones en general, “porque Estados Unidos ha sido un mercado imbatible, pero no ayuda que los gestores activos encadenen ya varios años de poca generación de alfa y es complicado cuando analizas con qué gestor ir de la mano para invertir en Europa puesto que los resultados no son del todo lúcidos”. Reconoce que a nivel de ETFs hay una oferta amplia que permite invertir con gestión pasiva por factores, tamaños, temáticas, sectores más allá de limitarse a dejarse llevar por un índice. 

El punto de partida para Abante es que, una vez identificada la idea y/o región en la que quiere invertir, busca el vehículo pasivo o activo más idóneo. Recalca que el top 3 de sectores del MSCI Europe no tienen prácticamente nada que ver con el con el índice americano: menos tecnología y más financieras e industriales. Por ello, tradicionalmente en Europa la firma ha apostado por ir de la mano de un gestor que realice el stock picking, “que consistentemente te generaba valor frente al universo y teniendo en cuenta que, además, tenías unos índices muy sesgados a ciertos sectores más típicos”, apunta Del Campo. 

A partir de ahí, y tras años malos en el performance de la gestión activa, ver cuáles son los gestores que merecen la pena y “entender que se puede abrir un universo más interesante para estos en estos próximos meses o si quieres coger la beta en la idea y no pillarte”. Señala la selectora de fondos de la firma que la apuesta es combinar indexación a un índice sesgado a muy pocas compañías que lo han hecho muy bien y buscar oportunidades en compañías quality, entre ellas hay muchas de pequeño tamaño que tienen un alto componente en innovación.

Tras años de experiencia en gestoras activas, en opinión de Almudena Mendoza, head of Sales Iberia de Generali Investments, construir carteras utilizando instrumentos de bajo coste ya no es una tendencia, sino que es una cuestión “estructural que ha llegado para quedarse”. 

Ahora bien, como multigestora, en el ADN de la firma “está seleccionar gestores que creemos que van a ser capaces de generar ese alfa consistente, más allá incluso de estilos y con mandatos flexibles, tanto para poder salir de un índice como por la propia capacidad limitada del gestor”. Es decir, el foco lo pone en incluso considerar el alfa como una temática, como un satellite en sí mismo. Algo que para Almudena Mendaza “implica un mayor riesgo, con tracking errors más altos y es otro tipo de mandato en el que seguramente no se pueda encasillar en estilo small caps, growth, value o quality”. En este punto considera que, en términos generales, las compañías en Europa han mostrado una resiliencia “fuera de lo normal”. 

“Nuestra propuesta es ser ese satellite y generar alfa de manera consistente, lo difícil es mantenerse, que es lo que pasa a veces en la gestión activa: un año tengo espectacular, pero luego no soy capaz de dar continuidad. Y eso es lo que genera un rechazo por parte de los de los inversores: la dificultad de mantener esa estrategia”, explica la head of Sales Iberia de Generali Investments. 

Añade que el posicionamiento de la firma es que construir con ETFs es válido, “tiene todo el sentido del mundo”, pero el satellite es estructural y “los gestores activos tenemos que añadir valor, generar alfa en esa oportunidad”.

Por su parte, Diego Rueda, miembro del equipo de Inversiones de Unigest (Grupo Unicaja), considera que se necesitan tanto beta como alfa. Hace una reflexión: “Si estoy muy positivo en renta variable europea, lo más sencillo es elegir un ETF que no se desvíe nada. Sin embargo, si inviertes en un fondo con un estilo determinado se pueden obtener rentabilidades muy diferentes a lo que hace el índice”. 

Partiendo de esta premisa, Diego Rueda dice que hay que tener beta en una parte estructural de la cartera, que es la que va a marcar el asset allocation y se necesita alfa para diferenciarse del resto de competidores. “Por eso creo que es una mezcla de ambas cosas, la beta se obtiene invirtiendo en ETF/futuros y el alfa buscando aquellos fondos cuya cartera se ajusta más a nuestro escenario actual”.

Reconoce el miembro del equipo de Inversiones de la gestora de Grupo Unicaja que el problema es que “es imposible conseguir alfa constantemente, año tras año. Entonces, la labor del selector de fondos es analizar la cartera para saber si ese fondo con esa cartera puede batir al índice. A lo mejor, el alfa también la tenemos que buscar nosotros, más allá del fondo que elegimos, decidiendo correctamente el momento de estar invertidos”.

A la hora de seleccionar un vehículo hay que seguir unas determinadas normas. “Nosotros lo primero que hacemos es analizar cuantitativamente toda la categoría y sacamos aquellos fondos que se encuentran, dados nuestros parámetros, en el primer y segundo cuartil”. A partir de aquí, analizan aquellos seleccionados cualitativamente. En este último aspecto, “es importante conocer al gestor, su trayectoria, su estilo de inversión, el control del riesgo y, no menos importante, analizar los aspectos sobre el ESG del fondo”.

En opinión de David Sánchez, responsable de Selección de Fondos de Terceros de Santalucía AM, lo más difícil es distinguir qué es alfa y qué es beta. “Nunca nos vamos a conformar solo con la beta, estamos continuamente buscando fondos de gestión activa que demuestren consistencia en largos plazos”. Advierte de la importancia de asegurarse de que verdaderamente hay gestión activa y “no estemos pagando gestión pasiva cara de manera encubierta. Es decir, que no estemos pagando por comprar exclusivamente beta de factores o de estilos, porque esto es algo a lo que actualmente ya tenemos acceso a menor precio con gestión pasiva”. 

Cita como ejemplo cuando se selecciona un gestor de small caps americanas, “se le tiene que evaluar contra su índice específico de small caps (p.e. Russell 2000) y no contra el índice general S&P 500, porque la mayor parte de la rentabilidad no vendrá de la selección de compañías por parte del gestor, sino de la evolución de las pequeñas compañías (factor size) contra las de gran capitalización. Si el gestor no es capaz de generar alfa contra su índice específico y queremos estar expuestos a las pequeñas compañías, la alternativa puede ser un ETF sobre el Russell 2000”, aclara. 

En Santalucía AM se construyen las carteras de fondos de fondos con un modelo core-satellite, buscando gestores capaces de generar alfa sobre su propio estilo. Es decir, “invertimos de manera estructural una parte de la cartera a bajo coste mediante gestión pasiva y luego utilizamos satélites que pueden ser fondos de gestión activa o apuestas concretas que queramos realizar”, puntualiza David Sánchez. 

Además, considera que la composición de su cartera tiene vocación de permanencia, “dejar que los gestores activos gestionen, que es por lo que estamos pagando una comisión”. Es decir, “yo le confío un mandato a un gestor para que invierta en base a ciertos criterios, ciertas reglas, y sabiendo que tendrán sesgos hacia tendencias, sectores, factores o estilos. A partir de ahí, evaluar la cartera del gestor, para ver si están cumpliendo con dichas reglas, pero siempre y cuando se cumpla con lo establecido en el mandato, no veo que sea buena opción rotar fondos porque en cierto momento una compañía que tiene en cartera no nos gusta”.