La experiencia de Alban de Faÿ, responsable de Renta Fija ISR y gestor de crédito en Amundi, como inversor en renta fija sostenible se remonta a 2004. Pionero en este campo, su trabajo es integrar los bonos verdes, sociales y sostenibles en los procesos de inversión, así como diseñar nuevas estrategias, como la alineación con net zero o la biodiversidad.
Bonos Verdes
Este año se cumple el décimo aniversario de los Principios de los Bonos Verdes. Amundi es parte de su comité ejecutivo desde 2017 y también ocupa el puesto de co-Chair del Steering Committee. Alban de Faÿ reflexiona sobre esta década: “Ya es un mercado maduro en un ecosistema beneficioso tanto para el emisor como para el inversor. Los emisores están interesados en obtener financiación para determinados proyectos y en poder medir y reportar sus progresos. Para el inversor supone la oportunidad de participar en la financiación de la transición. Además, le permite tener una idea clara de cómo se usa el dinero y de cuál es el impacto de la inversión”.
La evolución le parece claramente positiva. “El porcentaje de emisiones de bonos verdes en el mercado primario europeo representaba un 4% del total de emisiones corporativas hace tan solo cinco años, a día de hoy estamos en un 25%”, detalla. A pesar de este crecimiento, en su opinión hay potencial significativo para más, sobre todo en EE.UU. y Asia.
Otros instrumentos en renta fija sostenible
En cuanto a otros instrumentos, como los bonos sociales, de Faÿ señala que tras la aceleración en 2021, la actividad se ha estabilizado. “Casi todos los emisores son supranacionales y agencias, es más complicado para las compañías emitir este tipo de bonos. Es un mercado que, en cierto sentido, todavía no ha encontrado un ecosistema firme. Hay algo de apetito inversor, pero creo que vamos a necesitar más tiempo”, estima. En cuanto a los bonos sostenibles, los emisores son también los mismos que en los sociales, pero el gestor no detecta tanto interés inversor.
Respecto a los SLB (Sustainability Linked Bonds), segmento problemático para algún emisor este año, de Faÿ estima que es "un mercado interesante, complementario de otros instrumentos", pero que "debe mejorar para que los beneficios del inversor sean más evidentes”. En este sentido, ICMA (International Capital Markets Association) ha anunciado criterios adicionales para los SLB. Además, se proponen herramientas adicionales como un check list que ayude al emisor a proporcionar KPI claves y estandarizados a los inversores para ayudarles a tener la información más relevante y poder compararla.
Compañías y sectores
Las compañías y sectores más activas en la emisión de bonos relacionados con la sostenibilidad están en clara relación con los proyectos que se quieren financiar. “Destacan claramente las compañías que tienen negocios de renovables como las utilities, los bancos y el sector inmobiliario. Hay un claro dominio de emisores europeos y también de las agencias supranacionales. Los gobiernos también tienen algún tipo de actividad, pero su cuota de mercado en el mercado global todavía es mínima” señala.
Lo cierto es que medir el impacto de la deuda soberana sería bastante más complicado que el de la actividad de una empresa, pero el gestor indica que algunos países están haciendo esfuerzos. “Hay algunas iniciativas, pero evaluar el impacto es un desafío y esa medición es esencial en cualquier estrategia de impacto”, puntualiza.
Evolución de los datos
“Cuando lanzamos nuestra primera estrategia impacto en bonos en 2016, con el fondo Amundi Responsible Investing Impact Green Bond, era inusual que un emisor se comprometiera a evaluar el impacto. Ahora, en el mercado primario, al menos un 90% de las emisiones prometen publicar indicadores de impacto. El mercado se mueve, hay más información. Para nosotros es muy importante, porque los inversores en renta fija también pueden hacer engagement y entablar diálogos para producir determinados cambios”, explica.
Sobre el cambio en la dependencia de los datos, de Faÿ recuerda que “hace diez años quizás lo que más pesaba era el rating de sostenibilidad de la compañía, ahora estamos más interesados en la evolución de varios criterios de sostenibilidad y en los datos de clima del emisor: emisiones de CO2, intensidad y reducción de carbono, objetivos, riesgos físicos, alineación de la temperatura...” Además, subraya que tienen muy en cuenta que la transición sea justa, “cómo las compañías tienen en cuenta los aspectos sociales ligados a la transición. Cada vez tenemos más KPI, y cada vez será más importante la calidad de los datos. Esperamos que la CSRD dé lugar a una información más real y armonizada”.
El mercado de renta fija y el interés de los clientes
Respecto al interés de los clientes, de Faÿ reconoce que no todos los inversores son iguales. “Hay muchos que quieren tener más información del impacto, que haya más engagement, que se preste más atención a la biodiversidad. Pero también los hay que no están tan convencidos, aunque sí sienten la influencia de las regulaciones, y por supuesto los hay que no tienen convicción ni sienten esa presión”, detalla. El gestor recalca la convicción de Amundi de luchar contra el cambio climático y la desigualdad social, por lo que ofrecen distintas estrategias para distintos inversores, en función de su grado de convicción.
El lanzamiento de los principios ICMA resalta la necesidad de más estandarización. “Además, los principios ICMA promueven mejorar otras áreas de información, como la relacionada con la biodiversidad, para lo que hemos diseñado una serie de KPI que pueden ser de ayuda. También las nuevas guías en los green enabling project, para poder tener en cuenta los sectores que hacen posible determinados proyectos, como la minería. Uno de los objetivos es que haya un mercado más amplio que tenga en cuenta criterios ASG y que haya más proyectos financieros con un alto índice de confiabilidad” apunta.
Tras 20 años de experiencia en esta clase de activo, de Faÿ cree importante señalar que seguirán haciendo todo lo posible por mejorar un mercado en el que cada vez puedan confiar más inversores.