El fondo de pensiones público de Japón da una nueva vuelta de tuerca a las comisiones por gestión activa

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Got Credit, flickr, creative commons

Si MiFID II se ha encargado de introducir el debate sobre qué pagan los inversores y cómo los gestores de fondos deben añadir más transparencia a su estructura de comisiones, ahora están siendo los propios grandes inversores los que están añadiendo nuevos puntos de vista a la cuestión. En este sentido el JGPIF, el fondo de pensiones gubernamental de Japón – y uno de los más grandes del mundo, con 1,4 billones de dólares en activos bajo gestión- ha acusado recientemente a los gestores activos de estar demasiado centrados en captar más flujos de entrada para sus estrategias que en generar retornos para los clientes, y en consecuencia ha decidido cambiar la manera en que asigna capital a distintas gestoras para atajar el problema, tal y como recoge el Financial Times.

Así, como parte de una serie de medidas que se publicarán oficialmente en abril, la institución ha adelantado que pagará una comisión a los gestores activos basada en la cantidad de alfa que sean capaces de generar. En caso de no ser capaces de generar ese exceso de retornos, el GPIF ha comunicado que la comisión a pagar será la misma que remunere a las gestoras pasivas que tengan el mismo volumen de activos. Este régimen se aplicará tanto a las gestoras con las que trabaja el fondo de pensiones desde hace tiempo como a las nuevas. Según datos para el año fiscal 2016 – el último disponible, según Financial Times-, alrededor de un 20% de los activos totales del GPIF estaban en manos de gestoras de gestión activa.

La medida supone toda una ruptura respecto a la política de pagos que había conducido el GPIF hasta ahora, según la cual se pagaban comisiones más altas a las firmas de gestión activa. Desde la institución han afirmado que esta estructura de pagos “no estaba motivando a los gestores a conseguir una alineación de intereses entre el GPIF y las gestoras de fondos externas”. Siempre según la entidad, estas firmas “han tendido a centrarse en obtener más activos del GPIF y evitado tomar riesgos apropiados, requeridos para conseguir su objetivo de alfa”, por lo que consideran que al cambiar la estructura de costes pueden construir una relación positiva para ambas partes.

Esta decisión llega después de otro movimiento muy relevante, la sanción histórica de la Financial Conduct Authority (FCA), el regulador de la industria financiera de Reino Unido. El diario británico Sunday Telegraph filtraba a principios de marzo que la FCA impondrá una multa de 34 millones de libras a fondos vendidos como de gestión activa pero que presentan en realidad un comportamiento muy similar al índice, también conocidos como closet trackers. Por el momento no se han recibido comentarios oficiales del regulador ni ha trascendido cuáles serán las entidades sancionadas, que deberán devolver a sus clientes las comisiones cobradas por una gestión activa que no fue tal.