Las clases de activos de generación de rentas periódicas más tradicionales han experimentado un importante rally que hace que las rentas generadas vía cupón puedan no compensar potenciales caídas del precio. ¿Qué hacer en este contexto?
En el entorno actual, equilibrar la necesidad de percibir rentas sostenibles y el crecimiento del capital a largo plazo se presenta como todo un desafío. ¿Por qué? Las clases de activos de generación de rentas periódicas más tradicionales —por ejemplo, la deuda pública y corporativa con grado de inversión- han experimentado un importante rally que ahora hace que las rentas generadas por estos activos no compensen potenciales caída del precio, lo que derivaría en una rentabilidad total negativa. En el plano de la renta variable, las valoraciones en el segmento de mayor rentabilidad -compañías con una atractiva rentabilidad de dividendo- han corrido mucho y hoy algunos expertos las ven agotadas. Así, al menos, lo cree Lucía Catalán, responsable de Goldman Sachs AM para Iberia, quien considera que las estrategias de rentas afrontan un escenario más complicado que el vivido durante los últimos años.
P. ¿Qué opina sobre la capacidad del actual entorno de mercado para generar rentas periódicas y crecimiento del capital?
R. En nuestra opinión, los inversores que busquen tanto rentas como crecimiento en sus inversiones se enfrentan a dos importantes desafíos hoy en día. En primer lugar, a medida que aumenten los tipos de interés, es probable que las rentas generadas por los bonos tradicionales no compensen la caída del precio, lo que derivaría en una rentabilidad total negativa. Esencialmente, los inversores que han optado por activos de renta fija tradicionales para percibir rentas periódicas —por ejemplo, bonos del Tesoro estadounidenses, británicos, alemanes y deuda corporativa con grado de inversión— asumen un riesgo de duración considerable en sus carteras, lo que despierta temores sobre la preservación del capital. En segundo lugar, consideramos que los mercados de renta variable de muchas regiones ya no son baratos y se podría decir que las valoraciones en el segmento de mayor rentabilidad no dan más de sí. Por tanto, equilibrar la necesidad de percibir rentas sostenibles y el crecimiento del capital a largo plazo es todo un desafío.
P. En este contexto, ¿qué opina sobre equilibrar la necesidad de percibir rentas con el crecimiento del capital a largo plazo?
R. A nuestro entender, el mensaje más importante para los inversores en el entorno actual es que no se centren exclusivamente en las rentas periódicas. No nos incomoda afirmar que tenemos capacidad para ofrecer unas rentas de aproximadamente el 5%, pero tendríamos muchas dudas a la hora de intentar superar notablemente ese nivel. Sencillamente, no creemos que la percepción de rentas adicionales —ya se deriven de la compra de bonos con un mayor vencimiento o de peor calidad o de acciones muy rentables— sea compensación suficiente para el riesgo adicional al que se exponen los inversores .
P. ¿Podría explicar los riesgos de centrarse únicamente en la rentabilidad en los mercados de renta fija y renta variable?
R. En los mercados de renta fija, los bonos con mayor vencimiento ofrecen mayores rentabilidades, pero también conllevan un riesgo de tipos de interés mucho mayor que el de los bonos con un vencimiento inferior. Esto supone una gran preocupación en un contexto de probable subida de tipos. En los mercados de deuda corporativa, las primas de riesgo han descendido, y creemos que las valoraciones ya no son tan atractivas como lo fueron en el pasado reciente.
Por ejemplo, en el segmento de peor calidad del mercado de bonos de alto rendimiento, la compensación por el riesgo crediticio asumido nos parece relativamente baja. Sin embargo, esta categoría incluye una gama muy amplia de emisores con diferentes calificaciones crediticias. Al invertir en títulos con fundamentales atractivos en la parte más alta de su categoría de calificación, en vez de optar sencillamente por los bonos con mayores rentabilidades, los inversores podrían conseguir rendimientos atractivos con un menor riesgo de crédito.
En los mercados de renta variable se debe ser igualmente prudente. Aunque los inversores que buscan rentas periódicas se ven lógicamente atraídos por los valores con las rentabilidades más altas, estos también tienden a presentar el menor potencial de crecimiento, los balances más apalancados, las ratios de reparto más altas y valoraciones en sus puntos máximos. Como tal, no sólo se trata de un punto de entrada menos favorable para la revalorización del capital a largo plazo, sino que cualquier deterioro de la calidad de los beneficios podría tener consecuencias inmediatas en la capacidad de las empresas para mantener el reparto de dividendos. Creemos que, sacrificando una pequeña proporción de la rentabilidad actual, los inversores pueden entrar en empresas con fundamentales más sólidos y, en última instancia, con un crecimiento más sostenible. Esto no sólo será positivo desde la perspectiva de la rentabilidad total, sino que también puede derivar en un aumento de los dividendos.
P. Dados los riesgos existentes en algunas de las clases de activos con generación de rentas periódicas más tradicionales —por ejemplo, la deuda pública y corporativa Investment Grade y las acciones muy rentables—, ¿qué otras oportunidades han de tener en cuenta los inversores?
R. Creemos que uno de los mayores errores que cometen los inversores centrados en las rentas periódicas es limitarse únicamente a los sectores tradicionales. En primer lugar, puede darse un importante repunte de la rentabilidad al incorporar algunas de las clases de activos no tradicionales. Las clases de activos como los relacionados con la infraestructura energética —en concreto a la revolución energética del gas y petróleo de esquisto en Norteamérica, los fondos de inversión inmobiliaria (REIT), las empresas de desarrollo empresarial y la deuda bancaria subordinada y de alto rendimiento— pueden ofrecer rentabilidades de entre el 5% y el 8%, muy por encima de la que ofrecen las acciones y los bonos tradicionales con grado de inversión. En segundo lugar, estas clases de activos suelen ser menos sensibles a las subidas de tipos y pueden registrar un buen comportamiento durante la fase de crecimiento del ciclo. Así, en el actual contexto estaríamos más convencidos de su capacidad para ofrecer una rentabilidad total positiva, además de un nivel aceptable de ingresos.
P. ¿Cómo abordan la estructuración de una cartera multiactivo y orientada al crecimiento?
R. Claramente, creemos que es importante no centrarse exclusivamente en la rentabilidad, sino en lograr un equilibrio con la necesidad de generar crecimiento del capital a largo plazo. Asimismo, consideramos que los inversores deberían estudiar la gama de oportunidades más amplia posible. Si se limitan simplemente a los activos tradicionales de generación de rentas periódicas, pueden dejar pasar muchas oportunidades que podrían mejorar su capacidad para generar tanto ingresos como crecimiento.
Además, pensamos que los inversores necesitan adaptarse a las condiciones cambiantes a largo plazo y ser dinámicos en sus asignaciones a las diferentes clases de activos. Por ejemplo, en momentos de mayor tensión, los inversores han de tener la flexibilidad necesaria para ajustar la asignación general de activos a un posicionamiento más conservador orientando la cartera hacia la renta fija, que puede tener menos riesgo que la variable. Además, entender el contexto en lo que a tipos de interés respecta y gestionar activamente la sensibilidad general de la cartera frente a los tipos (el riesgo de duración, principalmente) es una herramienta fundamental en el entorno actual. Ajustando tácticamente el riesgo de tipos de interés de una cartera, los inversores pueden aumentar su capacidad de generación de rentas y mejorar el potencial de rentabilidad total.
Por último, en lo que respecta a las rentas periódicas, creemos que el catalizador más importante del éxito es comprender a las empresas en las que se invierte. Esto implica tener una visión totalmente integrada del negocio, que incluya las oportunidades tanto en renta fija como en renta variable, en vez de verlas como opciones aisladas. Creemos que construyendo una cartera con una estrategia ascendente y discriminando por grado de seguridad en todas las clases de activos, los inversores pueden encontrar empresas que ofrezcan una mejor combinación de fundamentales sólidos y valoraciones atractivas. Así, podrán mejorar la estabilidad de las rentas periódicas y la sostenibilidad de su cartera.