El nuevo MiFID abre una nueva etapa en la creación de productos

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Firma: Sharon McCutcheon (Unsplash).

Conscientes de las múltiples dudas sobre la aplicación que aún sobrevuela a la normativa, desde Schroders han elaborado una extensa guía a la que ha tenido acceso exclusivo FundsPeople. En este artículo analizamos los retos y consecuencias que tendrá el nuevo MiFID.

En primer lugar, es muy probable que veamos tener un impacto directo en el diseño de los productos dado que los cambios de MiFID implica que la preferencia de sostenibilidad está definida de forma tan técnica.

“Algunos pueden considerar que las tres opciones de preferencias de sostenibilidad son útiles como métrica para filtrar los productos. Pero la realidad es que las tres opciones juntas no describen completamente los productos de inversión y su enfoque de la inversión sostenible”, afirma Anastasia Petraki, directora de Inversiones de Sostenibilidad en Schroders. En su visión, consideradas de forma aislada, sólo pueden dar una imagen incompleta de un producto y no captarían el objetivo de inversión del producto, el proceso, las características de sostenibilidad que promueve o los objetivos sostenibles que persigue (si los hay).

Retos en la disponibilidad de información

Además, existen retos en torno a la disponibilidad de datos e información. El mayor a la hora de aplicar los cambios de MiFID (y que es independiente de los datos), en opinión de Petraki, es cómo aunar cuatro cosas:

  • Los requisitos legales muy prescriptivos y el lenguaje técnico en el que se definen las preferencias de sostenibilidad.
  • Las expectativas de los clientes y la forma no técnica en que probablemente se expresen.
  • La realidad del mercado y la gama de productos disponibles.
  • Lo que los productos de inversión intentan ofrecer a los clientes y cómo.

La experta prevé un proceso muy iterativo y un debate entre asesores y sus clientes. “Será fundamental comprender las características del conjunto de productos existentes, explicar conceptos complejos y gestionar las expectativas de los clientes”, recalca.

Una normativa con camino para mejorar

En el mercado se reconoce que la aplicación de la nueva evaluación de las preferencias de sostenibilidad no será perfecta al principio y que seaprenderá más a medida que avancemos en este viaje. La expectativa es aplicar las nuevas normas haciendo los mejores esfuerzos. ·Esto se refleja en cierto modo en las directrices propuestas por ESMA y en el uso repetido de la palabra podría en lugar de debería”, cuenta Petraki.

Se supone que esto añade cierta flexibilidad al proceso. El siguiente gran cambio se producirá cuando las plantillas de nivel 2 del SFDR entren en vigor a partir de 2023. Estas plantillas añadirán parte del contexto necesario para entender cómo los productos realizan inversiones sostenibles. “Con la entrada en vigor de nuevas normativas sobre el reporting o la presentación de informes de las empresas y las revisiones de las normativas existentes que ya se están llevando a cabo, aún nos queda mucho camino por recorrer”, reconoce la experta.

La siguiente gran pregunta que ve es cómo expresarán los clientes sus preferencias de sostenibilidad. Hasta qué punto se ajustarán a la definición reglamentaria y si a raíz de este proceso surgirá la preferencia por aspectos específicos del diseño de los productos. “Como siempre ocurre con la regulación de la sostenibilidad, podemos esperar un continuará”, concluye.