El precio de los ETF toca suelo

Escalera
Foto: Frank Eiffert, Unsplash

A lo largo de los últimos años, los proveedores de ETF han estado participando en una competición por ver quién era el que ponía a disposición del cliente el fondo cotizado más barato. El objetivo: utilizar la ratio de gastos totales (TER) como reclamo para captar capital. Si se analiza en términos generales, se observa que el precio medio de los ETF en Europa ha ido bajando año tras año. Del 0,38% que, según datos de Refinitiv, se pagaba de media en 2016 se ha pasado al 0,35% actual.

Sin embargo, ese tijeretazo a los precios no se ha venido aplicando de manera uniforme. Las rebajas más agresivas se han producido en aquellos ETF englobados en categorías donde la competencia es más alta. Es el caso de algunos productos de renta variable que replican índices como el S&P 500 o el EuroStoxx 50, que hoy se comercializan a entre tres y cinco puntos básicos. Los elevados volúmenes gestionados en esta clase de estrategias crean escala y han permitido a las entidades concederse licencias de este tipo.

Los ETF de renta variable que recogen el comportamiento de índices core son muy similares. En cambio, los fondos cotizados que cubren clases de activos más exóticos o nichos de mercado no suelen ser comparables entre sí. Por lo tanto, no es raro ver cómo las entidades entremezclan productos con unas ratios de gastos totales muy próximas a cero con otros donde la comisión es mucho más elevada. Es lo que explica que, de media, el TER de un ETF de renta variable en Europa esté hoy prácticamente en el 0,39%. Hace cinco años era del 0,42%.

Un margen de bajada cada vez más escaso

Dentro de la renta variable, los ETF temáticos y los que siguen criterios sostenibles son tipologías de vehículos donde las gestoras están poniendo en valor sus filosofías de inversión, construcción de carteras y metodologías únicas para defender comisiones. Sin embargo, en lo que respecta a las estrategias que replican índices core, tras la vertiginosa carrera por bajar precios, el margen para seguir insistiendo en esta línea parece cada vez más escaso.

Queda la posibilidad de introducirse en el peligroso camino de ofrecer productos con comisiones negativas pero, por ahora, salvo casos anecdóticos muy puntuales, esa es una senda por la que los proveedores se niegan a transitar. Pese a que el impacto en el mercado podría ser sonoro, no deja de ser una maniobra muy arriesgada.

En primer lugar, porque el selector es ya consciente de que el TER no es la única variable a analizar. De hecho, se han visto casos de productos con ratios más elevadas que registran rentabilidades netas superiores a otros equiparables con unos costes más bajos. En segundo término, porque podría sembrar dudas en el cliente sobre la transparencia del producto y la manera en la que la entidad gana dinero. Y, por último, porque en una industria dominada por unos pocos, podría ser un factor que alertase a las autoridades regulatorias sobre prácticas monopolísticas en el sector.

Evolución del precio de los ETF de renta fija

Por el lado de la renta fija, la fotografía es algo diferente. La reducción de comisiones aplicadas por los proveedores a lo largo de estos últimos cinco años no ha sido tan pronunciada. Si hace cinco años el TER medio de un ETF que replica un índice de bonos estaba en el 0,212%, ahora ese porcentaje es del 0,207%. La variación ha sido mínima, de apenas medio punto básico, frente a los tres que bajaron los de renta variable en el mismo periodo. No obstante, existe un paralelismo entre ambos.

Al igual que ocurre con los ETF core de renta variable, en los fondos cotizados que replican los principales índices de renta fija las rebajas de precios por parte de los proveedores han sido constantes. Esa guerra de precios existente por reducir tarifas para atraer flujos se ha visto compensada por los TER más elevados de los productos de reciente creación lanzados para cubrir objetivos de inversión más especializados o temas específicos, como la ASG. Es lo mismo que ha ocurrido en renta variable.

Conclusión

La conclusión, por tanto, parece clara. En lo que respecta a los ETF tanto de acciones como de bonos que recogen el comportamiento de los índices más representativos del mercado, que es donde se concentra el grueso del patrimonio que gestiona la industria, todo apunta a que el precio del producto ha tocado suelo. En cambio, en aquellos otros segmentos de mercado donde la oferta de producto se encuentra en una fase inicial, la posibilidad de que veamos bajadas adicionales de precios es mayor. Hoy por hoy, lo nuevo es más caro que lo viejo.

Por ahora, en el mundo de los ETF, los costes más elevados desde un punto de vista relativo los tienen los productos multiactivos y los de gestión alternativa. El TER medio de los primeros está en el 0,442% y el de los segundos en el 0,425%. Son categorías donde, sin embargo, a los fondos cotizados les está costando penetrar. Su crecimiento está siendo ínfimo. Porque, en Europa, la mayor parte del dinero sigue estando y yéndose hacia ETF core.

Solo un dato: de las 171 categorías en las que Lipper subdivide el universo de los ETF, solo 18 tienen más de un 1% de los activos. En total estas 18 categorías absorben prácticamente el 70% del patrimonio total. Y son, en su inmensa mayoría, categorías core, tanto de renta variable como de renta fija.