El retorno de la geopolítica como factor de inversión: lecciones de un CEO que vivió en el Jerusalén de la Guerra de los Seis Días

Saker Nusseibeh NOTICIA
Firma: Cedida (Federated Hermes)

Hasta que los tanques rusos entraron en Ucrania en febrero de 2022, habíamos vivido un periodo de relativa calma en lo que respecta a acontecimientos geopolíticos adversos, especialmente en comparación con gran parte del siglo XX. Muchos inversores habían olvidado lo importante que puede ser la geopolítica a la hora de tomar decisiones de inversión.

Es fácil olvidar que esto no siempre ha sido así. “Hubo un tiempo en que los inversores comprendieron que la geopolítica y, en particular, la Guerra Fría entre la Unión Soviética y Occidente, tenían un impacto real en la volatilidad financiera y las economías, ya que se desarrollaba en una mezcla de guerras por poderes y diplomacia inusual”, cuenta Saker Nusseibeh, consejero delegado de Federated Hermes.

Cuando Nusseibeh era apenas un niño en Jerusalén Este a finales de los sesenta, vivió una de esas guerras por poderes en junio de 1967. “Aquella experiencia me enseñó que riesgo no es lo mismo que volatilidad, sino más bien la posibilidad de perderlo todo”, afirma.

En su opinión, quizás el punto álgido de aquella época llegó en 1973. El mismo año en que se anunció la retirada de Estados Unidos de Vietnam con la firma de los Acuerdos de Paz de París también tuvo lugar la Cuarta Guerra Árabe-Israelí y la consiguiente crisis de los precios del petróleo. En 1989, con el declive económico de la URSS, cayó el Muro de Berlín y el politólogo Francis Fukuyama declaró el famoso fin de la historia.

Así comenzó, hace casi 30 años, la creencia de que la globalización representaba un entrelazamiento de las economías regionales y un divorcio de la geopolítica, excepto en las economías en desarrollo marginales.

El retorno de la geopolítica como factor de inversión

Nusseibeh ve tres razones concretas por las que la geopolítica pasó a un segundo plano. En primer lugar, la euforia general que siguió al colapso de la Unión Soviética convenció erróneamente a muchos de que habíamos entrado en una era de hegemonía de las democracias (de ahí el artículo de Fukuyama) como filosofía política y de dominio militar de las potencias occidentales, que es lo que para muchos pareció demostrar la segunda guerra de Irak.

En segundo lugar, existía la falsa creencia de que una economía mundial interconectada era un fenómeno nuevo. Por último, creció la idea de que esta interconexión conduciría al fin de los conflictos y de la geopolítica como parte del panorama de los factores económicos.

“Podría decirse que las semillas de la nueva era se pusieron con la llamada diplomacia del ping-pong de los años setenta y la transformación de China con el tiempo en la superpotencia económica que es hoy”, analiza Nusseibeh. Esto generó amplias oportunidades para los inversores (que pasaron por alto la inevitable rivalidad creciente entre China y Estados Unidos). Sin embargo, el intento de Rusia de anexionarse Ucrania recordó a muchos que China considera Taiwán parte del Reino Medio y el Mar del Sur una zona de influencia china.

La reciente medida de China de restringir las exportaciones de dos metales clave utilizados para la fabricación de chips, debido a su disputa comercial con Estados Unidos, le recuerda a Nusseibeh que la economía es una extensión de la política por otros medios. “Esto no quiere decir que no haya oportunidades para invertir y, de hecho, beneficiarse de la aparición de un nuevo panorama económico. Pero para ello se necesita un conjunto específico de habilidades en el arsenal inversor”, insiste.

Los gestores capaces de sortear los riesgos geopolíticos actuales son, en su opinión, los mejor situados para generar rendimientos estables a largo plazo. “Los que no tengan en cuenta esos riesgos no sólo pueden experimentar volatilidad, sino que pueden descubrir que el riesgo significa perder todo el dinero de sus clientes, como descubrieron los que invertían en activos rusos tras la decisión de Vladimir Putin de invadir Ucrania”, sentencia.

Tener instinto para el riesgo

El reto, según Nusseibeh, para los gestores hoy en día es tener instinto para el riesgo geopolítico cuando tan pocos lo han experimentado.

En su opinión, las gestoras deben asegurarse de que cuentan con las competencias necesarias para el mundo actual. El sector debe considerar, por ejemplo, de dónde quiere contratar personal para dotarse de las competencias y conocimientos adecuados. “Los licenciados en política e historia son tan importantes y relevantes hoy en día como los licenciados en finanzas y economía. La diversidad de pensamiento es tan importante como la diversidad de formación. A menudo, ambas van de la mano”, sentencia Nusseibeh.

“Como inversor, prestar atención a estos riesgos podría ser la diferencia crucial entre asegurar su rentabilidad o quedarse sin nada”, concluye.