Informe de McKinsey&Company
Tras el fuerte crecimiento vivido en los últimos años, llega la hora de la madurez para los fondos cotizados. Y en ese proceso de maduración para los ETF, obligados a entrar en el segundo acto de su evolución, la industria tendrá que afrontar retos estratégicos y también nuevas oportunidades de crecimiento. Según el último informe de McKinsey&Company sobre la industria, titulado “The Second Act Begins for ETFs: A Disruptive Investment Vehicle Vies for Center Stage In Asset Management” (El segundo acto empieza para los ETF), tanto los líderes del mercado como los nuevos participantes tendrán que afrontar decisiones difíciles.
En el primer caso, “necesitarán afilar su enfoque al cliente, los planes de desarrollo geográfico y los precios”, a la vez que mantienen a raya a los nuevos participantes a través de la innovación. Por su parte, los nuevos tendrán que descubrir cómo atraer a los inversores, entendiendo sus necesidades evolutivas y ligar esas perspectivas a un diseño coherente de productos, precios y estrategias de distribución.
“La industria ha alcanzado un importante punto de inflexión y está entrando en una nueva fase, caracterizada por cambios significativos en el diseño de productos, distribución y regulación”, dice el informe, pues “la fórmula del éxito ha cambiado”: así, si antes el acto I estaba caracterizado por estrategias de “plantar la bandera” en las que el que primero se movía tenía la ventaja, los ganadores del acto II tendrán que tomar decisiones sobre dónde competir, reforzando y expandiendo sus capacidades para afrontar los nuevos retos y ajustar su modelo de negocio para lograr fortaleza y ventaja competitiva, según McKinsey.
Según el informe, hay varias señales que indican que el mercado está llegando a ese punto de inflexión: el competitivo panorama, la proliferación de productos, la intensa competición de precios, la incertidumbre regulatoria y el hundimiento de la financiación semilla. Pero considera que hay varias tendencias que seguirán apoyando el crecimiento de los fondos cotizados.
Entre ellas, el renovado enfoque en los costes de la inversión (los ETF son productos muy competitivos en toda la industria); el crecimiento del asesoramiento basado en las comisiones; el énfasis regulatorio en la transparencia; la creciente concienciación del inversor de su crecimiento y la menguante resistencia de los distribuidores, como bancas privadas, sobre este tipo de productos. El cada vez mayor apetito institucional es otro de los factores que juega a favor.
En este escenario en el que los ETF pasivos se han vuelto más competitivos, el informe señala que los ETF de gestión activa pueden cambiar el panorama y ser una de sus claves, además del cambio del modelo de negocio para adaptarse a los nuevos tiempos.
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