La agencia de calificación Moody’s constata que, aunque la presión regulatoria ha frenado el crecimiento de la banca en la sombra en China, la financiación irregular está encontrando otras vías de expansión.
El ‘shadow banking’ o banca en la sombra sigue vivito y coleando en China. Pese a los esfuerzos de las autoridades chinas, los canales de financiación no oficiales movían al cierre de 2014 activos por valor de 45 billones de renminbi (unos 6,3 billones de euros), una cifra equivalente al 71% del PIB chino. Un año antes, representaba el 66% del PIB, lo que denota que la denominada ‘financiación social’, que incluye a la banca en la sombra, crece más rápidamente que el PIB nominal chino y contribuye al, ya de por sí, elevado apalancamiento del gigante asiático.
“Aunque la banca en la sombra continúa creciendo, lo ha hecho a un ritmo menor en los últimos trimestres, por lo que parece que las medidas para regular el crecimiento del sector están teniendo efecto”, declara Michael Taylor, responsable de crédito para la región de Asia Pacífico en Moody’s. La agencia de calificación publica trimestralmente un informe sobre el estado y las tendencias de este importante componente del PIB chino.
Aunque Taylor afirma que “la presión regulatoria ha fomentado que el crédito vuelva a canalizarse por los sistemas oficiales”, el informe señala que las actividades de financiación están encontrando otras vías de expansión, como las plataformas electrónicas o las operaciones apalancadas en el mercado de renta variable, que experimentaron un fuerte crecimiento en la segunda mitad de 2014 –pasaron de representar un 7% de las transacciones bursátiles diarias en 2013 a más del 16%– y que últimamente también han sido objeto de escrutinio por parte del regulador chino.
Diferencias con Occidente
En otro informe reciente, Moody’s compara además la banca en la sombra china con la que existe en el mundo occidental y concluye que, mientras que en Occidente estos sistemas de financiación centran su actividad principalmente en los mercados de capitales, para suplir la demanda de instrumentos de deuda a largo plazo, en China estos intermediarios financieros ejercen una función económica muy similar a la de los bancos, dado el control gubernamental de los depósitos y los tipos de interés y las restricciones de crédito a prestatarios que no sean empresas estatales.
Taylor destaca que estas diferencias tienen importantes implicaciones para el crédito tanto por el rol que desempeñan en sus respectivas regiones como por los riesgos que suponen para el sistema financiero en general. “En concreto, los usuarios de la banca en la sombra en Occidente tienen más posibilidades que los de China de acceder al crédito a través de los canales tradicionales, por lo que es más probable que estos últimos consigan presionar al gobierno chino para que rescate entidades con el objetivo de minimizar las pérdidas”, concluye.