“Si no hay una recesión, estamos ante un punto de entrada constructivo para la deuda de mercados emergentes”, defiende Gorky Urquieta, responsable de Renta Fija Emergente en Neuberger Berman.
Un trinomio de vientos de cola sopla a favor de los mercados emergentes. Aún sin fecha fija, pero la previsión del consenso es que la política monetaria volverá a ser acomodaticia más pronto que tarde, con lo que lo que antes era las condiciones de financiación en divisa fuerte dejarán de estar bajo presión. Este cambio llega, además, en un contexto de fundamentales sólidos a nivel país y unos factores técnicos buenos como tercer punto de apoyo.
- El panorama macro, ante un punto de inflexión
“Si no hay una recesión, estamos ante un punto de entrada constructivo para la deuda de mercados emergentes”, defiende Gorky Urquieta, responsable de Renta Fija Emergente en Neuberger Berman y gestor del fondo con Rating FundsPeople NB Short Duration Emerging Market Debt Fund.
“El consenso apunta a que hemos pasado el pico de la inflación”, interpreta el gestor. Un ciclo de inflación que todo sea dicho también fue un obstáculo bien capeado por el mercado de emergentes en general. “De media los bancos centrales de los emergentes comenzado a subir tipos 12 meses antes que los desarrollados y fueron igual de agresivos con sus medidas”, desgrana Urquieta. Ahora volvemos a ver esa proactividad. Por ejemplo, el banco central de México ya ha recortado una vez los tipos de interés. Aunque han pausado en su última reunión, no deja de ser notable que dieran en paso sin esperar a la Reserva Federal.
- Los fundamentales son un punto de apoyo
Y los emergentes entran en esta nueva fase del ciclo con unos fundamentales mejores de lo esperado. “Para lo rápido e intenso que ha sido el ciclo de subidas de tipos, los países emergentes han resistido razonablemente bien”, reconoce Urquieta. Desde la perspectiva de la renta fija, el periodo de 2020, con la pandemia, fue más doloroso en cuanto a niveles de impago. En contraste, en los años más recientes solo el estallido del conflicto en Ucrania tuvo un efecto en los defaults e incluso ahí fue un tema aislado a la región afectada. El impacto más destacable fue Sri Lanka, que en abril de 2022 suspendió unilateralmente los pagos de su deuda en divisa extranjera.
Pero, como bien apunta el gestor, ahora hemos dejado atrás el periodo de alta inflación y 15 meses de política monetaria restrictiva. “Con el pico detrás de nosotros, al mercado le ha sorprendido la resiliencia de países como Argentina, Ecuador o Egipto, que parecían estar al borde de un problema importante”, reconoce. Incluso países que sí incurrieron en un default como Sri Lanka o Ghana, están en proceso de reestructurar su deuda. “Incluso Turquía se ha recuperado de los problemas de 2021”.
“Los emergentes de hoy no son los de hace 20 años. En este ciclo no hemos visto los excesos del pasado; no han llegado a la ralentización económica con unos niveles de gasto elevados o unas divisas locales sobre valoradas como vimos en el pasado”, defiende Urquieta.
- No es una clase de activos saturada
Un tercer factor positivo es que la clase de activos no está sobrecomprada. De hecho, podríamos decir lo contrario. Como bien resalta Urquieta, la renta fija de mercados emergentes en general encadena dos años y medio de flujos negativos. En 2022 salieron unos 80.000 millones de dólares de la categoría, un nivel relevante de capital. En 2023 las salidas se moderaron, pero aun así sumaron 35.000 millones de saldo neto negativo. Esto es un punto importante porque significa que el riesgo de una huida repentina de capital extranjero, que pudiera provocar un evento de liquidez, es mucho menor.
El ejercicio pasado precisamente es el más inusual porque el rendimiento del índice fue positivo. “Tradicionalmente los buenos resultados atraen el capital, pero al final del día competimos contra una rentabilidad del Tesoro estadounidense que ronda el 5%. Mi previsión es que cuando los tipos comiencen a bajar, los inversores vuelvan a buscar papel con mayor riesgo y rentabilidad”, cuenta.
En lo que va de año el balance neto aún es negativo, con unos 12.000 millones de salidas. Dicho esto, el gestor sí detecta que ha habido un punto de inflexión en el apetito inversor en las últimas semanas. “Estamos viendo algo de flujo positivo y sobre todo bastantes preguntas de clientes”, cuenta.