Los expertos de BBVA Research explican las diferentes vías utilizadas en Brasil o Argentina en comparación con la Alianza del Pacífico.
El uso de políticas macroprudenciales en países desarrollados y en ciertas regiones emergentes como sustituto de los instrumentos tradicionales de la política monetaria ha sido una práctica común durante las últimas décadas, una tendencia a la que, sin embargo, las autoridades reguladoras de América Latina se han incorporado tarde. No obstante, desde que éstas comenzaran a implementarlas, se han llevado a cabo con especial atención e ímpetu, “centrándose en el capital y en la liquidez y, en menor medida, en los mercados de crédito”, resume el último informe de BBVA Research.
La política macroprudencial consiste en un “conjunto de reglamentos y herramientas dirigidos a garantizar la estabilidad financiera evitando la creación de burbujas de precios de activos y desequilibrios del sistema financiero”, según la definición que maneja el Servicio de Estudios de BBVA. Así, los países de Latam han ido adoptando paulatinamente una serie de medidas macroprudenciales en los últimos años para reducir los riesgos financieros y macroeconómicos en un contexto donde el robusto crecimiento interno y el exceso de liquidez en los mercados mundiales han ejercido presiones sobre el precio de los activos de la región.
Además, que estos países latinoamericanos hayan comenzado a mirar hacia este tipo de políticas reguladoras viene impulsado en buena parte por la reciente evolución del marco macroprudencial mundial, donde destacan las recomendaciones de los acuerdos de Basilea III. Por otra parte, el “sesgo intervencionista” mostrado por los reguladores en algunos países de la región también ha influido en el “frenesí” que se ha desatado recientemente en el terreno macroprudencial, puntualiza BBVA Research.
Brasil y Argentina vs la Alianza del Pacífico
Sin duda, resaltan los economistas del Servicio de Estudios de la firma española, “Brasil es el país donde se han utilizado políticas macroprudenciales con mayor frecuencia e intensidad”, mientras que, en algunos de los países andinos y que conforman la Alianza del Pacífico, el activismo macroprudencial ha sido menos intenso que en Brasil y Argentina. Incluso, destacan, “en los casos de Chile y Paraguay ha sido prácticamente inexistente”.
A modo de ilustración, en países como Chile, Colombia y México, algunas de las políticas más utilizadas han sido los requisitos de liquidez y los ratios de capital y apalancamiento. Perú, por su parte, ha optado por el uso activo de los encajes bancarios y los requerimientos de capital anticíclicos.
En México y Colombia, además, existen instituciones que vigilan este proceso: el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero en el caso mexicano y el Comité de Coordinación para el Seguimiento al Sistema Financiero en el colombiano.
Brasil, el gran protagonista de estas políticas, ha echado mano de cuotas específicas de préstamos a determinados sectores, de los encajes bancarios, de límites sobre las posiciones cortas y descalces en divisas y de ratios de capital y apalancamiento. Argentina, un país muy señalado por su inestabilidad dentro de la región, ha llegado a establecer incluso límites sobre la distribución de beneficios.
Lo que es cierto es que muchas de las medidas macroprudenciales en la región se establecieron antes de la crisis financiera de 2008 y 2009, apunta BBVA Research. “Se debe a que la mayoría de los países experimentaron crisis financieras a finales del siglo XX y una de las lecciones aprendidas fue la necesidad de implementar medidas macroprudenciales para evitar la creación de desequilibrios durante los ciclos expansivos”, justifican los analistas de la entidad española, quienes prevén que “la regulación macroprudencial seguirá siendo una alternativa de política importante en los próximos años”.