La amenaza de una posible victoria electoral del partido populista de extrema derecha PVV ya se está reflejando en el diferencial de la deuda neerlandesa.
Holanda estrenará la agenda electoral europea el próximo 15 de marzo, con las elecciones a la Cámara de Representantes. Ante los rumores de Nexit en caso de que gane la formación antieuropea PVV, desde Fidelity International la economista Anna Stupnytska analiza cuáles son las opciones y qué podrían esperar los inversores.
Antes de nada, unas pinceladas sobre el sistema de gobierno holandés. La Cámara de Representantes está compuesta por 150 escaños. El sistema de representación proporcional de listas de partidos da lugar a un número relativamente grande de grupos parlamentarios, lo que exige negociaciones entre los partidos para conformar gobiernos. “Con frecuencia, el número de escaños obtenidos el día de las elecciones no es el factor decisivo para la formación de gobierno; en cambio, la capacidad de los partidos para negociar coaliciones es esencial”, explica la experta. Desde 1946, el periodo medio para negociar una coalición ha sido de 89,5 días.
Los tres partidos holandeses tradicionales son el CDA (democristiano), el PvdA (laborista / socialdemócrata) y el VVD (conservador / liberal de centro-derecha), aunque los tres han perdido votos en los últimos años. De hecho, Holanda ha vivido fases continuadas de inestabilidad desde el comienzo del siglo XXI: “Desde 2002, solo el gobierno más reciente (VVD con PvdA) ha agotado la legislatura, mientras que el fracaso de las coaliciones provocó la convocatoria de elecciones anticipadas en 2003, 2006, 2010 y 2012”, precisa Stupnytska.
En esta cita electoral, la novedad ha sido que haya superado en intención de voto al gobernante VVD el PVV, liderado por Geert Wilders. Es un partido que la experta define como “populista, anti-UE y de extrema derecha”. Según los sondeos, el PvdA podría perder la mayoría de los 38 escaños que obtuvo en 2012, y sería poco probable que el CDA recuperase las pérdidas sufridas en 2010.
El escenario central de Fidelity
Los sondeos actuales apuntan al PVV como el partido que atraería mayor número de escaños. Sin embargo, la economista indica que “una coalición encabezada por el PVV, con Wilders como primer ministro, tropezaría con obstáculos importantes”. Por un lado, tanto el VVD del actual primer ministro Mark Rutte como el euroescéptico Partido Socialista (PS), han descartado un acuerdo con Wilders. El CDA podría resultar un socio incómodo para el PVV, dado que su hundimiento electoral en 2010 se atribuyó al fracaso de su pacto con este partido. Stupnytska añade que “es difícil que Wilders, quien se percibe como un outsider radical antisistema, haga concesiones en relación con sus políticas extremas”.
En Fidelity ven como resultado más probable “una negociación prolongada que dé lugar a otro gobierno liderado por el VVD con Rutte como primer ministro”. Para conseguirlo, “necesitaría el apoyo del CDA, el centrista D66 y el GroenLinks (Partido Verde)”. Como la última serie de encuestas ha arrojado 73 escaños para la combinación de estas formaciones, la representante de Fidelity cree que se conseguirían los tres escaños restantes para llegar a la mayoría con el apoyo de un quinto socio. Entre las opciones restantes figuran el 50Plus (intereses de los jubilados), la Unión Cristiana (centro-derecha) o el PvdA, que parece la opción más probable porque es socio de la coalición de gobierno actual.
La materialización de esa gran coalición sería “muy favorable a la integración europea”. Con una aclaración: “Con independencia de la constelación exacta de partidos gobernantes, es muy probable que el próximo gobierno trate de conseguir algunas reformas en la UE, en un intento por frenar los sentimientos populistas, euroescépticos y contrarios a la inmigración impulsados por el PVV de Wilders”.
Escenarios alternativos
Stupnytska advierte que “no se puede descartar que el VVD se retracte de su promesa anti-Wilders, tal vez con la renuncia de Rutte para allanar el camino a una coalición entre el VVD y el PVV”. Aun así, según las encuestas actuales, seguirían necesitando el apoyo de otros partidos para formar una mayoría, “lo que probablemente tendría un coste inaceptable para Wilders”.
De hecho, la economista afirma que “fuera de los partidos tradicionales, Wilders tiene pocas oportunidades de coalición”. Las matemáticas no saldrían: si pacta con el conservador SGP, aún necesitaría otros 45 escaños. Si se acuerda no elevar la edad de jubilación, podría atraer 9 escaños del 50Plus. Incluso si se añadiera otro acuerdo para atraer al CU, sólo se sumarían 46 escaños en total.
Incluso si Wilders consiguiera una posición de control en el próximo parlamento, Stupnytska considera que “un referéndum legalmente vinculante sobre el Nexit seguiría siendo poco probable”. Esto es debido a la legislación neerlandesa, que establece que los referéndums públicos no son vinculantes. “Ambas cámaras del Parlamento tendrían que aprobar una ley que permitiera una votación al estilo del Brexit. La ley para celebrar un referéndum vinculante ha sido debatida, pero exige una mayoría de dos tercios en ambas cámaras. El Senado o uno de los partidos más pequeños en una posible coalición con Wilders, tal vez el D66 o el PvdA, seguramente vetarían una votación sobre el Nexit", resume la economista.
Reacción del mercado
La incertidumbre sobre el resultado electoral ya se está poniendo en precio. La economista destaca que “junto con los franceses y los italianos, los diferenciales de los bonos neerlandeses se han ampliado al intensificarse la preocupación por los resultados políticos antisistema durante el último mes”. Stupnytska insiste en su mensaje tranquilizador: una gran coalición “no supondría ningún cambio sustancial en las perspectivas de la política neerlandesa”, e incluso “podría convertirse en uno de los catalizadores de una mayor integración europea, que sería positiva para el mercado”.
En el corto plazo, “la rápida formación de una nueva coalición sin el PVV probablemente se consideraría como una señal (provisional) de derrota de las insurgencias populistas en Europa, lo que puede suponer cierto alivio en el periodo previo a la segunda vuelta de las elecciones en Francia”. Sin embargo, aclara que la incertidumbre podría permanecer algún tiempo, dado que podría llevar varias semanas la negociación de una nueva coalición. “Esto repercutiría negativamente sobre las negociaciones de la deuda griega (suponiendo que no se llega a ningún acuerdo antes del 15 de marzo), así como sobre las negociaciones del Brexit, ya que algunas decisiones sobre este tema tal vez deban aplazarse hasta la toma de posesión de una coalición en los Países Bajos”, concluye.