En defensa del growth: hablan dos gestores con Rating FundsPeople

Fotos cedidas (Comgest y Polen)

Durante muchos años el estilo growth ha sido la apuesta ganadora, pero desde mediados de 2021 la tendencia en el mercado ha rotado. Ahora es el sesgo value/cíclico el que está despuntando, aupado casi en su totalidad por el rally en el sector energético. Le pregunta que se hacen muchos inversores es: ¿ahora qué?

Lo saben bien James Hanford, cogestor del Comgest Growth Europe, y Simon Gregory, especialista de inversión del equipo del Polen Capital Focus U.S. Growth Fund. Ambos fondos cuentan con el Rating FundsPeople 2022 por su buena rentabilidad ajustada al riesgo. Cada uno en su categoría, pero ambos se sitúan en los primeros percentiles por rentabilidad a cinco años.

Una consistencia que contrasta con los decepcionantes resultados de 2022. Los dos fondos acumulan una caída del 25% en lo que va de año, lo que les coloca en el rango bajo de su cuartil en el caso del fondo de Polen y a media tabla en el de Comgest. “Nos ha sorprendido que el factor calidad no ha protegido tan bien como esperábamos”, reconoce Gregory. “Puede que los bancos centrales haya actuado tarde, pero al fin están trabajando para calmar la oferta de dinero, lo que ha desencadenado las caídas de las valoraciones”, interpreta.

No obstante, ambas firmas se mantienen fiel a su estilo de gestión. Es más en un reciente evento en Madrid expusieron sus argumentos en defensa del growth a las puertas de una recesión económica. “Seguimos creyendo que nuestras empresas están bien posicionadas para capear el temporal. A largo plazo el valor de una empresa va de la mano de su crecimiento. Lo que importa son las perspectivas a tres, cinco y 10 años”, defiende Hanford.

Una corrección de múltiplos, no fundamentales

En su opinión, la tesis a favor del estilo growth sigue vigente porque en realidad el crecimiento de este tipo de empresas se ha mantenido a pesar de una economía más débil. “En 2022 las compañías en cartera han crecido un 12% de manera orgánica. Pero es que incluso en 2009, el crecimiento de beneficios fue del 3%”, subraya. “Lo que ha afectado la cartera no son los fundamentales subyacentes sino la contracción de los múltiplos”, explica.  

En el caso del Comgest Growth Europe el PER de la cartera ha bajado de 32 veces beneficios a 22 veces. Esto lleva su ratio precio/beneficios de vuelta a su media histórica. “Lo cierto es que en el equipo nos sentimos más cómodos con las valoraciones de la cartera ahora que hace un año”, reconoce. Por citar un ejemplo, mantienen su convicción con ASML, una de sus mayores posiciones en cartera. “Tiene una ventaja competitiva excepcional y un potencial aún más emocionante. Calculamos que podrá crecer un 20% anualizado en los próximos cinco años”, cuenta Hanford.

O Novo Nordisk, como ejemplo de negocios con escudo en tiempos de crisis. “Las personas con diabetes seguirán necesitando insulina mientras que la inflación en costes de Novo Nordisk es prácticamente cero porque no depende de materias primas. Además, cuenta con un pipeline de innovación potente. Está obteniendo buenos resultados de su medicación para luchar contra la obesidad”, afirma el gestor.

Motores de crecimiento propios

“Nuestra cartera no depende del precio de la electricidad”, sentencia Hanford. Y Gregory coincide con esa filosofía: “Buscamos empresas con su propio motor de crecimiento, con un aumento de beneficios real, no impulsado por M&A o recortes de gastos”. En esa línea, defiende que su mejor herramienta para mitigar el riesgo es invertir en las mejores y más resilientes compañías. En el caso de Polen, es apostar por negocios con un ROE consistentemente alto, fuertes balances, altos niveles de generación de flujo de caja, poder de margen y preferiblemente sin deuda. 

Dicho esto, sí están adaptando sus carteras al contexto actual. Por ejemplo, en las carteras de Polen tenían nombres de calidad del sector de consumo básico que ahora han rebajado. Por el contrario, están apostando fuerte por negocios SaaS, como Adobe, ya que no solo ofrecen más claridad en sus beneficios sino que son recurrentes. “Los beneficios por acción de Adobe han crecido de media un 15% anual. ¿Cómo? Es poder de fijación de precios. La compañía acaba de volver a subirlos”, subraya.

En su opinión, el mercado actual no le está dando un valor justo al factor calidad. “A pesar de que son compañías líderes que siguen presentando un crecimiento fuerte”, lamenta.