El escenario de bajadas de tipos de los bancos centrales seguirán apoyando la renta variable. Así lo creen los expertos. A la hora de posicionarse, eso sí, hay unanimidad entre ellos: Estados Unidos.
En qué geografías y sectores de renta variable invertir en 2025: las 10 grandes gestoras españolas responden
El entorno económico sigue siendo atractivo para asumir riesgo en bolsa. En el quinto año del ciclo expansivo, que se inició después de la pandemia, no detectamos ninguna de las fragilidades esperables a estas alturas. Ni las familias ni las empresas han sobreinvertido, ni se han endeudado excesivamente.
En determinados segmentos de la bolsa de EE. UU., las circunstancias favorables están tan reflejadas en la valoración, que es difícil que tengan un rendimiento similar al de los últimos años, pero consideramos que hay oportunidades de sobra para los inversores que apuesten por una generalización de ese buen comportamiento. En nuestro caso pensamos que la diversificación debe realizarse a lo largo de cuatro ejes: geográfico (en bolsas fuera de EE. UU.), sectorial (hay vida fuera de la tecnología), de capitalización (medianas empresas frente a grandes) y de valoración (no pagar en exceso por el crecimiento).
1/10En el actual escenario de renta variable seguimos viendo una región que se distancia del resto del mundo, la americana. Tras dos años de excelentes retornos, la renta variable americana se encuentra en valoraciones muy exigentes y la clave para afianzar esta tendencia positiva será que tanto los beneficios como el buen desempeño de la economía siga traccionando (como creemos que será el caso). No obstante, estas elevadas valoraciones son un elemento de riesgo, por lo que resulta fundamental mantenerse vigilante y ser muy activo en la gestión. Seguimos favoreciendo tanto sectores vinculados al ciclo y fortaleza del sector servicios como a las tendencias seculares derivadas de la I.A. (tecnología y servicios de comunicaciones).
Respecto a la renta variable europea, los peores indicadores macroeconómicos frente a EE. UU. en los últimos meses, la potencial implementación de nuevas tarifas al comercio tras la victoria de Trump y la inestabilidad política en Francia y Alemania han sido el principal obstáculo para que los índices cierren el año con rentabilidades positivas, pero inferiores a EE. UU. Para mejorar su comportamiento relativo, Europa necesita que se aclaren total o parcialmente estos tres factores, aunque ahora mismo la renta variable europea se encuentra cerca de mínimos históricos frente a la americana con unas revisiones de las estimaciones de beneficios que parecen dar síntomas de haber tocado suelo. El posicionamiento relativo también es muy corto, por lo que Europa debería estar bien posicionada para un rebote relativo si alguno de los factores mencionados anteriormente comienza a disiparse. Favoreceríamos una estrategia que combine altos retornos sobre el capital empleado y valoraciones atractivas, con algunos sectores específicos como utilities, farmacéuticas o financiero.
2/10Mantenemos un posicionamiento favorable a las bolsas en 2025. Pensamos que los principales países crecerán en torno a su potencial económico, aunque el panorama no está exento de riesgos. EE.UU. puede crecer el 2% y, además, existe margen para que esa cifra sea finalmente superior, en parte precisamente porque la situación parece favorable a la inversión empresarial. La Eurozona crecerá aproximadamente el 1% y China en torno al 4,5%. Con estas cifras, nuestras estimaciones señalan que el S&P 500 puede registrar un crecimiento de beneficios del 10% y el Stoxx 600 del 5%. Si asumimos que las valoraciones actuales no van a experimentar variaciones significativas, EE.UU. parte aparentemente con ventaja, dada la calidad y el crecimiento de sus empresas, mientras que Europa queda más a expensas de su atractiva valoración, que a su vez para lucir necesita de un contexto global de crecimiento sólido y posiblemente de cierta atenuación de algunos de los nubarrones actuales, bien sean en forma de aranceles, bien en forma de riesgo geopolítico.
3/10En renta variable somos positivos especialmente en EE.UU. un mercado donde sí es cierto que las valoraciones son más exigentes, pero el crecimiento y las potenciales políticas especialmente de desregulación y bajada de impuestos benefician enormemente a las compañías estadounidenses. En Europa, tenemos un sesgo más neutral, por los riesgos de tarifas y la exposición a China donde el crecimiento va a tardar en reactivarse.
En cuanto a estilo de inversión, estamos reorientando nuestras carteras hacia un mayor sesgo cíclico basado en compañías norteamericanas, especialmente sector financiero, e industrial. En tecnología también mantenemos nuestra visión positiva, por el contrario, pensamos que aquellos sectores con un perfil especialmente defensivo tipo consumo básico podrían quedarse algo retrasados.
4/10Cautela es lo que mejor define nuestro posicionamiento en renta variable de cara al 2025, basada principalmente en el momento del ciclo en el que estamos, ciclo “tardío” a nivel global, especialmente en Europa y en menor medida en EE.UU. Esta lectura del ciclo nos lleva a plantear un posicionamiento prudente a nivel grado de inversión, más enfocado en EE.UU. a nivel regional, un mercado más defensivo que Europa y Emergentes y apostando principalmente por compañías growth con capacidad estructural de crecimiento.
En EE.UU. percibimos determinadas señales de alerta en los “Mag7”, especialmente por el nivel de concentración de los índices y una peligrosa combinación de múltiplos elevados y exigentes expectativas de crecimiento de beneficios, por lo que nos posicionaríamos de una manera más diversificada. La lectura en la parte europea es distinta. Aquí el ciclo comienza a asimilarse al pre-covid en términos de crecimiento potencial, inflación y, en menor medida, tipos de interés, por lo que nos centraríamos en el segmento de pequeñas compañías, que presenta una atractiva combinación de valoraciones y capacidad de crecimiento. Por último, en lo que respecta a emergentes, pensamos que lo más razonable para los próximos meses es centrar la exposición fuera de China.
5/10Las bajadas de tipos de los bancos centrales en un escenario en el que se evita la recesión económica seguirán apoyando la renta variable, pero los niveles de valoración alcanzados en las bolsas nos hacen entrar en 2025 con una posición neutral.
A nivel geográfico seguimos estando muy escorados a EE.UU en nuestras carteras. Y respecto a la asignación sectorial, en Europa seguimos sobre ponderando los sectores más beneficiados a las bajadas de tipos y los sectores defensivos. En cambio, en EE.UU optamos por sectores más cíclicos y más sensibles a las políticas de Trump, como las financieras, sin olvidarnos de la tecnología y las pequeñas compañías.
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El escenario actual de aguante del crecimiento global con los bancos centrales continuando con los recortes de los tipos de interés de intervención, da soporte a los activos de riesgo. En este contexto, nuestro posicionamiento en bolsa prioriza aprovechar las oportunidades en aquellos segmentos y mercados que se han quedado rezagados.
En Estados Unidos, aunque las valoraciones son altas (especialmente en el sector tecnológico y en las megacaps), vemos oportunidades en sectores que se verán beneficiados por las políticas de la administración Trump: cíclicos como el financiero y el de consumo discrecional por la desregulación y los recortes de impuestos y, en general, las pequeñas y medianas compañías por la política arancelaria. En Europa, a pesar de las incertidumbres políticas y fiscales, los bancos presentan todavía valoraciones atractivas, y las utilities podrían beneficiarse de un entorno de tasas de interés más bajas.
Adicionalmente somos constructivos con Japón debido a la fortaleza del dólar y a la diferencia de valoración con a otros mercados del área. Y en los mercados de economías emergentes vemos oportunidades en Asia, especialmente en India, que aúna un crecimiento económico fuerte con una geopolítica favorable, y en Corea del Sur, que se beneficia de las buenas perspectivas para el sector tecnológico y del programa de mejora de la gobernanza corporativa, aunque en este último caso tendremos que ver cómo evoluciona la reciente crisis política.
7/10En renta variable, mantenemos un posicionamiento cercano a la neutralidad, tanto en nivel de inversión como en diversificación geográfica. La economía americana sigue creciendo a buen ritmo y el resultado de las recientes elecciones, que seguramente se traducirá en menores impuestos y regulación, supone un impulso adicional para el crecimiento de los beneficios empresariales, pero las valoraciones son bastante exigentes y detectamos cierto nivel de complacencia por parte de los inversores. En cambio, aunque la situación de Europa es mucho menos halagüeña, sobre todo en países como Alemania y Francia, las expectativas del mercado son bajas y las valoraciones más atractivas.
En EE.UU. nuestras apuestas se centran en los sectores de mayor crecimiento, como el tecnológico, pero también en aquellos que más se deberían beneficiar de la victoria de Trump, como las compañías de baja capitalización. En Europa, sin embargo, nuestras apuestas se centran en aquellos sectores que más se deberían beneficiar de las bajadas en los tipos de interés, como el de infraestructuras o las utilities, y de aquellos que están más expuestos a la recuperación de la demanda global, como el del lujo.
8/10De cara al próximo año somos moderadamente optimistas en cuanto a la renta variable, pero vemos importantes divergencias entre geografías. Aunque las bolsas norteamericanas tienen unos niveles de valoración muy exigentes, incluso neutralizando el efecto de ‘las Siete Magníficas’, creemos que disfrutan de ciertos vientos de cola que deberían permitir retornos adicionales interesantes. La mayor fortaleza mostrada por la economía en los últimos meses, el inicio del ciclo de bajadas de tipos y más recientemente la tracción que está generando la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con sus promesas de bajadas de impuestos y desregulación, creemos que deberían tener un efecto positivo sobre el mercado. Esperamos un crecimiento de beneficios sólido de en torno al 14 o 15%, que daría margen para subidas adicionales desde los niveles de finales de este año ligeramente superiores al 10%. La bolsa europea, a pesar de cotizar con un descuento relativo en términos de múltiplos superior al 60% respecto a la americana, carece en estos momentos de suficientes catalizadores como para pensar en que dicho gap pueda cerrarse. La debilidad económica del viejo continente, los constantes problemas políticos (elecciones en Alemania, moción de censura en Francia, etcétera) y más recientemente la amenaza de nuevos aranceles a la exportación por parte de Estados Unidos siguen siendo una losa muy dura. Con todo, no descartamos que pueda haber sorpresas dado el gran atractivo por valoración en numerosos sectores y compañías si cambiase algo el rumbo de los acontecimientos. El retraso en la imposición de aranceles, el anuncio de un nuevo paquete de estímulos en China, un acuerdo de paz en Ucrania en condiciones aceptables o, incluso, la posibilidad de que Alemania eleve su nivel de gasto público en caso de que prosperen las tesis de la CDU tras las elecciones de febrero, podrían servir como detonante.
Empezamos a ser más favorables de forma tímida hacia cíclicos respecto a defensivos; preferimos crecimiento y calidad frente a valor; y desarrollados frente a emergentes. Pensamos que hay temáticas interesantes a vigilar el próximo año, dado el nuevo entorno de tipos y crecimiento, al que hay que añadir la llegada de Trump, entre las que resaltaríamos defensa y ciberseguridad, cambio climático, energía nuclear, infraestructuras y, por supuesto, la inteligencia artificial.
9/10De cara a 2025, creemos que los activos de riesgo pueden seguir registrando un buen comportamiento favorecidos por una mayor relajación monetaria a medida que la inflación se acerca a los objetivos de los bancos centrales y el escenario central sigue de crecimiento moderado. Estamos positivos en renta variable de Estados Unidos y varios son los factores que lo justifican; por un lado, el crecimiento de los beneficios empresariales donde las estimaciones apuntan a incrementos de doble dígito, el impulso de la tecnología y más concretamente de la inteligencia artificial, que puede llevar a un aumento de la productividad, la relajación de los tipos de interés y la fortaleza del mercado laboral.
En Europa, creemos que, aunque el entorno macroeconómico y sobre todo el político apunta a la cautela, también hay oportunidades con valoraciones atractivas, si bien aquí creemos que hay que ser selectivos. En cuanto a los sectores seguimos destacando el de tecnología de la información y servicios de comunicaciones, ya que nuestra visión es que las compañías del sector tienen un elevado potencial de crecimiento estructural. Desde nuestro punto de vista, la inteligencia artificial está en sus inicios y creemos que seguirán siendo las grandes compañías tecnológicas las que serán capaces de capturar ese crecimiento en los próximos años. Además de esto, tenemos una visión favorable en el sector de salud, consumo cíclico, servicios financieros y aquellas compañías vinculadas con la transición energética que se van a beneficiar de un entorno más favorable en los tipos de interés.
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