¿Es China un peligro o una oportunidad? Las gestoras internacionales analizan el proceso de transformación de esta economía

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think cink, Flickr, Creative Commons

El debate sobre si China ejecutará un hard landing (aterrizaje brusco después de años de crecimiento de doble dígito) o un soft landing (transición moderada hacia un crecimiento inferior) vuelve a ganar incandescencia tras la publicación del último dato oficial sobre el PIB del país, que refleja que China creció un 7% interanual en el primer trimestre de 2015, frente al 7,3% del trimestre anterior. Con motivo de este dato, y teniendo en cuenta las medidas del Gobierno chino y del Banco Popular de China de los últimos meses, las gestoras internacionales actualizan sus puntos de vista sobre la C de los BRIC.

Cada vez más expertos se muestran escépticos con los esfuerzos reformistas chinos. En este grupo figura por ejemplo Craig Botham, economista de mercados emergentes de Schroders: “Aunque los últimos datos sobre el PIB chino estaban en línea con las expectativas, dudamos de si los esfuerzos por estímulos son suficientes para causar que el crecimiento se acelere”. El experto aporta algunos datos macro preocupantes: la producción industrial registró durante el mes de marzo un mínimo de 15 años, en el 5,6%, mientras que las ventas minoristas cayeron hasta el 10,2%, un nivel inédito desde 2006. También destaca la caída de las inversiones hasta un mínimo récord, algo que atribuye a los sectores inmobiliario y manufacturero “a pesar de las medidas de estímulo ejecutadas por el banco central en los últimos meses”. “En parte esto puede ser porque, con un deflactor del PIB del -1,2%, los tipos reales todavía están subiendo a pesar de las medidas monetarias”, explica adicionalmente.

Así, Botham llama la atención sobre el hecho de que el crecimiento nominal haya sido inferior al crecimiento real por primera vez desde 2009, al ceder desde el 7,7% hasta el 5,8%: “Aunque el IPC pueda ser todavía positivo, China en conjunto parece estar experimentando deflación”. Por todos estos datos, el economista de Schroders concluye: “Los esfuerzos de estímulo no constituyen, bajo nuestro punto de vista, una respuesta suficientemente fuerte como para causar una gran aceleración del crecimiento. Por ejemplo, el alivio monetario no ha dado como resultado que se redujeran los intereses de los préstamos a nuevos negocios porque los bancos intentan mantener sus márgenes, mientras que los intereses de los préstamos concedidos todavía son más elevados en términos reales a pesar de los recortes nominales, debido a la desinflación. Por tanto, se necesitan y esperan más estímulos para este trimestre”. 

Más duro se muestra Nicolas Doisy, economista jefe de Amundi: “Los problemas de China empezaron hace un año, pero las semillas llevan plantadas desde 2009, cuando sus líderes eligieron estimular el crédito en vez de realizar estímulos fiscales. La burbuja está reventando ahora”. Este experto llama la atención sobre las dos ocasiones en las que el yuan experimentó una fuerte depreciación en 2014. “China tenía dos opciones, o devaluar para adaptarse a un entorno de Nueva Normalidad con deflación, o estabilizar la moneda para prevenir una devaluación”. Como se ha visto posteriormente, el país eligió estabilizar su divisa, y Doisy cree que no tenía otra opción debido al elevado apalancamiento del sector corporativo: “Se permitió un poco de depreciación que no causara un crash en el sector privado”. 

Para el representante de Amundi, el gobierno del PCCh debería centrar sus esfuerzos reformistas a lo largo de este año en una única área: la fiscal. “China va a hacer sus deberes fiscales, por fin ha elegido las políticas correctas. Con esta decisión han congelado una crisis incipiente en los mercados emergentes. La política fiscal china será para el beneficio del sur, pero también beneficiará a EE.UU. y Europa”. No obstante, Doisy aclara que “existe una posibilidad entre cinco de que ocurra un accidente”. Este accidente podría materializarse en forma de una fuerte depreciación del yuan y salidas de capital del país. 

Desde M&G Investments, Mike Riddle coincide en su análisis con los puntos expuestos por sus colegas de Schroders y Amundi sobre los orígenes de los problemas de China y la situación deflacionaria. En una entrada del blog sobre renta fija Bond Vigilantes, Riddle alerta de que “el mayor efecto que la ralentización de China está teniendo sobre el resto del mundo puede ser sobre el colapso de las tasas de inflación que estamos viendo casi en todas partes”. Va más allá, al declarar que “China parece estar exportando una deflación sustancial, y este hecho está por encima del efecto que una ralentización de la economía china está teniendo sobre los precios de las materias primas”. 

En su análisis, Riddle afirma que la tasa de inflación del gigante asiático “ha estado altamente correlacionada con todas las grandes economías salvo con los BRICS y Japón”, aunque indica que la ausencia de correlaciones entre los BRICS y Japón con respecto al resto de economías “probablemente tiene mucho que ver con la extremada volatilidad de las divisas de estos países”. De hecho, el experto señala que la correlación de la inflación general en China con la de EE.UU. es del 0,8 y del 0,7 con Reino Unido y la eurozona desde 2009. 

Una visión más neutral

Desde Fidelity Worldwide Investment Raymond Ma, gestor del FF China Consumer, ofrece una visión más neutral sobre la economía. “La actividad económica en China, más débil de lo esperado, ya ha provocado una serie de acciones políticas en los últimos dos meses”, observa el experto. Se fija particularmente en el alivio fiscal aplicado a las PYMES, el incremento de la financiación a proyectos de inversión relacionados con recursos acuíferos y al recorte del ratio de reservas de los bancos y de los tipos de interés. Ma considera que el Gobierno chino tendrá que extender estas acciones en los próximos meses para poder cumplir con el objetivo de crecimiento del 7%, y considera que entre las medidas más probables figuran “un desembolso más rápido y mayor en inversión en infraestructuras, mayor gasto en bienestar social y recortes de impuestos”. 

En terreno monetario, el gestor calcula que 2015 todavía está por presenciar una política más expansiva: “Dado el aumento repentino de los tipos de interés reales desde finales de 2014 debido a la caída de la inflación, se espera un recorte más profundo del índice de tipos de interés”. Por otra parte, al continuar los flujos de salida de capitales transfronterizos, el experto espera que “las condiciones de liquidez onshore probablemente permanezcan tensas”, lo que a su vez podría llevar a más recortes en el ratio de reservas. “Un mayor apoyo fiscal y monetario, así como una recuperación guiada por EE.UU., podrían contrarrestar la ralentización en curso de la economía china. En términos generales, se espera que la economía mejore gradualmente, empezando al final del segundo semestre o al principio del tercer trimestre, a medida que los efectos positivos de las políticas de estímulo fiscal y monetario empiecen a filtrarse a través de la economía real”, concluye Ma. 

También muestran una posición pragmática los expertos de Pioneer Investments. El economista Qinwell Wang y Monica Defend, directora global de asignación de activos, afirman que a pesar de los malos datos macro “las condiciones subyacentes probablemente no son tan malas como sugieren los números generales”. Wang y Defend aseguran que “la ralentización ha provenido en gran medida del ajuste estructural, con la debilidad concentrada principalmente en el sector inmobiliario, mientras que el sector privado se ha comportado relativamente bien. El crecimiento de las ventas minoristas también ha sido relativamente estable en términos reales, aunque cedió en términos nominales”. También señalan que, aunque fue negativo durante los dos primeros meses del año, el crecimiento de los beneficios del sector industrial ha mejorado ligeramente, y argumenta que las caídas registradas se pueden atribuir en gran medida a las compañías de extracción y refino de petróleo y al sector minero como consecuencia de la caída de los precios de las materias primas. 

“Mientras que mucha gente se ha estado preocupando por la competitividad de los exportadores de China dada la reciente fuerza del renmimbi contra el euro y el yen, las exportaciones en febrero sorprendieron al consenso al alza, con un crecimiento interanual del 48,3%”, comentan asimismo desde Pioneer. En cuanto a la debilidad de las importaciones, que refleja en su opinión la debilidad de la demanda doméstica pero de forma parcial, también creen que ha pesado el abaratamiento de las materias primas. “Ya hay los primeros signos de que las condiciones económicas quizá se han estabilizado o mejorado ligeramente en marzo. A pesar de los signos mezclados de dos PMI, otros datos estacionales como la producción a diez días de acero y las ventas diarias de activos inmobiliarios se recuperaron ligeramente en marzo”, concluyen.