¿Es Donald Trump el nuevo azote del oro… y el consecuente anti dólar?

Trump Tower, EE.UU.
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Un poco de historia reciente: a comienzos del año, los mercados todavía vivían una fase de euforia alimentada en gran parte por la Trumpflation, es decir, por la expectativa de que la nueva Administración Trump sacara adelante reformas en el terreno fiscal – como la rebaja del impuesto de sociedades y la famosa amnistía a la repatriación de beneficios- y aprobase inversiones millonarias en infraestructuras. El oro comenzó el año cotizando a 1.150,7 dólares la onza, y desde entonces se ha apreciado más de un 16%. Sólo durante los meses de julio y julio, el metal se ha apreciado un 7,73%.

Si a la subida del oro se suma la debilidad creciente del dólar, se puede afirmar que la incapacidad de Donald Trump para cumplir con lo prometido en campaña puede estar actuando como un aliciente para que los inversores con mayor aversión al riesgo corran a refugiarse bajo la sombra del oro. Por ejemplo, desde BlackRock destacan como alicientes para la escalada del metal hechos como la dimisión de Anthony Scaramucci como Director de Comunicaciones de la Casa Blanca (convirtiéndose en el más efímero en el cargo de la historia) o el lanzamiento del segundo misil en lo que va del verano de Corea del Norte, que ha incrementado la agresividad del lenguaje empleado por EE.UU. en su respuesta diplomática.

Dejando las tensiones geopolíticas aparte, en BlackRock se fijan en un hecho poco habitual: las posiciones netas especulativas sobre los futuros del oro se han incrementado recientemente de 2,9 a 10,3 millones de onzas, frente a la trayectoria descendiente de este año. “Es raro ver que el precio del oro se incrementa mientras que las posiciones especulativas caen, que ha sido el patrón este año, y tiende a ser un signo alcista al no haber el obstáculo potencial del desarrollo de posiciones largas”.

El pronóstico de BlackRock es que el precio del oro cotizará dentro de un rango en los próximos doce meses, pero “con riesgo de sorpresas alcistas”. Los analistas aseveran que “parece que el crecimiento económico global está mejorando, lo que probablemente sea de apoyo para la renta variable en general y podría actuar como un obstáculo para el oro”. Sin embargo, añaden que factores como el Brexit, la parálisis de la nueva Administración en EE.UU. y la inquietud en Europa siguen alimentando una incertidumbre que “aparentemente no está siendo puesta en precio actualmente en los mercados financieros”. Teniendo además en cuenta que la renta variable está cerca de máximos de todos los tiempos, desde la firma recomiendan hacer una asignación a acciones que ofrecen exposición indirecta al oro para diversificar la cartera.

“Los participantes de mercado  y los comentaristas han atribuido por igual el reciente repunte técnico del oro a factores de riesgo geopolítico, específicamente a Corea del Norte. La verdad es que las expectativas de rentabilidad real de EE.UU. se han colapsado a medida que la historia de Corea del Norte ha crecido en los medios de comunicación”, critica en cambio Ned Naylor Leyland, gestor del fondo Old Mutual Gold & Silver. Leyland apunta que, paralelamente, “los portavoces de la Fed se han estado distanciando de la narrativa de subidas de tipos”.

En cualquier caso, el representante de Old Mutual Global Investors resalta que, actualmente, “las asignaciones a oro están en mínimos históricos, mientras que el momento ha explotado”, por lo que anticipa que “será interesante ver lo lejos que llegará el rally actual y si es el auténtico ajuste secular que parece que puede ser”.

El vínculo con el dólar

A la par que ha escalado el oro, se ha vuelto a activar su correlación negativa con el dólar, que muestra signos evidentes de debilidad en lo que va de año. El billete verde está en mínimos desde principios de 2015 frente al euro, y no es el único cruce en el que sale perdiendo: el Índice Dólar, que mide el comportamiento del dólar frente a una cesta de divisas, registra una caída de alrededor del 9,7% en lo que va de 2017.

Steve Land y Fred Fromm, gestores del Franklin Gold and Precious Metals Fund, explican que la divisa sufrió especialmente en julio (el Dollar Index se desplomó un 2,9%) “tras el fracaso en los esfuerzos por derogar la reforma sanitaria aprobada por Obama (conocida como Affordable Care Act), que rebajó a su vez las probabilidades de que se apliquen estímulos fiscales en EE.UU. y ayudó a reducir todavía más las ya bajas de por sí expectativas de una nueva subida de tipos de la Fed”.

El dúo de gestores de Franklin Templeton Investments apuntan como factor adicional para explicar la debilidad del dólar que el crecimiento de EE.UU. se está quedando rezagado frente al propio crecimiento de la economía global. Tanto el oro como otros metales preciosos denominados en la divisa estadounidense (plata, platino, paladio) se han beneficiado de esta debilidad, así como del aumento de la demanda industrial gracias al crecimiento de la producción manufacturera global.

Para el corto a medio plazo, Land y Fromm tampoco descartan que el precio del metal amarillo siga aumentando: “El sistema financiero mundial es cada vez más complejo y parece que se dirige hacia terreno desconocido, dada la cantidad sin precedentes de estímulos fiscales aplicadas durante la pasada década, combinada con tipos de interés muy bajos y tensiones comerciales crecientes”. En este contexto, la tesis para invertir en la industria del oro se basa en parte “en la creencia fundamental de que eventos exógenos como el Brexit, el bajo crecimiento global y las políticas monetarias acomodaticias aplicadas por bancos centrales clave deberían apoyar al oro”. 

Poniendo a los flujos en contexto

En la semana en la que un misil coreano sobrevoló territorio japonés, los ETP sobre oro llegaron a captar inversiones por un total de 122.5 millones de dólares, según datos de ETF Securities. Desde la gestora recuerdan que Corea del Norte ha exhibido músculo militar desde los 80, pero que el grado de las provocaciones empezó a intensificarse en verano de 2016, cuando Kim Jong declaró que podía lanzar un misil capaz de golpear a EE.UU. Para hacerse una idea del miedo que está generando entre los inversores la perspectiva de un enfrentamiento bélico entre EE.UU. y Corea del Norte, el día del lanzamiento del segundo misil el precio del oro se disparó un 2,6%, superando los 1.318 dólares la onza (su nivel más elevado desde septiembre de 2016).

Episodios de aversión al riesgo aparte, lo cierto es que la demanda de oro a nivel mundial sigue sin alcanzar los niveles de 2016. Según datos del informe sobre tendencias trimestrales correspondiente al segundo trimestre del Consejo Mundial del Oro – publicadas la semana pasada-, los bancos centrales adquirieron 94,5 toneladas de oro durante el segundo trimestre. Es una cifra inferior a la del mismo periodo del año pasado, aunque las autoridades monetarias sigan siendo compradores netos de oro.

Parelalemante, los ETF que replican el comportamiento del metal amarillo registraron suscripciones netas de 168 toneladas durante el primer semestre de 2017. “Mientras que esto evidencia que los inversores todavía recurren al oro como activo refugio, esto representa una caída del 66% desde los espectaculares flujos vistos el año pasado”, concluyen desde BlackRock.