Los mercados, enganchados a la dosis regular de liquidez de los bancos centrales, han estado dando señales periódicas de nerviosismo ante la perspectiva de un eventual síndrome de abstinencia. Sin embargo, cada vez que ese día parece acercarse, algún nuevo dato concede un aplazamiento. Junio fue la sorprendente revisión negativa del PIB estadounidense del primer trimestre que reveló un crecimiento intertrimestral negativo del 2,9% (anualizado). “Aunque sabíamos que el tiempo había sido excepcionalmente duro a principios de año, el dato fue tan malo en comparación con las previsiones que, por un breve periodo, renació el temor a un crecimiento lento prolongado”, explican los expertos de FRM, filial de Man.
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