Los expertos coinciden: la volatilidad ha llegado para quedarse, y el ajuste de precios en los mercados -tanto desarrollados como emergentes- aún no ha terminado.
Las bolsas chinas volvieron a cerrar en negativo pese a los nuevos recortes en los tipos de interés y en la ratio de reserva. Los números rojos fueron inferiores a los de sesiones anteriores: el CSI 300 cerró con pérdidas del 0,57%, del 1,52% para el Hang Sheng. Las bolsas europeas, que habían rebotado el martes con fuerza, terminaron el miércoles en negativo: el más castigado fue el FTSE 100, que perdió un 1,68%. Ayer, la novedad vino de la mano del BCE. Su economista jefe, Peter Praet, declaró que “los recientes acontecimientos en la economía mundial y en los mercados de materias primas han incrementado los riesgos a la baja para obtener un camino sostenible hacia una inflación del 2%". "No debe haber ninguna ambigüedad sobre la disposición y la capacidad para actuar si es necesario", añadió.
La corrección no ha terminado
“La caída global de las bolsas se puede atribuir a un ajuste significativo – e implícito- del escenario global de crecimiento. Las perspectivas habían sido demasiado optimistas al comienzo del año. A niveles actuales, las bolsas parecen reflejar una pronunciada caída global, particularmente en las economías avanzadas”, advierten desde Amundi sus directores de inversiones, Pascal Blanqué y Vincent Mortier, aunque matizan que su análisis fundamental contradice esta percepción.
Ambos vaticinan que “el caos de las sesiones más recientes puede continuar produciendo sus efectos, quizá esparciéndose a otras clases de activos”. Por ello, advierten que sigue siendo elevado “el riesgo de una espiral bajista y de contagio financiero, una profecía autocumplida reforzada por el comportamiento en forma de manada”. Blanqué y Mortier afirman además que “la crisis actual se parece algo a la de 1997- 1998”. Asimismo, declaran que “la revalorización de los activos probablemente no se haya completado. Esto es particularmente verdad en las economías emergentes, que no forman un bloque homogéneo y donde las consecuencias de los eventos recientes para los países a nivel individual todavía no está muy clara”.
Scott Glasser codirector de inversiones de ClearBridge Investments, filial de Legg Mason Global AM, recuerda que, en los últimos siete años, “el mercado se ha apreciado significativamente y bien por encima del crecimiento de los beneficios, haciéndolo vulnerable a la decepción”. Además, constata que en este periodo, “ha habido muy poca volatilidad en las medias del mercado en general, sin producirse una corrección del 10% en al menos tres años. Esto es raro desde una perspectiva histórica”.
Otra particularidad histórica está siendo la longevidad del mercado alcista, ya en su sexto año de vida. “Recientemente hemos visto una disminución de los valores que todavía participan en el rally. La caída precipitada de valores en los últimos meses reflejó falta de convicción por parte de los especuladores. No era evidente en las medias del mercado en su conjunto hasta esta semana”, denuncia Glasser.
El análisis histórico del experto le lleva a afirmar que “el mercado está en el proceso de hacer suelo”. No obstante, recuerda que este proceso de venta suele estar jalonado por momentos de fuertes compras dirigidas por los caza gangas. Por tanto, señala que “la calidad (fuerza y extensión de la participación en el rally) puede proporcionar claves valiosas sobre si es probable que el suelo dure más tiempo”.
Sobre las valoraciones de los activos, el equipo de mercados emergentes y renta variable asiática de UBS Global AM comenta que, tras la corrección, las valoraciones se han vuelto baratas: “A cierre del 24 de agosto, Asia sin Japón está en 1,2 veces su valor en libro, en comparación con los mínimos en torno a 1,1 veces de las crisis de 1998 y 2008 y la media de largo plazo de 1,85 veces. La caída desde máximos de los mercados asiáticos en torno al 23% ya es más elevada esta vez que durante los ciclos de subidas de tipos previos de la Reserva Federal”.
Desde la gestora estiman que “las valoraciones actuales están sobre un 10% por encima de un escenario de crisis”, aunque no es su escenario central. Prefieren hablar de que podría producirse un cambio en el sentimiento de los inversores si se produjeran algunos de estos factores: que la Fed posponga la subida de tipos, que el gobierno chino aplique estímulos fiscales o monetarios y/o que simplemente se produjera una recuperación técnica en el corto plazo. “Sin embargo, mientras que muchos indicadores de sentimiento y valoración sugieren que el mercado está sobre vendido, el mercado se ha movido desde una simple corrección a una gran preocupación en torno a la vulnerabilidad de la divisa y el crecimiento y el miedo a una crisis”, añaden los expertos, que esperan más volatilidad.
El equipo concluye su análisis aportando pistas sobre los ingredientes para que pueda verse una recuperación sostenible de varios años en los mercados emergentes y asiáticos: “Que el crecimiento haga suelo (que ya está en camino); que el crecimiento del crédito descienda por debajo de la tasa de crecimiento del PIB (también en camino); una recuperación de la competitividad a través de una combinación de la caída de los tipos de cambio (muy en camino), reformas (en camino de forma selectiva) e incremento de la productividad; y quizás, lo suficientemente perverso, que la primera subida de tipos en EE.UU. esté por llegar”.
A vueltas con la depreciación del yuan
Las gestoras internacionales siguen asignando gran importancia al significado de la devaluación controlada del yuan de hace dos semanas y su impacto sobre otras divisas emergentes, especialmente las asiáticas. Peter Sengelmann, gestor sénior especializado en emergentes y deuda asiática de NN Investment Partners, ofrece una visión racional sobre el famoso movimiento del Banco Popular de China (BPCh): “El yuan cayó un 1,9% contra el dólar el 11 de agosto. A primera vista, esta devaluación diseñada por el BPCh parecía buena. Cuando Argentina abandonó su anclaje al dólar en 2001, el peso cayó un 40% en un día. El movimiento de Suiza para retirar la vinculación del franco al euro en enero de este año causó que su moneda subiera un 19%. El movimiento del yuan, en comparación, parecía irrisorio. Sin embargo, los mercados han reaccionado dramáticamente”.
Para Sengelmann, el cambio en la política de tipo cambiario efectuado en China (ahora el rango intradiario estará condicionado por la cotización del día anterior) es positivo: “El rango diario, después de todo, había sido una caja negra, determinado por un método que sólo entendían los políticos chinos. Pero durante mucho del año pasado, el yuan había permanecido firme contra un dólar al alza, mientras que otras divisas asiáticas habían caído hasta un 8% en el año hasta finales de julio. El resultado había sido un vínculo de facto de unos 6,2 yuanes por dólar en los últimos cuatro meses”.
Las novedades en la cotización significan para el experto que se ha retirado esa opacidad. “Sin embargo, el yuan todavía tiene camino por delante antes de que se convierta en una divisa de cotización libre”, matiza. Entre las razones que aduce para que la situación se mantenga así es que “el banco central todavía ejerce un control significativo y parece determinado a mantener la cotización a 6,4 hasta que se calmen las presiones vendedoras, lo que exacerba el ritmo de reducción de las reservas de divisas”.
Desde AXA IM, los estrategas Shirley Shen y Aidan Yao Research declaran que “el BPCh necesita en realidad gestionar cuidadosamente las expectativas de depreciación para prevenir una fuga de capital a gran escala”. De producirse, “se endurecerían las condiciones monetarias domésticas y elevarían los riesgos financieros”. El reconocimiento de esta situación “ayuda a entender por qué intervino el BPCh en el mercado recientemente y redujo el ratio de reservas en 50 puntos básicos y los tipos de interés en 25 puntos básicos después del cambio del régimen para apoyar al renmimbi”.
“Somos conscientes de que una devaluación en divisas asiáticas, desencadenadas por la devaluación de China, podría ser muy peligrosa para la economía mundial”, comenta por su parte Giordano Lombardo, director de inversiones de Pioneer Investments. Lombardo considera que “es difícil afirmar si la transición va a tener éxito: hay algunos signos tempranos de que el consumo es resistente a pesar de la ralentización, pero la gran parte de este éxito dependerá en las políticas de acción que se tomen”.
Pese a los últimos eventos, en Pioneer no han cambiado su visión constructiva sobre las compañías con fundamentos sólidos, principalmente las expuestas a mercados desarrollados. “Sin embargo, la situación de Asia tiene que ser vigilada al estar en una fase de ajuste. Bajo estas condiciones, las expectaciones del mercado pueden inclinarse por fundamentales económicos y no viceversa, como suele pasar en condiciones normales”, apunta Lombardo.
Por ello, su recomendación para lo que queda del verano es “ser muy defensivos en cualquier estrategia de inversión”. “También sugerimos que los inversores se centren en mantener un nivel adecuado de renta, y que estudien cuidadosamente las condiciones de liquidez, como nosotros hacemos”, añade el experto. No obstante, puede hacer una excepción para el caso de los inversores que hayan reducido su exposición al riesgo en anticipación a las turbulencias actuales: “Creemos que la reciente corrección del mercado podría ofrecer ciertas oportunidades para volver a construir exposición al riesgo a precios más bajos”, concluye.