Estas son las principales preocupaciones de los inversores institucionales en este momento

Suicine
Suicine, Flicker, Creative Commons

Las principales preocupaciones de los inversores institucionales actualmente son tres: la posibilidad de que el ciclo económico se revierta, el descenso de los tipos de interés a escala mundial y la inestabilidad geopolítica. Así queda puesto de manifiesto en la encuesta global de BlackRock sobre las perspectivas de reajuste de carteras que revela cómo, a la hora de ponderar los efectos de unos tipos más bajos con los riesgos de ralentización del crecimiento y de incremento de las tensiones geopolíticas, los institucionales consideran que los mercados privados son la clase de activos más apta para el entorno actual.

Además, con independencia de dónde asignen su capital, estos inversores prestan una atención cada vez mayor a los criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) como elemento fundamental en sus procesos de inversión. Los recientes acontecimientos ponen de relieve la importancia de estas tendencias a largo plazo a medida que los inversores se enfrentan a unos riesgos macroeconómicos y de inversión que evolucionan con rapidez.

Estas fueron las temáticas dominantes de la encuesta anual a clientes institucionales de BlackRock, en la que participaron 271 clientes institucionales que representaban más de 9,8 billones de dólares en activos aptos para la inversión a escala mundial.

Los resultados de la encuesta apuntan a una transición continuada desde los mercados públicos a los privados que también quedaba reflejada en las conclusiones del año pasado. Más de la mitad (55%) de los participantes afirmó tener la intención de incrementar sus asignaciones a los activos reales, el 49% pensaba aumentar su exposición al sector inmobiliario y el 46% buscaba incrementar las asignaciones al capital riesgo. A escala mundial, la deuda corporativa privada seguirá siendo un componente principal de las carteras de renta fija durante el año, y más de la mitad (53%) de los participantes a escala mundial pretende incrementar sus asignaciones al sector.

Al preguntarles sobre los retos de asignar capital a los mercados privados, un cuarto de los participantes (24%) señaló la ausencia de valoraciones interesantes, mientras que solo el 15% comentó que no hacía frente a ningún reto a la hora de invertir capital en los mercados privados.

Según Mark McCombe, director de clientes en BlackRock, “comprender las carteras de los clientes en su conjunto y la interacción entre su asignación de activos actual y sus objetivos a largo plazo propicia mejores resultados de inversión. La encuesta pone de manifiesto que los clientes están intentando reforzar la resiliencia de sus carteras incrementando sus asignaciones a exposiciones menos correlacionadas. Este enfoque puede contribuir a lograr unas sólidas rentabilidades a largo plazo y puede constituir un elemento estabilizador frente a las turbulencias de los mercados bursátiles, como la impulsada por la reciente propagación del coronavirus”, afirma.

La inversión según criterios ESG es ahora una práctica generalizada y parece que seguirá cobrando impulso. A escala mundial, el 66% de los clientes declaró que ya está incluyendo las consideraciones ESG en su proceso de inversión, mientras que dos quintos (38%) de aquellos que aún no lo hacen están explorando formas de integrar estos factores en sus asignaciones.

En la región EMEA, casi todos (91%) los participantes ya están implementando los criterios ESG, mientras que en EE.UU. y Canadá algo menos de la mitad (46%) lo hace. Entre aquellos que no están teniendo en cuenta actualmente los factores ESG en sus procesos de inversión, el 32% mencionó el peligro para las rentabilidades y el 20%, la ausencia de conocimientos en el ámbito como factores de limitación.

“A medida que las instituciones aumentan su grado de concienciación sobre los crecientes riesgos relacionados con la sostenibilidad, especialmente el cambio climático, y sus efectos en los resultados de inversión, creemos que ello seguirá siendo un catalizador de los cambios en la asignación de activos en los próximos años”, concluye McCombe.