Bill Eigen (JP Morgan AM), Dan Roberts (MacKay Shields), David Leduc (Standish), Phil Milburn (Kames Capital) y Ken Leech (Legg Mason Global AM) reflexionan sobre los principales riesgos y oportunidades que ofrecen los mercados de bonos.
Con los tipos de interés en mínimos y ciertos bonos periféricos, como los de España o Italia, prácticamente al nivel del treasury estadounidense, los inversores en renta fija se han visto obligados a buscar rentabilidad en activos de mayor riesgo, como el high yield, la deuda de mercados emergentes y otros activos más ‘exóticos’. Aunque esta situación ha beneficiado a los fondos de renta fija flexible, que se caracterizan precisamente porque pueden invertir en un abanico de activos de renta fija mucho más amplio que los fondos tradicionales, hay quien se pregunta si no ha llegado el momento de echar el freno.
“Nunca había visto nada como la actual ‘caza’ de rentabilidad, excepto en 2007”, comenta Bill Eigen, responsable del equipo de rentabilidad absoluta en renta fija en JP Morgan Asset Management en Citywire. “Se trata de una dinámica muy peligrosa y se está subestimando el nivel de correlación entre grado de inversión, deuda soberana y high yield. Los diferenciales están tan estrechos que, si los tipos empiezan a subir, todo se verá afectado”.
Ese es uno de los motivos por los que el gestor del JPM Income Opportunity, que estuvo hace poco en España, ha decidido aumentar la posición de efectivo del fondo hasta el 63%, su nivel más alto desde 2008. “Temo por los fondos de renta fija flexible porque veo que mantienen asignaciones muy elevadas a high yield y deuda de mercados emergentes. La gente confía en los fundamentales pero no se está fijando en las valoraciones. Cuando la liquidez empiece a escasear, tendrán serios problemas”.
Pero no todo el mundo está de acuerdo. Dan Roberts, de MacKay Shields —gestora especializada en deuda corporativa en quien Nordea Investment Funds ha delegado la gestión del Nordea 1 - Unconstrained Bond— se siente más cómodo con esas dos clases de activo que la mayoría de sus competidores, hasta el punto de que el high yield representa un 54% de la cartera y la deuda corporativa emergente, un 8%.
“Creemos que la aceleración de la actividad económica en Estados Unidos acabará provocando subidas graduales de tipos”, una visión que el gestor viene manteniendo desde 2009. “Si la economía crece más de lo que esperamos, veremos un aplanamiento de la curva de tipos”. Roberts ve probable que los mercados de crédito generen rentabilidades similares al cupón durante los próximos doce meses porque la contracción de spreads se verá compensada parcialmente por la moderada subida de tipos. “Nos parece que el nivel absoluto de los diferenciales sigue ofreciendo una compensación suficiente con respecto al riesgo”, asegura.
Otros expertos, como David Leduc, director de inversiones de Standish, la filial de BNY Mellon Investment Management especializada en renta fija, se decantan por “invertir en los mercados más líquidos y evitar préstamos bancarios y otras áreas con menor liquidez”. Como explica Leduc, responsable, entre otros, del BNY Mellon Euroland Bond Fund, “si nos preocupa el mercado, podemos comprar otras cosas, como titulizaciones de activos o hipotecarias; puede que no sean muy emocionantes, pero rinden más que el efectivo. Y, si la cosa se pusiese realmente fea, podríamos rotar la cartera a activos refugio como los bonos soberanos de máxima calidad”.
Sin embargo, Phil Milburn, gestor de renta fija en Kames Capital, cree que la situación ya podría ser complicada en ciertos segmentos del mercado de bonos. “A pesar de que muchos prefieren negarlo, existen pruebas convincentes de que la liquidez del mercado corporativo es engañosa, en el mejor de los casos”. Milburn, que es cogestor del Kames Strategic Global Bond Fund, recomienda diversificar entre una amplia gama de activos y asegurarse de que las valoraciones están ajustadas al valor del mercado, para poder vender rápidamente si fuese necesario.
Ken Leech, director de inversiones de Western Asset, filial de renta fija de Legg Mason Global AM, no ve problemas de liquidez a corto plazo, pero defiende la idea de mantener una estrategia muy flexible y muy activa a corto plazo que permita adaptar las posiciones con rapidez, algo que los clientes demandan cada vez más y que él aplica en el Legg Mason Western Asset Macro Opportunities Bond, fondo de renta fija flexible global que ha despertado un fuerte interés por parte de los inversores, como atestigua el hecho de haber alcanzado los 1.500 millones de dólares en activos gestionados apenas unos meses después de su lanzamiento, en noviembre de 2013.
Aunque el núcleo del fondo está en bonos con grado de inversión, Leech no duda en invertir tácticamente en deuda y divisas de mercados emergentes cuando encuentra una buena oportunidad y desde enero ha incrementado la asignación del fondo a la clase de activo, que ahora supone cerca del 30% de la cartera. Con respecto al high yield, el gestor cree que aún puede comportarse bien en la coyuntura actual, teniendo en cuenta los diferenciales y las tasas de impago, los niveles de expansión monetaria y el lento ritmo de recuperación económica, aunque él recurre a la clase de activo principalmente para proteger sus apuestas macro.