Nacidos para canalizar la inversión privada hacia la economía real italiana (y europea), los PIR (Piani Individuali di Risparmio) despertaron un fuerte interés desde su introducción en el panorama financiero italiano con la ley de presupuestos de 2017. En ocho años, estos instrumentos que, entre otras características, prevén la exención fiscal sobre los rendimientos si se mantienen durante un período mínimo de cinco años. Han tenido trayectorias dispares. Esto se debe a diversos factores: los cambios normativos, en primer lugar. Además, el impulso de los propios actores financieros, que en definitiva ha determinado el interés (o la falta de él) de los inversores.
Sin embargo, el caso de los PIR no es solo un asunto nacional. A la luz de las recientes iniciativas europeas, se presenta como un ejemplo de inversión en activos nacionales y comunitarios. Además, se enmarca en una tendencia que también han seguido otros países, aunque con diferentes formas. Esto es mediante el uso de incentivos fiscales para lograr el objetivo que la Comisión Europea ha impulsado decididamente en los últimos meses. El objetivo es transformar a los ahorradores en inversores.

La evolución del instrumento
“En los PIR 1.0 (es decir, los constituidos entre 2017 y 2018), la norma exigía que al menos el 70% del fondo se invirtiera en empresas con sede en Italia. De estas, al menos el 30%. Es decir, alrededor del 21% de toda la cartera debía destinarse a instrumentos financieros de compañías no incluidas en el índice FTSE MIB de la Bolsa Italiana”, afirma Andrea Randone, responsable de Análisis Mid-Small cap de Intermonte.
Randone recuerda el nacimiento de los PIR 2.0 en 2019. Además de mantener la obligación de invertir el 30% fuera del FTSE MIB, se imponía que el 5% de la cartera se destinara a pymes cotizadas en sistemas alternativos (como AIM Italia, hoy Euronext Growth Milan). Otro 5% debía invertirse en fondos de venture capital dedicados a startups y pymes.
No obstante, la complejidad de estas normas redujo el atractivo de los PIR. Para relanzar el instrumento, el decreto fiscal de 2019 creó los PIR 3.0 (desde 2020): “Se mantuvo la obligación de invertir al menos el 70% en títulos emitidos por empresas con sede en Italia. Sin embargo, había una nueva distribución: al menos el 25% debía invertirse en compañías fuera del FTSE MIB y al menos el 5% en firmas fuera tanto del FTSE MIB como del FTSE Mid Cap. El importe invertido en el PIR no puede superar en total los 200.000 euros. Se mantiene un límite anual por año natural de 40.000 euros”, explica Randone.
También en 2020 nacieron los PIR Alternativos. Estos están “destinados igualmente a inversiones en créditos y préstamos a empresas, con límites mucho más altos (300.000 euros anuales y 1.500.000 euros totales). Además, tienen un umbral de concentración por emisor individual aumentado al 20%”.
Las cifras
Las fluctuaciones también se reflejan en las cifras. Según los datos proporcionados por el equipo de Análisis de FundsPeople a partir de información de Morningstar, a día de hoy los activos bajo gestión totales de los 87 fondos que cumplen con la normativa PIR presentes en el mercado italiano ascienden a 19.469 millones de euros. Los flujos registraron una dinámica ascendente en 2018 y 2019. Sin embargo, hubo una contracción de las inversiones en los dos años siguientes. Luego, hubo una recuperación en 2021. Más tarde, hubo importantes salidas en 2022 y, sobre todo, en 2023 (2.500 millones de euros). Desde el año pasado, sin embargo, se está produciendo una reactivación de la tendencia positiva.

“Las salidas se debieron principalmente al hecho de que muchos inversores, una vez completado el mínimo de cinco años de permanencia para disfrutar del beneficio fiscal, han preferido consolidar las plusvalías libres de impuestos saliendo de la inversión”, señala Randone. El experto observa que, al mismo tiempo, la incertidumbre en los mercados financieros, “en gran parte ligada al aumento de la inflación”, no ha favorecido la captación en productos de renta variable considerados relativamente arriesgados.
Estabilización y relanzamiento de los PIR
“Cabe recordar que los PIR ordinarios a finales de 2023 gestionaban unos 17.000 millones. Esto representaba de media el 10% del capital flotante de los índices FTSE MID, FTSE SMALL y Euronext Growth Milan. En 2024, los flujos siguieron siendo negativos, pero hubo una clara mejora en la parte final del año. Además, ha habido una tendencia positiva que ha continuado en los primeros meses de 2025. Esto ocurrió gracias principalmente a la captación de los nuevos fondos PIR de renta fija. La situación de las inversiones en renta variable de los PIR sigue siendo negativa, aunque con signos de estabilización”, afirma.
Esta tendencia también la reflejan los datos de Morningstar: de los 20 fondos PIR de renta fija existentes, nada menos que 18 fueron lanzados a partir de 2023. Sin embargo, los fondos PIR de renta variable, junto a los mixtos, que habían sido las estrategias predominantes en los primeros años, muestran una evolución descendente.
Sobre el relanzamiento de los PIR de renta fija, el responsable de Distribución Minorista y Marketing y Codirector General de Amundi SGR afirma: “Los fondos PIR fueron una innovación de enorme éxito entre los ahorradores. Sin embargo, su comercialización sufrió un largo parón debido a intervenciones legislativas desafortunadas. Además, el repentino aumento de los tipos de interés generó competencia por parte de los títulos de deuda pública”.

Según el experto, los PIR fueron también “víctimas de su propio éxito”. Esto se debe a que “al cabo de cinco años desde su colocación, los rendimientos obtenidos fueron considerables. Así, muchos clientes decidieron liquidar la inversión para monetizar las ganancias”.
El experto destaca que Amundi no solo cree en la validez de este tipo de fondos para acercar a los clientes italianos a la inversión a largo plazo. Además, recuerda que la ventaja fiscal que ofrecen representa un incentivo extraordinario e insustituible que no tiene comparación con otras formas de inversión en Italia.