Roza el 30% de revalorización, situándose entre los parqués que más han subido en el primer semestre del año. Está en cotas no vistas desde el año 1989. Las gestoras internacionales analizan lo que está impulsando al mercado nipón.
La bolsa japonesa ha sido una de las grandes revelaciones del año. Roza el 30% de revalorización, situándose entre los parqués que más han subido en el primer semestre del año. El Nikkei ha sido el que mejor se ha comportado a escala mundial en los últimos seis meses, ganando casi un 8%, frente al MSCI AC World que ha subido un 2,5%. Como resultado, casi ha vuelto a los máximos relativos a la renta variable global que alcanzó el año pasado. Está en cotas no vistas desde el año 1989.
Wolf von Rotberg, estratega de renta variable en J. Safra Sarasin Sustainable AM, tiene muy claro lo que explica la fortaleza mostrada por la renta variable japonesa en este periodo. “El yen japonés es más importante que cualquier otro factor para explicar la evolución de la renta variable nipona, no sólo desde una perspectiva cíclica, sino también a largo plazo. De hecho, los recientes máximos del mercado de renta variable japonés han coincidido con mínimos del yen ponderado por el comercio”.
Yen y Covid, claves cíclicas
Según explica, la divisa nipona se ha visto impulsada por los movimientos en el extremo largo de la curva del Tesoro estadounidense, ya que la curva de rendimientos japonesa está ligada al control de la curva de rendimientos del Banco de Japón. Su expectativa es que el Banco de Japón relaje el control de la curva de rendimientos en los próximos trimestres y que los rendimientos estadounidenses bajen. “Esto hace probable que el yen se fortalezca en los próximos 6 a 12 meses”.
Otro factor cíclico que podría explicar el mejor relativo de la bolsa de Tokio es el que apuntan Masaki Taketsume, gestor de fondos de renta variable japonesa de Schroders y Taku Arai, director de inversiones en renta variable japonesa en la entidad. “La economía japonesa tardó relativamente en reabrirse tras la pandemia del Covid-19. Esto infunde confianza en el crecimiento de los beneficios corporativos este año, junto con unas valoraciones atractivas en su conjunto para el mercado bursátil japonés”, afirma.
El gran cambio estructural
Pero más allá de esto existe un cambio estructural en Japón que podría ser el llamamiento de la Bolsa de Tokio a principios de año para que las empresas se centraran en lograr un crecimiento sostenible y mejorar el valor corporativo, dirigido especialmente a las empresas con una relación precio/valor contable inferior a uno. Se espera que las empresas anuncien sus planes en el plazo de un año y los renueven anualmente. “Esto es más importante como desarrollo estructural a largo plazo”, afirman.
Básicamente, una ratio Precio/Valor Contable inferior a uno indica que los inversores tienen una visión muy escéptica de la rentabilidad futura de la empresa y de su potencial de crecimiento. Por ello, las autoridades bursátiles señalaron específicamente que una empresa debería perseguir un ROE más alto al tiempo que mide y gestiona el coste del capital. “Estos son exactamente los temas sobre los que los inversores globales desean hablar con la dirección de la empresa, y creemos que esto está obteniendo por fin un reconocimiento oficial por parte de las empresas japonesas”.
Actualmente, hay muchas empresas cotizadas en Japón con ratios P/VC inferiores a uno. Y -según Taketsume y Arai- esto significa que hay muchas empresas con potencial para revalorizarse más, si convencen a los inversores de que deberían hacerlo.
Distribución de las empresas del Topix en función de su ratio P/Valor Contable

¿Cómo pueden las empresas aumentar su ratio P/VC?
La petición de la Bolsa de Tokio menciona específicamente medidas como impulsar iniciativas como la inversión en I+D (y capital humano que conduzcan a la creación de propiedad intelectual y activos intangibles que contribuyan al crecimiento sostenible, la inversión en equipos e instalaciones y la reestructuración de la cartera de negocios. Otro método consiste en aumentar los retornos para los accionistas, ya sea mediante dividendos o recompras (por las que la empresa recompra sus propias acciones).
“Empezamos a ver varios ejemplos durante la temporada de resultados de todo el año en Japón, entre mayo y junio, lo que fue una grata sorpresa. Para el último ejercicio fiscal, que finalizó en marzo de 2023, el importe de los planes de recompra de acciones anunciados por las empresas ha registrado máximos históricos, superando con creces el nivel de los dos últimos ejercicios”, subrayan los expertos de Schroders.
Posición neta en caja
“La buena noticia es que las empresas japonesas están bien situadas para adoptar algunas o todas estas medidas. El porcentaje de empresas con tesorería neta (es decir, cuyo efectivo en el balance es superior a su pasivo) es del 50%. Eso da a esas empresas margen para invertir en su negocio, o aumentar la rentabilidad para los accionistas, o quizá ambas cosas”, indican. De hecho, ya hay indicios alentadores de que muchas empresas japonesas están haciendo caso al llamamiento de la Bolsa de Tokio y están aumentando sus beneficios para los accionistas.

“Japón sigue siendo uno de nuestros mercados favoritos. Hay una gran posibilidad de que su mercado haya entrado en una fase alcista secular a largo plazo. Las perspectivas alcistas a largo plazo para las empresas japonesas aún no se aprecian por completo y, como tales, existen oportunidades convincentes, en particular para los inversores activos y comprometidos en mantenerse dentro”, concluye Carl Vine, codirectora de Inversiones de renta variable en Asia Pacífico de M&G Investments.