Fidelity propone el sector mundial de cotizadas de infraestructuras como otro de sus argumentos de inversión para el siglo XXI.
“Las infraestructuras de un país no sólo le ayudan a funcionar de forma eficiente, sino que fomentan el crecimiento económico, lo que, a su vez, intensifica la demanda de infraestructuras de más capacidad. Este vínculo es hoy especialmente relevante en muchos mercados desarrollados”. Así comienza uno de los últimos informes elaborados por Fidelity Worldwide Investment dentro de la serie conocida como “Argumentos de inversión para el siglo XXI”. Si hace unos días abordaba la temática de la urbanización en Asia, ahora los expertos de la firma americana se centran en las cualidades del sector mundial de infrastructuras.
Su primera observación se basa en el largo plazo: “Las acciones del sector mundial de las infraestructuras han batido a la renta variable mundial durante los últimos diez años, incluso en fases de mercados caracterizadas por una volatilidad extrema”. Otro dato: el universo de los valores del sector mundial de las infraestructuras pasó de una capitalización bursátil total de 595.000 millones de dólares en 2002 hasta más de 2,3 billones de dólares a finales de 2013.
“Las economías desarrolladas están impulsando algunos de los proyectos de infraestructuras más avanzados jamás construidos”, continúan desde la gestora. Ponen como ejemplo uno de los mayores proyectos que se están desarrollando actualmente en Europa, el Crossrail, una línea de tren rápida que conectará el centro de Londres con los distritos del oeste y el este de la ciudad presupuestada en 15.000 millones de libras. Otra temática vinculada a las infraestructuras es la revolución del shale gas o gas pizarra en EE.UU. gracias al desarrollo de los yacimientos de petróleo y gas de esquisto, que está revitalizando la industrialización en el país gracias a las empresas que deciden volver a construir sus fábricas en territorio estadounidense gracias al abaratamiento de la energía y las materias primas. El tercer ejemplo que citan se encuentra en Australia: el país está invirtiendo en infraestructuras modernas como carreteras, ferrocarriles y energía, financiándolas en parte con su nuevo programa de privatización de puertos y animando al sector privado a que cofinancie grandes proyectos.
Precisamente el peso del sector privado en este tipo de proyectos se está incrementando, constatan los analistas de Fidelity: “Aunque tradicionalmente se ha visto al sector público como el proveedor natural de infraestructuras, el sector privado está desempeñando un papel cada vez más activo, aportando capitales privados, así como experiencia en gestión y explotación”. De hecho estiman que “existe un margen considerable para que el sector privado se alíe con el sector público mediante la financiación y explotación de una amplia gama de activos de infraestructuras”.
Desde la gestora explican que la principal ventaja de los consorcios público-privados, conocidos con las siglas en inglés PPP (public-private partnership), es que han propiciado un reparto del riesgo y la rentabilidad entre el sector público y el privado. Países como Australia, Reino Unido y Países Bajos han apostado por este tipo de consorcios para financiar numerosos proyectos de relevancia nacional como autopistas de peaje, trenes de alta velocidad, colegios y hospitales. Paralelamente, varios estados de EE.UU. han empezado a promulgar leyes que favorecen esta alianza entre lo público y lo privado para afrontar futuros proyectos de infraestructuras, que amén de construcción incluyen reparación y mantenimiento. El sector privado también ha participado en esta fórmula mixta con la Administración en infraestructuras sociales, como los programas de construcción de colegios y hospitales en el Reino Unido.
“La responsabilidad del sector privado en un proyecto de infraestructuras aumenta en proporción a su participación financiera, siendo la privatización la forma más completa de propiedad privada”, recuerdan desde Fidelity. “El sector privado se interesa por los proyectos de infraestructuras porque generalmente suelen tener poder de fijación de precios debido a la inelasticidad de la demanda, mantienen posiciones cuasimonopolísticas debido a las altas barreras de entrada y se benefician de economías de escala por los elevados costes fijos -y bajos costes variables-“, explican.
¿Por qué consideran en la gestora norteamericana que este sector encierra oportunidades de inversión? La primera tesis que expone se basa en la recuperación: “A medida que la demanda de mejoras de las infraestructuras siga creciendo en las economías desarrolladas, el flujo de operaciones podría generar rentabilidades atractivas y estables a lo largo de los ciclos empresariales y económicos”. Asimismo, los expertos de la firma recomiendan la inversión en cotizadas del sector antes que en activo real dado que “aunque las infraestructuras son por naturaleza una clase de activo que genera rentas estables y a largo plazo, existe abundante liquidez a la hora de invertir en valores del sector de las infraestructuras y las rentabilidades totales pueden ser atractivas, especialmente durante fases de caídas en los mercados”.
Hay más motivos. El primero, en opinión de los expertos de Fidelity, es que “las rentabilidades por dividendo relativamente elevadas que ofrecen las acciones de infraestructuras pueden ayudar a los inversores a diversificar sus fuentes de rentas y alcanzar sus objetivos de rendimiento”. También observan que “los beneficios estables que muchos activos de infraestructuras pueden generar gracias a la baja competencia, los contratos a largo plazo y la resistencia a las condiciones económicas, generalmente brindan rasgos defensivos que ayudan a mitigar el riesgo de cartera a través de una beta más baja que el mercado”. Otro motivo que esgrimen a favor de invertir en empresas que hacen inversiones puramente de infraestructuras es que “ofrece cierto grado de conciliación de activos y pasivos a los inversores con pasivos a largo plazo”. Por último, señalan que “las infraestructuras pueden ayudar a proteger contra los efectos de la inflación a través de la revalorización de las rentas y el capital”.
El informe de Fidelity mantiene que las acciones de infraestructuras son “un universo ideal” para los gestores activos gracias a la dispersión (en términos de rentabilidad- riesgo)de los valores por sectores, regiones y a lo largo del tiempo. “Eso significa que una estrategia de inversión centrada en analizar los valores de infraestructuras puede identificar oportunidades beneficiosas y evitar las exposiciones de alto riesgo”, indican. Además, consideran que este tipo de compañías son atractivas para los gestores activos, porque los requisitos de
buen gobierno obligan a las empresas a ser transparentes. “La información que
publican puede ayudar a los inversores a conseguir ventajas derivadas de la gestión de complejidades como los riesgos políticos y regulatorios”, terminan.