El pionero, uno de Lombard Odier
Consumo, finanzas, salud, infraestructuras, materias primas, telecomunicaciones, ocio…; éstos son sólo algunos de los sectores económicos expuestos a la enorme transformación demográfica que se espera para las próximas décadas. Según publica Expansión, su influencia será tan decisiva que cada vez son más los gestores que lo tienen en cuenta a la hora de diseñar sus inversiones.
Hay muchos datos que ayudan a hacerse una idea del aspecto que tendrá el mundo y sus habitantes en el futuro. Por ejemplo, la población global aumentará desde los 7.000 millones actuales a los 9.000 en 2050, y el 98% de ese crecimiento se producirá en los países emergentes; en esa misma fecha en Europa occidental el porcentaje de población con más de 65 años será del 30% frente al 5% de 1900.
Las consecuencias económicas de estos cambios son impactantes. Detectar ahora las oportunidades que surgirán a raíz de esta revolución puede ser una buena inversión.
El fondo pionero en convertir los cambios demográficos en un argumento global de inversión fue el LO Golden Age Fund, lanzado en noviembre de 2009 por la suiza Lombard Odier.
Aziz Nahas, responsable de gestión de renta variable y de LO Golden Age Fund, explica que “el tema del envejecimiento es habitualmente una inversión a largo plazo centrada en valores concretos que se beneficiarán del desplazamiento de los gastos hacia nuestras necesidades básicas”.
Para ayudar a identificar esos valores el fondo cuenta con el asesoramiento de un comité de expertos. Patrick Aebischer, presidente de ese comité y rector de la EPFL (Escuela Politécnica Federal de Lausana) explica que “hay que identificar las tecnologías relacionadas con la alimentación y el ejercicio, los medicamentos y los aparatos que resultan más útiles. El enfoque debe ser global. En resumen: nuestra tarea es mejorar la calidad de vida de las personas mayores”.
Thierry Lombard, socio de Lombard Odier, insiste en este aspecto y asegura que el fondo, además de dirigirse a inversiones financieras con un retorno a medio y largo plazo, “proporciona un impacto social positivo al invertir en compañías como Edwards Lifesciences, que ofrecen beneficios claros a sus pacientes de más edad”.
Es probable que productos similares proliferen en los próximos años. Mencía Barreiros, directora de márketing de la gestora británica Schroders, cree que “los cambios demográficos, junto con el cambio climático y el consumo generado por los países emergentes, son los tres temas principales que guiarán el crecimiento en el fututo y, por tanto, serán ejes fundamentales en las estrategias de inversión”.
Esta experta destaca que los fondos de bolsa de la gestora ya invierten teniendo en cuenta estos factores, aunque no descarta la creación de algún producto de inversión enfocado en demografía.
Los cambios afectan a numerosos sectores. Por eso hay muchas formas de beneficiarse a través de la inversión en fondos. Además de centrarse en los sectores más afectados por el envejecimiento, como salud u ocio, otra forma es apostar por los países emergentes, que liderarán el crecimiento de la población y la economía en las próximas décadas.
El consejero delegado de Profim, Víctor Alvargonzález, destaca que los productos que se beneficiarán de los cambios demográficos son los que “invierten en acciones de empresas relacionadas con la producción de bienes de consumo básico, materias primas, realización de grandes infraestructuras y telecomunicaciones orientadas a los mercados emergentes”.
Sea cual sea la opción, son siempre inversiones a medio y largo plazo, apuestas que ahora, según explica Víctor Alvargonzález, no están funcionando demasiado bien porque los inversores están más pendientes de si el mundo vuelve o no a la recesión que de lo que ocurrirá en el futuro.
En un contexto así, nada que tenga que ver con el crecimiento económico funciona muy bien, como es el caso de los fondos relacionados con los cambios demográficos.
No obstante, lo están haciendo mejor que los que invierten, por ejemplo, en el Ibex, y muchos de ellos se están beneficiando de la debilidad del euro en los primeros meses del año.