Fondos mixtos 60/40: ¿es ese el equilibrio perfecto entre acciones y bonos?

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Con frecuencia, los inversores venden activos en mercados que están a punto de subir y los compran en mercados que están a punto de bajar, dejando que las emociones guíen las decisiones a corto plazo a costa del rendimiento de la inversión a más largo plazo. Muchos consideran que la combinación de acciones y bonos en un fondo equilibrado ofrece a los inversores diversificación y la oportunidad de obtener un rendimiento mejorado y ajustado al riesgo. Pero… ¿cuál es la proporción adecuada entre acciones y bonos? Según un análisis realizado por MFS IM, el rendimiento histórico de una cartera compuesta por el 60% de acciones y el 40% de bonos, reorganizada trimestralmente, demuestra que los inversores pueden sacar partido de la clase de activos con un buen rendimiento y, a la vez, limitar el efecto de la que tiene un mal rendimiento. De acuerdo con su estudio, basado en el rendimiento histórico entre 1976 y 2014, esta cartera permite obtener un rendimiento mejorado ajustado al riesgo, capturando el 90% de las ganancias ofrecidas por la renta variable asumiendo el 65% de la volatilidad.

A largo plazo, la renta variable ofrece más rentabilidad que los bonos, lo cual compensa a los inversores por asumir el riesgo relativamente más alto que suponen las inversiones en bolsa. En los últimos 39 años, las acciones, medidas según el S&P 500, han ofrecido un rendimiento anualizado medio del 11,6%, mientras que los bonos, medidos según el Barclays U.S. Aggregate Bond Index, han ofrecido un rendimiento anualizado medio del 7,86%. “No obstante, la rentabilidad de la renta variable a corto plazo es más volátil que la correspondiente a los títulos de renta fija. Además, si tenemos en cuenta la rentabilidad del año calendario, observamos que la relación de rendimiento entre las dos clases de activos es altamente variable. A lo largo de los últimos 39 años calendario, las acciones han tenido un rendimiento superior con mayor frecuencia (28 veces) con un 13,1% de promedio con respecto a los bonos en esos mismos años. Los bonos han presentado un rendimiento superior con menor frecuencia (11 veces), pero con un diferencial de promedio más significativo en esos años del 16,02%”.

La gestora ha hecho el análisis de cuál sería el rendimiento del año natural para las acciones, los bonos y una combinación de 60% de acciones y 40% de bonos. Lo ha resumido en un gráfico, que indica el diferencial de rentabilidad del año natural tanto de las acciones como de los bonos en relación con la combinación 60/40. “Aunque la relación de rendimiento interanual entre acciones y bonos a menudo ha variado de forma drástica, una combinación 60/40 normalmente ofrece una mezcla entre proporcionar participación en la clase de activos con buen rendimiento y limitar el efecto de la que presenta un mal rendimiento. A pesar de que los inversores pueden obtener la misma exposición con la tenencia de fondos de acciones y bonos por separado, un fondo equilibrado que combine clases de activos puede ayudar a los inversores a combatir la necesidad natural de perseguir la clase de activos con buen rendimiento y abandonar la que tiene un mal rendimiento”, explica David Connelly, director de productos globales de la entidad americana.

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Los rendimientos negativos se mitigan

Los rendimientos negativos a corto plazo hacen que los inversores pierdan confianza y abandonen la estrategia de inversión a largo plazo. De hecho, los inversores a menudo se centran en evitar las pérdidas a corto plazo en detrimento de los objetivos de inversión a largo plazo, un comportamiento que se conoce como aversión miope a las pérdidas en los círculos de las finanzas conductuales. Esto significaría que tanto acciones como bonos juegan un papel determinante en la cartera de un fondo mixto. En este sentido, y de acuerdo con este estudio, una cartera equilibrada ha mitigado históricamente el grado y la frecuencia de las pérdidas que sufre un inversor en relación con una cartera exclusiva de renta variable. En la presentación 4 MFS IM ilustra cómo una cartera equilibrada redujo la cantidad de pérdidas pronunciadas. La firma cree que esta moderación histórica del riesgo bajista puede ayudar a los inversores a mantener la disciplina con  mercados volátiles.

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El todo es mayor que la suma de las partes

El último paso de MFS IM ha sido examinar las compensaciones históricas entre rentabilidad y riesgo que ofrecen las acciones, los bonos y una combinación 60/40 reorganizada trimestralmente. La desviación estándar es un indicador habitual de la volatilidad del rendimiento, o el riesgo, de distintas carteras. En este sentido, el gráfico 5 muestra el rendimiento anualizado a largo plazo y la desviación estándar de acciones y bonos. En él se demuestra cómo el mejor rendimiento a largo plazo de las acciones viene acompañado por una mayor volatilidad del rendimiento. “Cabría esperar que una cartera que combina acciones y bonos tuviera un perfil de riesgo/recompensa situado en algún punto entre ambas clases de activos. Sin embargo, ya que el rendimiento de las acciones y los bonos no está perfectamente correlacionado, existen ventajas de diversificación al combinar las clases de activos, lo que resulta en un perfil mejorado de riesgo/rendimiento para una combinación 60/40”. Históricamente la cartera equilibrada capturó el 90% del rendimiento ofrecido por la renta variable con tan solo el 65% de la volatilidad.

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