François Badelon (Lonvia Capital): “No se puede invertir en bolsa con éxito de la misma forma que hace 25 años”

François Badelon
Foto cedida por Lonvia Capital.

Si hay una razón que ha sido determinante para que François Badelon encontrara nuevos estímulos y se sumara a Lonvia Capital ha sido la sintonía que ha tenido con Cyrille Carrière. Como suele suceder en el mundo de los negocios, todo empezó con un desayuno entre ambos programado para las ocho y media de la mañana que, cuando hay buena sintonía, se prolonga en el tiempo. En este caso, lo hizo durante más de seis horas, hasta bien entrada la hora del almuerzo. “Fue una charla muy interesante. Me quedé muy impresionado por su manera de gestionar”, revela Badelon a FundsPeople en la primera entrevista que concede a un medio de comunicación tras su aterrizaje en Lonvia Capital.

“A priori, ambos teníamos una forma de gestionar bastante diferente, pero con muchas cosas en común. La más importante es la visión a largo plazo. Entendí que podíamos compartir y aprender muchas cosas juntos y, a partir de ese momento, me pareció muy interesante la posibilidad de construir una plataforma de crecimiento trabajando con talentos excepcionales de nuestra industria”.

Carrière es el director de Inversiones y se centrará en la labor que lleva desarrollando desde hace más de 25 años: el análisis y la gestión con completa autonomía. Por otro lado, Badelon estará liderando la estrategia de desarrollo de la compañía junto con el resto de socios que componemos Lonvia Capital.

Así es su filosofía única

Badelon destaca de Carrière el hecho de haber sido capaz de desarrollar su propia filosofía de inversión. Esta se plasma bajo un concepto: el círculo virtuoso del crecimiento.

En esencia, se basa en un modelo de identificación, análisis y selección de negocios muy particular. Que una compañía entre en su cartera no es fácil. Tiene que demostrar una reinversión continua de sus beneficios netos en innovación de productos, digitalización de sus procesos, mejoras operativas constantes, inversión en I+D, búsqueda de nuevas verticales de crecimiento basadas en ampliar su oferta de servicios o productos, internacionalizarse de forma orgánica (a través de construcción de fábricas fuera de Europa), o inorgánica, (a través de operaciones corporativas eficientes que les den acceso a nuevos mercados y a otros nichos de crecimiento).

En la práctica, esto se traduce en empresas con características estructurales de crecimiento sostenible. Aunque no sean grandes capitalizadas. Pueden ser compañías locales, que primero distribuyen sus productos en un país concreto, y al cabo de varios años, cuando han elevado su tamaño en bolsa, empiezan a expandirse a nivel mundial. Es lo que está en el centro del proceso de decisiones de Carrière. Según Badelon, antes de tomar la decisión de fundar Lonvia Capital, Carrière sentía que trabajaba en un entorno en el que no podía exprimir todas las oportunidades que le ofrecía el mercado. “Crear una gestora en torno a él para empezar a hacerlo fue una buena idea”, opina.

Pasado similar y potentes sinergias de futuro

Ambos son profesionales con trayectorias profesionales muy similares, pero que han decidido emprender caminos diferentes. “Carrière es un apasionado de la gestión. Le gusta concentrarse en la gestión de sus fondos, lo mismo que me ocurría a mí al comienzo de mi etapa anterior. Su pasión es esa y su intención es seguir en esa labor. A mí me gusta mucho la inversión, pero no soy un gestor de fondos de corazón. Gestionar un fondo conlleva unas reglas y yo me siento más como un inversor, como un hombre de negocios, que puede aportar mucho a nivel de estrategia. Por eso, nuestros roles en Lonvia Capital son muy complementarios”, explica.

En estos casi 20 años que han pasado en los que Badelon ha sido emprendedor de éxito en la industria de gestión de activos ha cometido errores. Pero también aciertos. Y todo ese conocimiento que ha aprendido a base de pruebas de ensayo y error está dispuesto a volcarlo en Lonvia Capital. Basta mantener una charla con él para darse cuenta de que su visión sobre la economía y los mercados financieros encierra un gran saber. Este se basa en la observación y el análisis de un mundo que está en permanente transformación, lo que supone un grandísimo reto para un gestor value. “Su trabajo es hoy más difícil que hace 25 años”, asegura.

Los grandes retos de la gestión y los diferentes estilos de inversión

Desde el punto de vista del negocio, actualmente existe una mayor competencia. Para el presidente del comité estratégico de Lonvia Capital es evidente que esto supone un importante desafío. Sin embargo, desde el lado puramente de la gestión, el reto no es menor. “Los gestores de los años 90 estaban acostumbrados a tener muchas oportunidades por valoración. Se podía ganar la Liga comprando empresas baratas y, cuando subían, venderlas y con el capital adquirir otra cosa. La irrupción de Internet a partir del 2000 cambió radicalmente la manera de hacer negocios. Para las empresas supuso una aceleración brutal de su capacidad de crecimiento”.

Tal y como explica, esto ha hecho que compañías que operaban a nivel local se hayan convertido rápidamente en líderes mundiales. “La tecnología acelera esta tendencia cada vez más. Las empresas que saben aprovechar esto crecen aún más rápido. Pueden buscar empleados más fácilmente que antes, atrayendo el mejor talento desde cualquier parte del mundo. Por eso hoy existe una concentración del talento que no existía antes. Las compañías se han dado cuenta de que su negocio se acelera si cuentan con estos profesionales, por la creatividad que aportan. En empresas como Netflix esto es algo muy importante”.

Según Badelon, hoy hay que identificar las empresas apropiadas para crecer con la estrategia apropiada a largo plazo. Y para ello se necesita mucha disciplina.

“La disrupción hace que todo cambie muy rápidamente. Las empresas que son muy creativas, que se adaptan o anticipan los cambios, crecen más que nunca. Es algo que ha sido complicado de entender para los gestores value. Las tendencias de inversión siempre han sido fáciles de comprender, pero difíciles de implementar. No se puede invertir en bolsa con éxito de la misma forma que hace 25 años. Cuando una empresa cotiza barata no quiere decir que tengamos que entrar en ella. Lo de comprar barato se ha hecho más difícil que antes porque muchas de ellas son baratas por peligrosas razones”, advierte.