Dilema del prisionero: qué es y por qué sirve para explicar la concentración bancaria

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La concentración a la que tiende el sector financiero en España,  que obedece a dos grandes cambios estructurales que se han visto desde la crisis financiera, es fácilmente extrapolable al resto de Europa, que ya ha avanzado en ese proceso de concentración como se ve en el índice HHI. Ahora, lo que quiere Europa es un cambio estructural del sector y esto pasa por la consolidación, no solo nacional, preferiblemente trasnacional. Luis de Guindos, vicepresidente del BCE , en uno de sus últimos discursos apuntaba como vías de progreso a la situación del sector “la consolidación de los bancos -aprovechando las economías de escala y de alcance-, la adopción de nuevas medidas de gestión de los bancos para resolver los préstamos improductivos, y la diversificación de la estructura de ingresos para obtener más ingresos por concepto de honorarios y comisiones -en función del modelo de negocio específico-”.

¿Cuáles serían las implicaciones para la sociedad de un importante nivel de concentración? ¿Estamos realmente ante la creación de un oligopolio? El dilema del prisionero nos dará las claves del funcionamiento de un mercado oligopolístico. 

El análisis del oligopolio brinda la oportunidad de introducir la teoría de juegos, que es el estudio del modo de comportamiento de los individuos en situaciones estratégicas. Por ‘estratégicas’ entendemos una situación en la que una persona, cuando decide lo que va a hacer, tiene que considerar cómo responderían otras.

El dilema del prisionero pone sobre la mesa la disyuntiva de dos presos de confesar o no unos delitos que podría conllevar más o menos años de cárcel, todo dependiendo de lo que decida hacer tanto uno como otro. Muestra por qué es difícil mantener la cooperación, incluso cuando es mutuamente beneficiosa. La historia del dilema del prisionero muestra por qué los oligopolios pueden no ser capaces de mantener la cooperación, aunque esta sea lo que más los beneficie. A los oligopolios les gustaría actuar como monopolios, pero el interés personal los lleva a actuar de una manera más parecida a la competencia. El lugar del espectro en el que acaban depende del número de empresas que haya y de su grado de cooperación.

¿Tenemos un escenario oligopolista a la vista en el sector bancario? No nos quedemos con la foto sencilla, ya que hay variables que considerar. Entre ellas, los nuevos competidores y un mundo cada vez más digital. Las entidades financieras no compiten solo entre ellas, sino que también lo hacen con nuevos competidores como son las Fintech, fuera del radar regulatorio. Todo este nuevo ecosistema redefine el campo de actuación del sector bancario que lo que necesita es ofrecer a sus clientes un servicio mucho más personal y tecnológico. El mundo digital es otra de las variables que hay que tener en cuenta y en la que la banca tradicional tiene que trabajar. Estamos más bien ante una redefinición del sector bancario. En esta línea se sitúa BofA Global Research que menciona en uno de sus últimos informes que  “la consolidación promueve la sana competencia. Al mismo tiempo, que puede ayudar a los bancos a aprovechar las economías de escala de un mercado bancario único y a reducir los costes marginales gracias a las tecnologías digitales”. Un nuevo escenario que según el banco “beneficia tanto a los consumidores como a la rentabilidad de los bancos”. Y termina apoyando un sector eficiente y resiliente. “La consolidación, cuando se planifica y ejecuta adecuadamente, puede desempeñar un papel importante”.