Teoría de la perspectiva: cómo tomamos decisiones de inversión

Finanzas conductuales - Noticia
Josh Riemer (Unsplash)

Mientras que algunos modelos económicos se basan en teorías donde el humano es un ser racional, o también llamado homo economicus, la teoría de la perspectiva viene a decirnos que no es así. Somos más emocionales de lo que pensamos. Aquí entra en juego las finanzas conductuales. La teoría de la perspectiva o teoría prospectiva estudia cómo tomamos las decisiones de inversión y muestra cómo las personas administran la relación riesgo / rentabilidad en el momento de decidir.

Origen de la teoría de la perspectiva

Esta teoría, que nace a finales de la década de los 70, surge como alternativa a la teoría de la utilidad esperada desarrollada por Bernoulli en el siglo XVIII. El sueco Daniel Bernoulli propuso la teoría de la utilidad esperada que asume que los individuos son agentes racionales que siempre buscan maximizar su utilidad. Para entender bien en qué consiste la teoría de la perspectiva veamos un caso práctico. David Cano, director general de Afi Inversiones Globales SGIIC, lo explicó de la siguiente manera en la Masterclass sobre Finanzas Conductuales que ofreció la entidad.

Caso práctico

Pongamos un ejemplo para entenderlo fácilmente. Hay dos posibilidades:

  • 100% de probabilidad de perder 7.500 euros
  • 75% de probabilidad de perder 10.000 euros y 25% de no perder nada

¿Qué eliges? Tal como explica David Cano, bajo la teoría de la utilidad esperada, “un agente racional sería indiferente a las dos opciones planteadas ya que tienen el mismo valor esperado. Pero este resultado no describe el comportamiento común de las personas”. Es aquí cuando entra en juego la Teoría de la perspectiva que expone que los seres humanos no somos racionales en nuestra toma de decisiones. Preferimos la opción que incluye la posibilidad de evitar la pérdida. Es decir la segunda. Damos más importancia a no perder que a la posibilidad de ganar. ¿Qué nos mueve a ello? El sesgo de aversión a las pérdidas.

Pero si te ofrecen estas opciones:

  • 100% de probabilidad de ganar 3.000 euros
  • 75% de probabilidad de ganar 4.000 euros y 25% de probabilidad de no ganar nada

¿Qué eliges? El homo economicus lo tiene claro. Le daría igual. Los cálculos matemáticos dictaminan el mismo resultado. ¿El ser emocional que llevamos dentro? Elegiríamos la primera.

¿A qué conclusión llegamos?

Existe una asimetría en la toma de decisiones. Se prefiere la opción arriesgada en el primer caso, cuando se puede llegar a evitar la pérdida, pero la defensiva en el segundo, cuando hay un beneficio garantizado. Es decir, las personas somos aversas al riesgo en las ganancias y tomadoras de riesgo en las pérdidas.

Clase teórica del estudio de Kahneman y Tversky

Los psicólogos israelíes Kahneman y Tversky explicaron en su libro Prospect Theory: an analysis of decision under risk que los humanos decidimos tratando de evitar las pérdidas o de garantizar los beneficios. Por esta razón, en un entorno de incertidumbre, mostramos asimetría en la toma de decisiones. Tal como se observa en el gráfico, las pérdidas tiene un impacto superior en los humanos que las ganancias, del orden de 2,5 veces superior.  

Fuente: Afi 'Behavioral Economics, Behavioral Finance'

Pedro Bermejo en su libro Neuroconomía: así piensan las empresas lo explica de manera muy sencilla. “Cuando priman las ganancias, triunfa el refrán español ‘más vale pájaro en mano que ciento volando’ y los sujetos apuestan por las ganancias seguras, mientras que este supuesto no se cumple cuando hablamos de pérdidas y existe una posibilidad, por pequeña que sea, de evitarlas”. El cerebro aprovecha cualquier oportunidad para impedir perder y más aún si hablamos de dinero.