En el mes de mayo La Comisión Europea publicó su Estrategia de Inversión Minorista (más conocida por sus siglas en inglés, RIS) con la que busca aumentar la protección del inversor. Más allá de las críticas que ha recibido la RIS porque contempla la prohibición total de retrocesiones en los servicios de comercialización, hay un concepto que preocupa especialmente a la industria: el value for money.
En esta entrada del Glosario de FundsPeople, explicamos en qué consiste con la ayuda de Pilar Galán, socia responsable de Financial Services Legal de KPMG Abogados y de Pablo Alonso Montes, senior manager de Financial Services Legal de KPMG Abogados. Para ampliar la información se puede leer además este articulo publicado en la revista de FundsPeople
¿Qué es el value for money?
El value for money en términos generales busca calcular el valor que ofrece un servicio determinado. Es analizar su calidad-precio definido como la utilidad derivada de cada compra o de cada suma de dinero gastada.
En el caso concreto de aplicación de la RIS , "supone la obligación de realizar una identificación y cuantificación claras de todos los costes y gastos relacionados con el instrumento financiero y una evaluación de si dichos costes y gastos están justificados y son proporcionados, teniendo en cuenta las características, los objetivos y, en su caso, la estrategia del instrumento financiero, y su rendimiento ("el proceso de fijación de precios", afirman Galán y Alonso Montes.
¿Por qué genera críticas?
Precisamente, todo lo relativo a ese proceso de fijación de precios es lo que ha generado las mayores dudas en el sector. Al fin y al cabo, la propuesta de la Comisión Europea comprende una comparación con el índice de referencia, un benchmark, en relación con los costes y el rendimiento de los productos financieros. "Lo deberá publicar la ESMA o EIOPA según aplique (un “benchmark” con el que compararse para, en su caso, realizar las adaptaciones necesarias o incluso plantearse no comercializar el producto a inversores minoristas si los costes no son adecuados)", explican.
El problema está en que con esto se está limitando ese amplio concepto del value for money solo al precio del producto y esto es lo que molesta especialmente a la industria. "No es bueno que el value for money se base solo en los costes en función de índices de referencia que además habría que crear. Esto puede implicar mayores costes para las gestoras que nos lleven a subir precios a los clientes", explicaba Belén Blanco, directora en Europa de BBVA AM en un encuentro financiero en el que se analizaron los grandes desafíos que para la gestión de activos implica RIS.
"El establecimiento de un benchmark no permitiría tener en cuenta que el precio de los servicios de inversión puede variar significativamente entre distribuidores dependiendo de diferentes factores, tales como el país donde operan, el volumen y extensión de su red de distribución, el tipo de servicio, la posibilidad de operar a través de canales digitales, la cualificación de los empleados que intervienen en la prestación del servicio, etc", explican Galán y Alonso Montes.
¿Cómo y contra quién hay que compararse?
Más allá de cómo se podría cuantificar y comprar el valor cualitativo que ofrece cada producto o entidad y que no aparece recogido en lo que la Comisión Europea entiende por value for money, hay además muchas dudas en cómo establecer ese valor atendiendo solo al criterio cuantitativo del precio.
"Surgen interrogantes muy relevantes en relación con la metodología (ya que no existe un estándar europeo para agrupar los instrumentos financieros en función de su naturaleza y riesgo, ni está claro si sería a nivel nacional o europeo) así como sobre la complejidad para su desarrollo y mantenimiento", afirma Galán.
Además, los expertos de KPMG avisan de que en esa comparación de precios no se tengan en cuenta que hay muchas gestoras que en ese coste de sus productos incluyen también "mecanismos de inversión más sofisticados (por ejemplo, para incorporar atributos de sostenibilidad o el análisis y asesoramiento externo específico) que encarecen el coste de sus productos y empeoran su comparación con el benchmark de precios".
Por último, la industria se muestra preocupada por la deriva que implica lo que consideran que es una intervención de los precios, que deja a las grandes gestoras, con más capacidad de escala, como las grandes vencedoras.
"Constituye en la práctica una intervención del precio que puede tener efectos no deseados sobre la oferta de producto, por la simplificación de la misma y tendencia hacia la estandarización y gestión pasiva", aseguran desde KPMG.