El paquete de medidas propuesto por la Comisión Europea supone cambios tan radicales que despiertan varias quejas por parte de las firmas nacionales.
El paquete de medias propuestas por la Comisión Europea para para proteger al inversor minorista conocido como Retail Investment Strategy (RIS) se ha convertido en un quebradero de cabeza para las gestoras españolas de fondos. En las últimas semanas se han organizado varios foros sobre gestión de activos en los que las firmas españolas han expuesto las principales críticas que hacen a esta propuesta europea que provoca grandes cambios en el modelo de negocio de las entidades, como comentábamos en este artículo publicado en el último número de la revista FundsPeople.
Se quita libertad a los inversores
Una de las críticas más repetidas ha sido la que versa sobre la prohibición de incentivos en los servicios de pura comercialización de IIC (RTO). No solo porque amenaza al 52% de los ingresos por comisiones de las gestoras españolas, si no porque puede limitar la libertad de los inversores a la hora de elegir el servicio que quiere recibir de su gestora o distribuidor.
"Hay que defender que el modelo de comercialización de fondos ha favorecido la libertad del ahorrador para elegir el servicio que quiere recibir. ¿Por qué imponer al 96% de Europa la obligación del asesoramiento?", se preguntaba Ángel Martínez Aldama, presidente de Inverco. "Prohibir el modelo de comisiones implícitas no aporta sino que restringe", coincide en señalar Nicolás Barquero, CEO de Santander AM en España.
Miguel Artola, director general de Bankinter Gestión de Activos, explicaba además cómo el modelo de las retros habían permitido a los inversores acceder a todo tipo de productos con una gama amplia. A este respecto hay que recordar que MiFID II obligaba a que para cobrar retros en ese servicio de pura comercialización, era obligatorio que al menos el 25% de la oferta fuera producto de terceros, lo que ha sido un impulso a la arquitectura abierta. Ahora se teme que esa amplia oferta se limite al no poder recibir los distribuidores incentivos por ese tipo de venta. "Todo eso puede desaparecer en el futuro si se eliminan las comisiones de retos y se verá abocado a asesoramiento o gestión de carteras", explicaba.
El valor no solo está en el precio
La segunda gran crítica que hace la industria se refiere al concepto del value for money que recoge la RIS, muy enfocado en los costes de los productos y no tanto en el servicio añadido que se ofrece. "No es bueno que el value for money se base solo en los costes en función de índices de referencia que además habría que crear. Esto puede implicar mayores costes para las gestoras que nos lleven a subir precios a los clientes", explica Belén Blanco, directora en Europa de BBVA AM. De hecho, las gestoras ya están estudiando algunas alternativas que se pueden implementar para compensar esos aumentos de costes. Al fin y al cabo, según defiende Aldama "el valor no está solo en el precio sino en el servicio, la sostenibilidad o la accesibilidad".
Cómo hacer comparaciones justas
Muy ligado a ese concepto del value for money está el tema de la fijación de los benchmark, las referencias de costes medios que se utilizarán para determinar si un fondo aporta o no valor al inversor. "Hay muchas dudas sobre cómo se van a establecer esos benchmark, si se hará o no por categorías, si habrá diferenciación entre gestión activa y pasiva, si afectará a la cartera de productos ya en el mercado o solo a los que están en producción… Se está pasando de un sector regulado a otro prácticamente intervenido", afirma Juan Aznar, presidente de Mutuactivos. Por no mencionar que un benchmark es tan cortoplacista que no casa con la idiosincrasia del fondo de inversión, cuya filosofía es más a largo plazo que a corto. "Me cuesta entender, el tema del value for money porque en esta industria se habla mucho de largo plazo pero los benchmark están pensandos a corto", apunta Joseba Orueta, consejero delegado de KutxaBank Gestión.