Guía práctica para diversificar una cartera de renta fija en el actual entorno de mercado

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Torley, Flickr, Creative Commons

La renta fija se ha convertido en un dolor de cabeza para muchos gestores de patrimonios. En un entorno de tires en niveles muy bajos y en el que la Reserva Federal no tiene otro camino que el de aplicar subida de tipos de interés, los inversores buscan estrategias que les permitan reducir el riesgo y diversificar de forma eficiente. “Esto implica concentrarse en el riesgo: identificar los factores de riesgo que condicionan las distintas clases de activos y diversificar de forma efectiva entre estas; tratar de obtener la máxima rentabilidad posible de la beta (diversificando sobre todo en clases de activos no tradicionales) y esforzarse por aprovechar las oportunidades de alfa. También implica tratar de proteger las carteras en la medida de lo posible ante sucesos extremos, analizar las posibles repercusiones para la cartera del riesgo de que se produzca un suceso extremo (prueba de resistencia) e identificar posibles coberturas que proporcionen protección ante el riesgo de este tipo de sucesos”, explica Matteo Germano, director global de inversiones multiactivo en Pioneer Investments.

La inversión en multiactivos es una de las alternativas que sugieren en NN Investment Partners de cara a preparar las carteras para hacer frente a una subida de tipos. “Este enfoque global, y por tanto la posibilidad de beneficiarse de las oportunidades generadas a nivel global, encaja muy bien con la actual situación de entorno de tipos bajos y circunstancias de mercado que cambian continuamente. Sin embargo, el inversor debería evitar sorpresas negativas a la hora de perseguir su objetivo de inversión. Limitar el riesgo a la baja es el principal factor para lograr estos resultados”, aseguran. La gestora propone otras dos alternativas. La primera, estrategias que inviertan en préstamos sindicados (senior loans), créditos concedidos a empresas sin grado de inversión para financiar adquisiciones, refinanciar deuda existente, apoyar la expansión de su negocio u otros fines generales.

“Lo interesante de estos instrumentos a tipo flotante, que devengan intereses en función de las fluctuaciones del libor, no es sólo que ejercen una cobertura natural frente a las subidas de tipos, sino que generalmente están garantizados con los activos del prestatario y ocupan un puesto prioritario en la estructura de su capital, de manera que los prestamistas son los primeros en el orden de prelación a la hora de percibir pagos cuando el prestatario liquida sus deudas. Esto se refleja en menores tasas de impago y mayores tasas de recuperación que otros instrumentos de renta fija como high yield”, explican desde la entidad holandesa. La tercera propuesta es apostar por estrategias de retorno absoluto, cuyo objetivo es lograr una rentabilidad positiva, independientemente de las circunstancias del mercado. En este caso, el riesgo total de la cartera se gestiona estrictamente con respecto a un índice de referencia libre de riesgo, generalmente liquidez.

En un entorno de tipos de interés al alza, estos fondos tratarán de preservar el capital, ya sea mediante la adopción de estrategias sin restricciones, tales como salir completamente de la clase de activos en declive para invertir en activos más defensivos o de menor riesgo, utilizando derivados para coberturas o elevando el componente de liquidez de la cartera. “No es una solución mágica, pero sí una solución interesante en términos de rentabilidad ajustada al riesgo”, afirma Sasha Evers, director de BNY Mellon IM para Iberia. Es a la hora de elegir el producto cuando hay que redoblar la atención. “En el proceso de selección hay que ser especialmente cuidadoso, ya que la dispersión entre los resultados que consiguen los gestores es muy amplia. Son estrategias cuyo resultado depende más de la habilidad del gestor. La gestión del riesgo es especialmente importante cuando tu benchmark es la liquidez y no puedes abrazarte al índice”, señala Evers.

Independientemente de las tres recomendaciones ofrecidas por los expertos, lo que un gestor de patrimonios tiene que analizar sí o sí son las correlaciones. En este sentido, en un entorno en el que los programas de flexibilización monetaria puestos en marcha por los distintos bancos centrales han reducido significativamente los beneficios de la diversificación entre las diferentes clases de activo dentro del universo de la renta fija, resulta curioso que los inversores sigan concentrándose en categorías de renta fija con una alta sensibilidad a la subida de los tipos de interés. En el siguiente gráfico, presentado en Madrid por Jonathan Sachs, especialista de producto de renta fija de retorno absoluto de J.P.Morgan AM, se muestra cuál es el volumen actual invertido a nivel global en las diferentes categorías de renta fija, así como cuál ha sido la correlación en el periodo 2013-2015 de los diferentes segmentos de mercado de la renta fija.

Esto es algo que el inversor debe siempre tener siempre en cuenta a la hora de hacer su asignación de activos para tratar de optimizar la diversificación de su cartera, puesto que de este análisis se pueden extraer conclusiones muy interesantes (1 significa que la correlación es total: los dos activos se comportan igual; 0, no existe correlación; -1 la correlación es negativa: cuando un activo sube el otro baja en la misma medida). Destaca, por ejemplo, la baja correlación que ha existido en este periodo entre los bonos del Tesoro de EE.UU. y el mercado de high yield americano (0,23) o la escasa correlación entre el bund alemán y la deuda de alto rendimiento de Estados Unidos (0,11). No obstante, conviene recordar que las correlaciones entre las diferentes clases de activo no son algo estático, sino que se van moviendo, y clases de activo que en un periodo pueden tener una baja correlación entre sí pueden variar en un futuro.

Fuente: Barclays, J.P. Morgan Asset Management a 31/05/2015.