¿Hasta qué punto es sospechosa la última corrección de la renta fija?

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Yohann.aberkane, Flickr, Creative Commons

Después de un periodo de tranquilidad y retornos al alza, en la última semana han regresado las ventas de bonos. Todo apunta a que esta corrección se ha originado en torno a la última reunión del BCE, en la que el banco decepcionó las expectativas del consenso de mercado. Así, se pudo apreciar que la rentabilidad del bund a diez años regresó a terreno positivo por primera vez desde mediados de julio. En los últimos días han sido los gilt británicos los que se han puesto a la cabeza del sell off (retrocedieron un 2,3% desde el 7 de septiembre), seguidos de los bonos belgas, franceses e italianos, informa Bloomberg.

Desde Pioneer Investments el responsable de renta fija europea, Tanguy Le Saout, afirma sin embargo que uno de los movimientos más interesantes “ocurrió en Japón, donde la curva de tipos se aplanó notablemente, al cotizar el bono a 30 años significativamente por debajo de otros vencimientos”. El experto cree que “a los inversores les inquieta que esto pudiera ser el comienzo de otro gran movimiento de las rentabilidades, como el infame Taper Tantrum de 2013 y la subida de casi 100 puntos básicos en las rentabilidades vista en el segundo trimestre de 2015”.

Son varios los peligros para la renta fija que percibe el responsable en el corto plazo. En primer lugar, recuerda que “se han construido grandes posiciones a favor de un aplanamiento de la curva en los últimos meses, y probablemente se reviertan ahora”. En segundo lugar, comenta que “la situación técnica parece difícil en general, con muchos mercados rompiendo resistencias clave”. En tercer y último lugar, advierte de que “la escala de los movimientos de los últimos días (combinado ahora con unas bolsas más débiles) podría causar un shock de los VaR para algunos inversores, llevando a la liquidación de posiciones”. La recomendación del experto es mantener una posición corta en duración para afrontar estas turbulencias.

Mark Dowdling, co responsable de bonos con grado de inversión en BlueBay, también se fija en el repunte de las rentabilidades de bonos de la zona euro en torno a la reunión del BCE, “pero con la oferta de bonos disminuyendo continuamente, nos da la impresión de que es improbable que el escenario subyacente cambie materialmente en este punto”. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta el mensaje emitido por la Fed y el Banco de Japón (BoJ) en las últimas semanas, el equipo de BlueBay cree que “los bancos centrales se están volviendo cada vez más conscientes de los límites del QE y de cómo sus políticas tienen también costes, no sólo beneficios”. El experto subraya en este sentido que “el aplanamiento de las curvas está siendo visto cada vez más como un daño a la rentabilidad bancaria, así como un daño para la solvencia de las compañías de seguros de vida y los fondos de pensiones”.

De aquí en adelante, la estrategia de BlueBay se centrará en lo que denominan “los temas gemelos de política y política monetaria, al tratar de determinar cuánto tiempo más puede persistir el entorno actual de baja volatilidad y apetito por el riesgo”. En este sentido, creen que va a tener más influencia la próxima reunión del BoJ que la de la Fed, por existir más incertidumbre sobre los planes de la institución nipona: “Está claro que el BoJ está alcanzando los límites del QE y la pregunta va a ser qué va a pasar a continuación. Pensamos que en último extremo podría llevar al despegue de una política monetaria radical, pero no creemos que sea el caso por el momento”, aclara Dowdling. En cambio, cree que de momento el BoJ imitará al BCE y optará por no añadir nuevos estímulos al paquete ya en marcha. “No obstante, no se pueden ignorar los pensamientos en torno al dinero helicóptero y, aunque la respuesta pueda residir en la política fiscal, claramente está fuera del dominio de Kuroda”, sentencia el experto.

También se ha podido observar en la última semana que los treasuries a 10 años han roto la tendencia de rangos en la que se habían visto recientemente. Según David Kohl, estratega jefe de divisas y economista jefe en Alemania de Julius Baer, se puede explicar el repunte de la referencia hacia el 1,7% del pasado viernes 9 de septiembre “por unos comentarios supuestamente hawkish de Rosengren, el presidente de la Fed de Boston, sobre la previsión de tipos”.

Sin embargo, Kohl descarta que “este movimiento sea un punto de inflexión para los tipos”, sino que prefiere interpretarlo como “una corrección frente a una caída previa de los rendimientos”, dado que la rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense se había contraído mucho tras el Brexit. El experto añade que “los fundamentales del bono, incluyendo una inflación benigna y una actuación muy cautelosa de la Fed para subir tipos justifican que la rentabilidad del treasury a diez años se sitúe entre el 1,7% y el 1,9%”.

Finalmente, Kohl afirma que “las próximas elecciones presidenciales en EE.UU. y su incertidumbre inherente proporcionan un factor de apoyo especial para los treasuries, dado su rol de activo refugio”, por lo que pronostica que la rentabilidad del bono a diez años podría caer a la parte baja del rango ya indicado, en torno al 1,7%.