Implicaciones (limitadas) de la crisis de Evergrande en los mercados: análisis de las gestoras internacionales

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Chuttersnap, Unsplash

Las comparaciones son odiosas. Y equiparar la caída de Lehman Brothers con el posible impago de la inmobiliaria china Evergrande no es una excepción. Los principales índices globales acusaban en la sesión del lunes caídas del entorno al 2% ante temores de que la quiebra de Evergrande desencadenase una ola sistémica en los mercados. Al fin y al cabo, hablamos de la caída de la inmobiliaria más grande de China. Del colapso de una deuda valorada en 300.000 millones de dólares. Pero para las gestoras internacionales, el riesgo real de contagio es limitado. Piden calma y prudencia ante un evento que aún ni siquiera se ha cumplido.

Primero, porque como bien resalta Paul Lukaszewski, responsable de deuda corporativa de Asia Pacífico de Aberdeen Standard Investments, la exposición financiera a la deuda y las acciones de Evergrande se concentra principalmente en China.  Incluso el mercado chino de bonos offshore es único. Los inversores nacionales representan el 80% o más de las tenencias de los bonos denominados en dólares emitidos por empresas chinas. “Para que el contagio llegue a los mercados financieros mundiales sería necesario que los efectos de la situación de Evergrande de segundo y tercer orden desencadenasen una crisis interna mucho mayor en China”, asegura Lukaszewski.

Segundo, que no podemos mirar esta crisis desde una lente occidental. Para comprender este evento, hay que entender bien en escenario político interno de China. La deuda y la demografía son dos de los desafíos económicos a largo plazo de China. Y bien podríamos estar ante el ejemplo perfecto de cómo China piensa lidiar con su problema de apalancamiento.

No obstante, desde DWS propone que sirve de recordatorio, por si hiciera falta, de que hay que estar atentos a los acontecimientos de riesgo que se originan en China. Así, desde Amundi buscarán evidencias en tres áreas clave que podrían desencadenar nuevas acciones en las carteras:

  1. La evolución de los precios de los activos dado el contexto del mercado.
  2. El papel del gobierno en el proceso.
  3. Cómo evolucionará el acceso a la financiación para otras compañías del sector en los próximos meses.

Un desapalancamiento controlado

“Hay un proverbio chino muy usado que se traduce vagamente como matar un pollo para asustar al mono”, citan en un análisis Allianz Global Investors. Para la gestora, Evergrande es el pollo que manda el mensaje a las empresas chinas: se acabó la barra libre de liquidez. De hecho, se ve con claridad que los problemas de Evergrande empezaron con la introducción de la norma China de las tres líneas rojas el año pasado. El objetivo del Gobierno es controlar el riesgo financiero en las sociedades inmobiliarias. Bajo los nuevos criterios, empresas como Evergrande deberán reducir su apalancamiento antes de que pudieran contraer más deuda.

De hecho, como bien recuerdan desde Allianz GI, a finales de 2020 Evergrande ya peligraba en sus pagos aunque finalmente llegó a un acuerdo con los prestamistas.  ¿Qué ha cambiado ahora para que no entre al rescate el gobierno chino? La clave está en la situación macro. “Como hemos visto en otras áreas, como la represión de las empresas de Internet, las autoridades están utilizando el crecimiento como una oportunidad para tomar medidas contra lo que se considera áreas de alto riesgo”, explican desde AGI.

Es decir, con un colchón en la mano, sería una caída controlada. "El gobierno tiene muchas herramientas para detener las consecuencias y probablemente ya haya tomado medidas entre bastidores", vaticina Jennifer James, analista jefe de mercados emergentes en Janus Henderson. Y Richard Bernstein, de Richard Bernstein Advisors (im Global Partner), coincide: "Mi apuesta es que habrá algún tipo de rescate para los tenedores de bonos / préstamos nacionales, pero que el gobierno probablemente castigará a la empresa por su mala gestión".

Crisis, que no contagio sistémico

Además, una corrección controlada en el mercado inmobiliario chino permitiría al Gobierno atacar otros dos de sus objetivos: corregir la desigualdad y mejorar su perfil medioambiental. El 40% de los activos de los hogares chinos está en el inmobiliario. Y en los últimos años se ha convertido en uno de las principales fuentes de desigualdad en el país. Asímismo, una ralentización en la construcción permitiría que China alcanzase sus metas de emisiones de carbono.

No será un operación sencilla, eso día. “Lidiar con el riesgo moral en tiempos de debilidad cíclica es un arte delicado”, reconoce Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM. Si bien Pekín parece estar lista para enviar una señal de advertencia a otros actores apalancados en el sector inmobiliario, Moëc sospecha que las autoridades también están interesadas en evitar el contagio sistémico. Especialmente porque la economía en su conjunto se está debilitando. Pero también hay que ser conscientes de que el gobierno chino controla directamente más palancas que sus contrapartes occidentales, especialmente a través del sector bancario. “En pocas palabras, la corrección de los excesos en el sector inmobiliario tendrá consecuencias sistémicas solo si el gobierno chino lo permite”, sentencia.

Y Paul Gurzal, responsable de Crédito, y Akram Gharbi, responsable de Crédito High Yield, de La Française AM, coinciden. “La intención del Gobierno chino no es provocar una oleada de quiebras incontroladas. Se trata de eliminar las empresas morosas para una mejor asignación de los recursos a lo largo del tiempo. En China, los impagos son supervisados por el Gobierno central según las prerrogativas políticas, económicas y sociales”, explica. La reciente recapitalización de Huarong es un ejemplo perfecto de ello.

Es el mensaje clave que mandan las gestoras: control. "Estos cambios de política son estratégicos. Probablemente se traduzcan en impedimentos estructurales para el crecimiento, si. Pero lo que no están diseñados para hacer es aniquilar el sector", explica James. Porque al final del día, el inmobiliario sigue siendo una parte grande e importante de la economía. Representa casi el 30% del PIB, aporta una contribución esencial a los ingresos provinciales (en forma de venta de tierras) y emplea a millones de personas.