Implicaciones para los mercados del cambio de rumbo en la política monetaria de los bancos centrales

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Davide "Dodo" Oliva, Flickr, Creative Commons

El próximo movimiento de la Fed será recortar los tipos”. Así de tajante se posiciona Nick Maroutsos, co-responsable de renta fija global de Janus Henderson, preguntado por sus previsiones para el año. Ha pasado una década desde el estallido de la gran crisis financiera y los bancos centrales siguen marcado el pulso de los mercados. Tras años de estímulos, las entidades monetarias han intentado retirar su apoyo, pero algunos, como la Reserva Federal, han tenido que tomarse un respiro mientras que otras, como el Banco Central Europeo han redoblado sus esfuerzos.

Tras la última reunión de la Fed hace unos días, queda claro que el contexto de los mercados ha cambiado. Willem Verhagen, economista senior del equipo de multiactivos de NN Investment Partners, ve dos puntos clave a analizar. En primer lugar, la lucha entre los riesgos internos y externos se ha inclinado claramente hacia este último a raíz de una desaceleración del crecimiento global, el comercio y las incertidumbres políticas, y el fuerte endurecimiento de las condiciones financieras a fines del año pasado. En segundo lugar, pese a los 10 años de expansión económica en Estados Unidos, la inflación ha permanecido silenciada y el Tesoro americano se mantiene en mínimos históricos. “Esta combinación ha provocado que la Fed contemple estrategias que permitan a la inflación dispararse por encima del objetivo en tiempos normales para compensar la inevitable falta de la misma cuando la Reserva Federal se vea restringida por los tipos a corto plazo en cero (lo que en inglés se denomina zero lower bound)”, explica el experto.

¿Qué implicaciones tiene este tono más acomodaticio de los bancos centrales para los mercados? ¿Hay que replantearse cómo se construye una cartera diversificada en este nuevo escenario? Las gestoras internacionales responden.

Renta fija

La clase de activos más beneficiada por las medidas de los bancos centrales es la renta fija. En Europa,el BCE ha confirmado una nueva ronda de liquidez para la banca con el anuncia del TLTRO II. Como explica Mondher Bettaieb, director de crédito de Vontobel Asset Management, el sistema europeo se beneficiará ahora de un exceso de liquidez de 750.000 millones de euros (tres años x 250.000 millones de nuevos depósitos). “El próximo exceso de liquidez es simplemente formidable para los mercados de bonos”, declara el gestor.

Aquí Maroutsos ve oportunidades en el segmento de deuda corporativa con calificaciones elevadas en Estados Unidos. “Los inversores también podrían beneficiarse de las caídas de los rendimientos, que se producen como resultado de que la Fed mantenga sus tipos inalterados o lleve a cabo un posible recorte en 2019 o 2020”, apunta. 

Teniendo en cuenta que, pese a la moderación en las expectativas de crecimiento no existe el riesgo de que se produzca una recesión en los próximos 12-18 meses y que la inflación sigue siendo moderada, François Rimeu, estratega senior de La Française AM, ve interesante estrategias de carry en deuda periférica, deuda corporativa o deuda emergente. Alain Krief, responsable global de renta fija de ODDO BHF AM, coincide en mencionar los carry trades en crédito y sumaría a la lista de ideas los mercados de emergente.

La gestión de la duración es clave, pero hay que ser conscientes de la variedad geográfica, remarca Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversión de Carmignac. En Europa, el moderado mensaje de los bancos centrales, justificado por la baja expectativa de inflación, es un mensaje claro para que los inversores reanuden su búsqueda de rendimientos y extiendan la duración de sus carteras. En Estados Unidos, el mensaje es similar, pero como la desaceleración no está tan puesta en precio como en Europa, un empinamiento de la curva (que los tipos más cortas bajen más que las tipos a más largo plazo) también podría ser una “estrategia ganadora”, según Saint-Georges.

Por el lado contrario, Rimeu evitaría los nichos que dan rentabilidades muy negativas, como los bonos de corto plazo de Alemania, Francia y otros países centrales o semicentrales, así como la parte larga de la curva estadounidense debido a la prima negativa y la curva de rendimiento plana.

Renta variable

La renta variable también es beneficiaria indirecta de unos bancos centrales acomodaticios. Como bien recuerda Olivier Marciot, gestor senior de soluciones multiactivos de Unigestion, los activos de riesgo han vivido fantástico rally hasta la fecha, respaldado por las expectativas de los bancos centrales y valoraciones atractivas en la entrada del nuevo año.  “Ahora este nuevo escenario se ha puesto en precio: la prima de las acciones growth siguen escalando y los spreads de crédito se mueven en mínimos de 10 años. Seguimos cautos y mantenemos las coberturas de las carteras en niveles altos”, argumenta.

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Pero aun con el rally de estos tres primeros meses, aún podría quedar cierto recorrido. Al menos así se aprecia de en la gráfica que comparten desde Vontobel AM. El S&P 500 sube generalmente alrededor de un 20% cada vez que se da la expectativa de que la Reserva Federal ha terminado con el ciclo de subidas, siempre y cuando haya un crecimiento económico aceptable. “Reiteramos que no lucharemos contra la Reserva Federal ni contra el BCE en esta fase”, sentencia Bettaieb.

A medio camino entre Marciot y Bettaieb se posiciona Maurice Harari, gestor de SYZ AM. “Continuamos sin tener un sesgo sectorial, pero nos seguimos inclinando por las acciones de alta rentabilidad por dividendo que ofrecen un carry atractivo”, cuenta el gestor. En su opinión, deberían ser menos volátiles que el resto del mercado de renta variable y también las preferimos con respecto al crédito.