Inversiones alternativas: el nuevo caladero de rentabilidad para los planes de empleo

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El escenario actual con los tipos de interés en mínimos ha obligado al inversor a buscar otras fuentes de rentabilidad distintas a las tradicionales, véase la renta fija y la renta variable cotizada. Es ahí donde aparecen los activos alternativos que, poco a poco, han ido ganado peso en las carteras de los fondos de pensiones con el paso de los años.

Jorge Bernaldo de Quirós, director de Mercer Investments, los resume en cuatro tipos: deuda privada, infraestructuras, inmobiliario y capital privado. Un tipo de activos que era más difícil de comprender para el inversor y también para las comisiones de los planes de empleo pero que poco a poco se ha ido haciendo un hueco en las carteras. “Invertir en activos no cotizados no siempre implica más riesgo que invertir en su homólogo líquido”, ha asegurado De Quirós durante el Foro Grandes Fondos de Pensiones, organizado por Mercer. Ejemplo de ello es que durante la peor crisis, en 2008, la renta variable cayó un 50%, mientras el capital privado bajó un 30%, el inmobiliario un 34%, la infraestructura un 20% y la deuda privada un 15%. “Vemos, por tanto, que estos activos tienen una mejor rentabilidad/riesgo”, explica el experto.

No acaban ahí sus ventajas, también tienen una menor volatilidad y permiten acceder a oportunidades diferentes porque poco tienen que ver con el ciclo económico en la mayoría de los casos. Por lo tanto, se diversifican los riesgos”, añade al respecto. Eso sí, este tipo de inversión tan de nicho implican tener un equipo de gestores especializado para poder analizar las mejores alternativas disponibles.

“En el contexto económico actual la gestión alternativa ha cogido un sesgo importante. Es el complemento perfecto. Desde Bankia AM tenemos identificados varios activos: private equity, activos reales (infraestructura y real estate), deuda (senior loans) y, por último, oportunidades sostenibles (como fondos de impacto o energías renovables). Aporta mucha diversificación a las carteras y ayuda a mejorar el perfil de rentabilidad/riesgo”, ha asegurado Enrique Blasco, director de fondos de empleo de Bankia AM.

Esa prima de iliquidez “aporta un plus de rentabilidad”, según Philipppe Muñoz, responsable de inversiones de previsión colectiva y carteras de Santander AM. Para el experto, en la parte de activos no cotizados hay que ser muy disciplinado. “Cuando se decide invertir hay que decidir un peso y mantenerlo a lo largo de todo el ciclo", recomienda. En los últimos meses han hecho algo de infraestructura, real estate y private equity siendo selectivos, pero prefieren la deuda privada en base a la rentabilidad/riesgo. "En los cotizados hay de todo, pero en el entorno actual el cuerpo nos pide invertir en estrategias event driven, compañías que puedan beneficiarse de operaciones corporativas", ha concretado.

La razón por la que no se han implementado las estrategias alternativas hasta hace poco es porque “hasta ahora, rentabilidades que igualaran la inflación más 1 o 2 puntos eran francamente accesibles con una baja sofisticación de carteras. Pero eso ya se ha acabado”, ha alertado Alberto Gómez-Reino, director de inversiones para fondos de empleo de BBVA AM. En su opinión, el trasvase de dinero que ha habido desde las fuentes tradicionales a estos mercados hace que ahora “los multiplicadores que se pagan sean más exigentes”. Algo que no impide que se alcance una rentabilidad, pero siendo conscientes de que el punto de partida es más alto.

En cualquier caso, está claro que la gestión alternativa ha ido ganando peso. Sirva como ejemplo el hecho de que los fondos de pensiones de EEUU, Japón, Australia, Suiza y Holanda, que aglutinan el 90% de los activos en pensiones globales, han ido reduciendo su exposición en renta variable y han pasado del 7 al 26% en alternativos en los últimos años.

En España, su papel ha tenido una historia diferente. En planes de empleo por el propio desconocimiento y reticencia, muchas veces, de las comisiones de empleo. Y en los planes individuales, “la ventana de liquidez a los 10 años no favorece realizar este tipo de inversiones, sin olvidar la gran variabilidad patrimonial que tienen”, ha explicado Blasco. Su presencia en las carteras de aquí a futuro “va a pivotar sobre la existencia o no de los tipos de interés”, ha subrayado De Quirós.