Invertir en mercados emergentes con un objetivo claro: no perder

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Foto cedida

Invertir en mercados emergentes y no perder. Puede parecer una utopía, sobre todo después de las bruscas correcciones sufridas este verano, cuando la simple sugerencia de una posible retirada de los estímulos monetarios por parte de la Reserva Federal estadounidense provocó ventas masivas, tanto en renta fija como en renta variable emergente, por el temor a una inminente subida de los tipos de interés.

Sin embargo, en una entrevista a Funds People, Marc Erpelding, gestor del fondo BL–Emerging Markets de BLI – Banque de Luxembourg Investmentsdefiende que es posible invertir en renta variable de mercados emergentes “con una mentalidad defensiva”. ¿Qué entiende Erpelding por defensivo? “Mi definición de ‘defensivo’ no tiene tanto que ver con los sectores en los que invierte el fondo, que son básicamente consumo básico, consumo discrecional, salud, industriales y tecnología, sino en el hecho de que mantenemos un enfoque muy prudente y solo invertimos en empresas de calidad con balances saneados, con una marca fuerte, sólidas ventajas competitivas y poco intensivas en capital”.

El universo de inversión abarca a las empresas que cotizan en bolsas de mercados emergentes. “Por lo general, nos centramos en empresas de pequeña y mediana capitalización orientadas a los mercados locales, con exposición al crecimiento real de los mercados emergentes”, explica el gestor. “La excepción serían posiciones como L’Occitane o Prada que, aunque son empresas europeas, cotizan en la bolsa de Hong Kong y están muy expuestas al consumo asiático”.

Erpelding reconoce que “ahora mismo la cartera está cara con respecto al índice en términos de valoración −una de las medidas claves a la hora de definir una cartera como defensiva− porque invertir en calidad se paga”. De hecho, las elevadas valoraciones son el motivo por el que la cartera mantiene su exposición a renta variable en un 71% frente a, por ejemplo, el 90% que llegó a suponer en 2009.

Aunque Morningstar lo clasifica como un fondo mixto emergente porque puede asignar cerca de un tercio de la cartera a renta fija, Erpelding destaca que el componente de bonos contribuye a controlar la volatilidad de la cartera, pero que tanto la asignación de activos como el alfa dependen de la porción de la cartera que invierte en acciones. “Si el fondo lo hace bien, el mérito es mío, y si lo hace mal, será culpa mía”. De momento, el fondo ha conseguido batir al MSCI Emerging Markets Equity con una volatilidad inferior a uno, tres y cinco años.

Prudencia y diversificación

Jean-Philippe Donge se encarga del componente de renta fija de la cartera, que gestiona con una mentalidad muy defensiva: bonos gubernamentales, grado de inversión y duraciones cortas, todo en divisa fuerte. “Lo cierto es que me gusta tener bonos en la cartera”, explica Erpelding. “La inversión en mercados emergentes implica un alto grado de volatilidad, algo que no aceptan bien nuestros clientes institucionales y de banca privada, cuyo objetivo principal es no perder. Los bonos contribuyen a moderar esa volatilidad”.

Pero no todo son ventajas: “Ahora mismo, los bonos le están restando rentabilidad a la cartera, que pese a todo sigue en positivo­. Por otra parte, el hecho de no ser un fondo 'puro' de renta variable nos lo puso un poco difícil con los inversores institucionales al principio aunque, una vez tuvimos un track record suficiente, se convencieron”.

El fondo también suele mantener aproximadamente un 10% en liquidez, “lo que me permite aprovechar las oportunidades sin tener que vender otra posición de la cartera para financiar la compra”. La cartera, que ahora mismo cuenta con 57 posiciones de renta variable, tiene un nivel de rotación muy bajo, de entre el 20 y el 30%. “Invierto con una mentalidad a largo plazo, por lo que es raro que cierre una posición a menos que la tesis de inversión pierda validez, que los fundamentales de la empresa sufran un grave deterioro o que la valoración haya alcanzado nuestro precio de venta. Me considero una persona prudente, por lo que es normal que el fondo refleje también esa cualidad”, señala Erpelding.

El gestor mantiene un alto grado de diversificación en la cartera (la posición más grande representa aproximadamente el 2% de la cartera) y aplica un minucioso proceso de selección de valores bottom-up. “No estoy limitado en términos sectoriales ni geográficos, invierto en aquellos valores que me resultan interesantes”. Por eso, pese a las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda externa de Brasil o los temores sobre sus altos niveles de inflación, Erpelding se muestra muy optimista con respecto a este mercado y ha incrementado recientemente sus posiciones en el país.

“En cierto modo, la situación macro de un país está inversamente relacionado con las oportunidades de inversión que podemos encontrar”, apunta el experto. “Cuando un país se encuentra en una situación difícil, las empresas ubicadas en ese país suelen verse penalizadas y sus valoraciones caen, momento en el que aprovechamos para comprar aquellas empresas de calidad con buenos fundamentales que, en nuestra opinión, muestran un elevado potencial alcista”.