Invesco: El desarrollo demográfico en China como motor de la transición económica

Al integrar globalización y relaciones comerciales, China ha sido percibida como la “fabrica del mundo” con el empleo masivo como factor clave para el crecimiento económico. El desarrollo urbanístico también ha contribuido a la productividad, haciendo que la población abandone las tareas agrícolas y pase a aceptar trabajos de carácter industrial. El modelo basado en la inversión ha progresado durante la mayor parte de la década, con la inversión fija contribuyendo hasta un 8,6% en el crecimiento del PIB real en 2009, compensando por sí sola la contribución negativa de las flojas exportaciones. 

Sin embargo, a pesar del solido crecimiento obtenido, el gobierno chino es consciente de la necesidad de que la composición del crecimiento económico se redirija más a las actividades domesticas. Reequilibrar el crecimiento ha sido el tema principal reiterado durante el duodécimo Plan Quinquenal. Una critica habitual es que las políticas chinas no están dirigidas a la creación de empleo necesario para absorber el número creciente de licenciados universitarios que se incorporan anualmente al mercado laboral. 

Consumo y servicios absorberán más mano de obra

El desarrollo demográfico de los últimos años ha servido para apoyar las políticas gubernamentales de transición a una economía centrada en la actividad económica nacional, con el sector servicios adquiriendo una mayor relevancia a medida que decaía la actividad industrial.

El número de licenciados universitarios ha aumentado notablemente, pasando de un 3,6% de la población total en 2000 a un 8,9% en 20101. En 2010, de los 1.340 millones de personas que residen en China, 119,6 millones eran licenciados universitarios, frente a los 45,7 millones en 2000. Todo ello viene acompañado por una alta tasa de urbanización que indica que, durante los últimos 10 años, cada año cerca de 21 millones de personas han abandonado las zonas rurales para ir a vivir a la ciudad.

Esto supone una tasa de crecimiento anual compuesto del 3,8%, la más alta entre todos los mercados emergentes y, por consiguiente, la mayor demanda de puestos de trabajo urbanos. El gobierno es consciente de la necesidad de incentivar la creación de empleo más cualificado para absorber estos licenciados, estimados en 8 millones anuales, y, por ello, ha desarrollado un plan para facilitar una transición económica que pueda absorber más puestos de trabajo cualificados incentivando previamente el consumo y los servicios.

Se considera una jugada muy inteligente, ya que se piensa que es más difícil estimular la demanda de empleo cualificada o superior (en gran parte orientada a los servicios) que la de operarios mediante la aplicación de medidas de estímulo. 

Urbanización como motor de la demanda de vivienda

Paralelamente a la transición demográfica, hemos visto la introducción de políticas receptivas en el duodécimo Plan Quinquenal, incluyendo medidas para reequilibrar la demanda, estimular el consumo, así́ como relacionadas con las exportaciones y la inversión (intensivas en mano de obra). Se pone el énfasis en la mejora de la industria tradicional, aplicando medidas de apoyo para promover la industria de servicios. En términos de oportunidades de inversión, consideramos que las empresas del sector de consumo discrecional serán un claro beneficiario en medio de la reciente inflación salarial y las políticas gubernamentales para aumentar los ingresos disponibles.

Respecto a las infraestructuras, no se debe restar importancia a las amplias oportunidades que ofrece el sector de la vivienda, con la urbanización como promotor de la demanda de vivienda en áreas urbanas en los próximos años. El universo de inversión a lo largo de la cadena de valor es amplio, incluyendo materiales de construcción, cemento y otros subsectores periféricos. 

Industrias altamente cualificadas en respuesta a las tendencias demográficas

Finalmente, no deberíamos ignorar el impacto del boom de licenciados universitarios sobre el mercado laboral, produciéndose una disminución estructural de la oferta de mano de obra no cualificada. Ésta se ha reducido en los últimos años, debido a la combinación de una mejora de la educación y la mejora de la cualificación de los trabajadores emigrantes.

La escasez se hace patente en la subida de salarios en las fábricas del sur de China. La situación se ha estabilizado mediante una revisión significativa del salario mínimo desde inicios de 2011, pero es probable que resurja durante el próximo Año Nuevo Chino cuando el volumen de negocios tiende a alcanzar picos al volver los trabajadores emigrantes a casa por vacaciones.

Con un salario mínimo relativamente alto (130 USD en las provincias del oeste y 200 USD en Shenzhen, Guangdong) frente al de la India (96 USD) y Vietnam (62 USD), creemos razonable asumir que la producción basada en mano de obra poco cualificada se moderará con el tiempo para compensar la disminución de la mano de obra operaria. El surgimiento de una industria basada en mano de obra más cualificada que aporta valor añadido compensará está situación en respuesta a las tendencias demográficas, como se indica en el duodécimo Plan Quinquenal.