Una cartera básica compuesta por valores y bonos de deuda pública de mercados desarrollados en una proporción del 50/50 habría reportado una rentabilidad total de un 4,4% desde el arranque del ejercicio, cuando apenas habría alcanzado el punto de equilibrio en 2015.
Si bien es cierto que las suertes cambiantes en los mercados de renta fija y renta variable a lo largo de 2016 han premiado a los inversores con carteras orientadas al riesgo, también han vuelto a poner de manifiesto las ventajas de la diversificación. Tanto es así que una cartera básica compuesta por valores y bonos de deuda pública de mercados desarrollados en una proporción del 50/50 habría reportado una rentabilidad total de un 4,4% desde el arranque del ejercicio, cuando apenas habría alcanzado el punto de equilibrio en el año natural 2015. En la segunda mitad de 2016, el Barclays US 30-year Bellwether Treasury Index registró una caída próxima al 15%. En 2015, los mercados de renta variable de Japón y la zona euro registraron los mejores resultados en términos de dólar. En cambio, 2016 fue bien distinto, y ambas regiones fueron a la zaga de Estados Unidos y los países emergentes que mejor se comportaron (Brasil y Rusia).
Según Stephanie Flanders, estratega jefe de mercados para Europa en J.P.Morgan AM, sería de esperar que, de cara a 2017, el reciente incremento en las tires de los bonos beneficiase a los valores financieros, que cuentan con una representación desproporcionada en el EuroStoxx. “Aunque dichos títulos se comportaron mejor en la segunda mitad de 2016, han registrado una pérdida del 2,5% en términos de rentabilidad total en el conjunto del ejercicio. Ahora, la mayor debilidad del euro podría también contribuir a mejorar las ganancias corporativas en un nivel marginal, pero los inversores deberán, en cualquier caso, sopesar estos posibles factores positivos con los efectos económicos negativos de las condiciones económicas más restringidas y la incertidumbre política”.
Si bien la experta considera que, en general, la zona euro lo tendrá difícil para superar a otros mercados desarrollados a nivel del índice, el caso de los valores financieros vuelve a poner de relevancia la importancia de la selectividad y la gestión activa. “El principal índice de valores japonés podría correr mejor suerte si los inversores mantienen la confianza en la nueva política del Banco de Japón de fijar una tir objetivo para los bonos estatales a 10 años y el yen continúa depreciándose frente al dólar. Asimismo, prevemos que Estados Unidos continuará comportándose mejor que el resto de países en 2017, particularmente el sector de pequeña capitalización, que en teoría se ve menos afectado por la mayor fortaleza del dólar y podría beneficiarse más que otros sectores de las rebajas fiscales a las empresas”.
No obstante, Flanders considera que los inversores deberán permanecer atentos a las importantes variaciones sectoriales que se producirán si el tema de la reflación continúa ganando impulso. “Aunque, gracias a su sesgo de gran capitalización y exposición al resto del mundo, el Reino Unido registró una mejor evolución que muchos otros países en 2016, para los inversores no radicados en Reino Unido, dicho beneficio se vio más que contrarrestado por la caída en el valor de la libra esterlina. Actualmente la renta variable británica parece disfrutar de un buen apoyo con las valoraciones actuales, pero resulta mucho menos atractiva de lo que resultaba al comienzo del ejercicio. Ahora, permaneceremos atentos a si el momentum de las ganancias puede continuar mejorando en 2017, aunque, en el espacio de la renta variable, es probable que el trasvase relativo de la mediana y pequeña capitalización a las grandes empresas no haya terminado aún”.
A la vista de la drástica recuperación del sentimiento del inversor experimentada durante la primera mitad de 2016 y el parón que dicha tendencia sufrió a raíz del resultado de las elecciones estadounidenses, la consideración más difícil para los inversores en 2017 será probablemente la de los mercados emergentes. “Salvo que se produzca en China un acontecimiento negativo importante – posibilidad que a día de hoy descartamos en el futuro inmediato– los mayores riesgos a los que se enfrentan en la actualidad los activos del mundo emergente son una recesión temprana en Estados Unidos o, más probablemente, otra sacudida alcista en el dólar y/o recaída en los mercados de materias primas”. Aunque a finales de 2016 pudieron apreciarse signos de renovada fortaleza en la divisa estadounidense, en la gestora americana no han observado indicios de que vayan a tener lugar desplomes adicionales en los precios de las materias primas.
“No descartamos ninguna de estas posibilidades, pero –tal y como mencionamos anteriormente– los ajustes de divisas y cuentas corrientes que venimos viendo en las economías emergentes desde 2013 implican que estas son ahora mucho menos vulnerables a estos riesgos de pérdidas que en cualquier momento anterior. Además, en el entorno actual, los activos de mercados emergentes cuentan con la ventaja exclusiva de pertenecer a clases de riesgo, que siguen contando con precios razonablemente atractivos. Aunque en general consideramos que es demasiado pronto para perder la confianza en la recuperación de estas regiones, las perspectivas de incremento en los tipos a escala mundial deberían dar a los inversores más confianza en la renta variable de los mercados emergentes que en la renta fija”, concluye la experta.