Japón, sentimiento de relativa calma tras el descenso

Fuente: Nicki Eliza (Unsplash)

A principios de agosto, el mercado japonés registró la mayor caída de tres días de la historia del mercado. Los descensos del mercado de esta magnitud suelen asociarse a acontecimientos económicos importantes e inesperados, como la quiebra de Lehman Brothers, el terremoto y tsunami de Tōhoku, la crisis pandémica del COVID-19, etcétera. Pero en este caso, según el análisis de Carl Vine, codirector de Asia Pacific Equity Investments en M&G Investments, más que un iceberg económico inesperado, parece tratarse de un efecto mariposa caracterizado por complicadas correlaciones mundiales y entre activos.

Las razones de la caída

La semana pasada, el Banco de Japón (BoJ) subió los tipos de interés al 0,25%, desde una horquilla de cero a 0,1%. Aunque el BoJ había anunciado una posible subida de tipos en diciembre del año 2022, la subida fue en realidad más agresiva que la prevista por el consenso. Al mismo tiempo, aunque la propia Fed no reaccionó como se esperaba, los datos económicos publicados en EE.UU. provocaron un giro dovish en las expectativas sobre los fondos federales. "La confluencia de estos factores repercutió en los mercados de divisas y el yen empezó finalmente a fortalecerse. Como resultado, se produjo un contagio de volatilidad bastante agresivo y a corto plazo. La renta variable japonesa fue la más castigada, pero la asiática en general también se vio afectada. En particular, los inversores long-short parecen haber reducido rápidamente su exposición", señala el experto.

Y las implicaciones

¿Qué podemos deducir de estos movimientos? "Desde el punto de vista de los fundamentales, probablemente no mucho", advierte Vine. "Los mercados globales parecen estar más preocupados por el crecimiento de EE.UU. y, siendo la mayor economía del mundo, hay que tomárselo en serio. En cuanto a Japón, aunque no debería ser noticia, el mercado por fin se ha dado cuenta de que los tipos no estarán a cero para siempre. Más allá de eso, los movimientos parecen indicar un posicionamiento del mercado financiero, más que un cambio repentino y significativo en los fundamentos y la economía", comenta.

"A pesar de la inusual volatilidad, la confianza en Japón se ha mantenido relativamente tranquila. La economía japonesa sigue en su senda de mejora estructural, especialmente para las empresas que cotizan en bolsa", explica. Los beneficios de las empresas cotizadas siguen siedo sólidos, gracias a un auténtico autoapoyo y a la reforma estructural en curso de los modelos empresariales y las políticas de capital. El año pasado, los beneficios crecieron en torno al 12% y el ejercicio en curso también parece haber empezado bien", señala.

Oportunidades a pesar de la volatilidad

¿Qué hacer tras estos movimientos? "Como es típico de estos 'ajustes de volatilidad', las correlaciones tanto en las bajadas como en las subidas tienden a ser muy altas", afirma Vine.

"La oportunidad que se presenta al inversor es, por tanto, 'tirar la casa por la ventana' o añadir beta a la cartera. En nuestro caso, utilizamos ambas opciones. Añadimos algunos valores cuya sobreventa era aparentemente ilógica y estaba relacionada únicamente con el contagio. También redujimos, en una medida modesta, el número de valores defensivos en favor de empresas vendidas indiscriminadamente", explica el experto.

"Somos incapaces de predecir los episodios del mercado, pero estamos atentos a las oportunidades de inversión que pueden ofrecer. De hecho, hemos señalado varias veces en el pasado que sería heroico esperar que los tipos de interés se normalizaran tras más de 20 años de política experimental sin que el mercado resbalara ocasionalmente con una 'piel de plátano'. Pues bien, acaba de ocurrir, y no pasa nada", afirma Vine.

"Los valores débiles parecen haber salido a la superficie en los últimos días y, como resultado, a pesar de los sólidos fundamentales, el precio a pagar por la exposición a Japón ha caído. Seguimos pensando que la renta variable japonesa representa una atractiva oportunidad de inversión estructural con un perfil de rentabilidad asimétrico de cara al futuro", concluye.