José Ramón Boluda (Singular Bank): “Ahora tenemos en barbecho a muchas compañías”

José Ramón Boluda, Singular Bank
José Ramón Boluda. Fuente: Cedida (Singular Bank)

La firma está integrada por muchas unidades de gestión distintas que se han ido agrupando dentro de Singular Bank. Dentro del área de fondos de gestor, existen dos productos centrados en la inversión en valor: Gamma y Sigma Internacional, gestionados por José Ramón Boluda junto a Gabriel Castro.

Ambos profesionales procedían de la empresa de asesoramiento financiero RSR Inversión & Patrimonios y se incorporaron a Singular Bank en el año 2020. No obstante, comenzaron a trabajar juntos en su etapa de Novo Banco, donde Boluda fue responsable de Inversiones en el departamento de Banca Privada en Banco Espírito Santo y, posteriormente, se especializó dentro del área de gestión de inversiones del Grupo como director del área de sicav, carteras gestionadas y responsable del Departamento de Retorno Absoluto ESAF Gestión. En el año 2015, abandonaron el Grupo Novo Banco para emprender su proyecto propio como socios en RSR Inversión & Patrimonios EAFI y, después, para integrarse en Singular Bank.

“Tenemos una estrategia muy consolidada y un track record de ocho años. Nos incorporamos en 2020 con una misión muy clara: aportar soluciones de valor a los clientes con la filosofía que veníamos haciendo vía mandatos”, explica Boluda. Se trata de una gama de productos muy específicos, que entienden la inversión en valor como las oportunidades que se producen en el mercado por una disfunción en el precio sobre los activos reales de la compañía.

Ideas de convicción

Sigma Internacional es un fondo de renta variable internacional sin restricciones geográficas. Tiene un tracking error elevado y, aunque toma el MSCI como índice interno de control, está muy descorrelacionado por cómo está construido. Según cuenta Boluda, tiene una cartera muy concentrada sobre inversiones con convicción. “Buscamos negocios y compañías en las que haya una alineación de intereses e intentamos no caer en algo que esté barato per se, sino que buscamos una tendencia estructural que pueda catalizar ese cambio”, explica el gestor.

Con un sistema bottom up, el proceso de inversión parte de un espectro global de unas 60-70 compañías, de las cuales solo 30 entran en la cartera del fondo. Para ello deben darse dos circunstancias: que la empresa interese porque tenga detrás una tendencia estructural y, además, que el análisis individual sea bueno. Un proceso que, según cuenta “es largo y suele durar seis o siete semanas” .

Geográficamente, el vehículo invierte en compañías de sectores varios: video juegos, medios de pago, energético, etc. Y la cartera está equiponderada en Estados Unidos, Asia y Europa. Actualmente el sector más representado es el industrial, seguido de energía y de consumo cíclico, pero se basan más en la identificación de tendencias estructurales, pero no es un fondo sectorial, ni está sesgado a nada.

Sin embargo, actualmente el fondo se encuentra al punto más bajo de exposición en renta variable: “Vemos que las valoraciones son elevadas, esperamos que se produzca una corrección, así que buscamos compañías que ya conocemos u otras que tuvieron un mal comportamiento en 2022. Tenemos en barbecho mucha compañía, sabemos a qué precios queremos comprar y esperamos”, apunta.

Libertad de decisión

La filosofía es muy similar a la de Sigma Internacional, aunque Gamma Internacional Global es un fondo más sesgado hacia renta fija con vocación global. Su objetivo es generar rentabilidad, pero controlando la volatilidad, con retornos objetivos entre el 3% y 6%. Para ello, puede invertir en cualquier activo sin restricciones. Se asemeja más a un fondo de retorno absoluto.

Aunque no tiene establecidos límites por folleto, internamente sí los tienen marcados: un 50% del patrimonio del fondo tiene que estar en activos de renta fija, un 30% máximo en renta variable y 20%-30% en liquidez (pagarés, emisión de renta fija a corto plazo). “Funcionó extraordinariamente bien en 2021 y 2022”, asegura Boluda.

“Dado que hacemos un análisis exhaustivo de cada compañía, quisimos tener la libertad para decidir si queremos invertir en la parte de equity o en la de deuda. Esto es fundamental porque, en términos globales, la volatilidad del fondo baja mucho si atacamos la parte de la deuda”, apunta.