La cartera 60/40 renace de sus cenizas: los bonos han vuelto

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Fuente: Louis-Hansel (Unsplash).

2022 deja una noticia buena y una mala para el inversor. La mala: que el viaje de vuelta de la era de tipos de interés negativos y la política monetaria acomodaticia ha dejado a pocos activos en pie este ejercicio. La buena: que el dolor vivido este año nos deja en un punto de partida mucho más interesante para el largo plazo. De hecho, según el último Long-Term Capital Market Assumptions de J.P. Morgan AM, estamos ante las mejores perspectivas de retorno a largo plazo desde 2010.

El inversor ha pasado por una especie de catarsis, como lo define el equipo de J.P. Morgan AM. Las herramientas de construcción de carteras se han revitalizado y se han creado atractivas oportunidades de inversión oportunidades de inversión en los próximos años. La lectura final, si se mira al horizonte, es positiva.

Las cifras que pueblan la edición de 2023 del estudio de Long-Term Capital Market Assumptions contrastan fuertemente con las publicadas hace tan solo un año. Así, la previsión de rentabilidad anual para una cartera de acciones y bonos de 60/40 dólares de los próximos 10-15 años pasa del 4,30% del año pasado al 7,20%.

En los últimos 25 años, la rentabilidad a 10 años de esta cartera ha sido del 6,10% de media. Pero esta estadística merece su escrutinio. El descenso secular de los rendimientos de los bonos durante este periodo proporcionó un viento de cola de unos 50 puntos básicos al año. Sin ese viento de cola, que la gestora no espera que se repita en la próxima década, la comparación histórica justa para la cartera 60/40 en dólares a 10 años se aproxima al 5,60%.

La cartera 60/40 ha vuelto

Los anuncios sobre la muerte de la cartera 60/40, propiciados por la fuerte correlación entre bonos y acciones en la primera mitad de año, han sido prematuros. En opinión de J.P. Morgan AM, los bonos han vuelto. “Tras la rápida normalización de los tipos de interés, los bonos ya no parecen perdedores en serie”, afirman desde la gestora. Las previsiones de rentabilidad real de la mayoría de los bonos soberanos vuelven a ser positivas, lo que hace que los bonos vuelvan a ser una fuente plausible de ingresos y de diversificación. El aumento de los tipos sin riesgo también se traduce en una mejora de las previsiones de rentabilidad del crédito.

Y con ello, la tradicional cartera diversificada ha renacido de sus cenizas. Para la gestora estadounidense, la estructura 60/40 ya puede volver a ser la base de las carteras, con alternativos que ofrezcan alfa, protección contra la inflación y diversificación.

“Dado que nuestras previsiones de este año se acercan en muchos casos a nuestra estimación de equilibrio a largo plazo, los inversores podrían considerar que la volatilidad de 2022 como una vuelta a la normalidad de los precios del mercado, lo que les permitiría centrarse en la consecución de los objetivos de rentabilidad de la cartera a largo plazo de la cartera a largo plazo con una confianza renovada”, argumentan desde la gestora.

Previsiones macroeconómicas a largo plazo

Ha sido una carretera con baches y desde la gestora no descartan mayor volatilidad. Pero el mensaje optimista se lanza con la mirada puesta en el largo plazo. En similar línea con sus proyecciones macroeconómicas.

J.P. Morgan AM ve claro que se avecina una recesión o, al menos, varios trimestres de crecimiento por debajo de la tendencia. No obstante, su previsión de crecimiento mundial en nuestro horizonte de inversión de 10 a 15 años se mantiene en el 2,20%. A pesar de que la inflación mundial se sitúa hoy en el 7,30%, han elevado su previsión de inflación mundial a largo plazo sólo 20 puntos básicos, hasta el 2,60%. Siguen esperando que la elevada inflación actual disminuya en los próximos dos años.