La curva de pato o cómo la adopción de energías renovables a gran escala conlleva sus propios problemas

Dos patos
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California lidera la cruzada para encontrar nuevas formas de alcanzar una mayor eficiencia energética. Gracias a un clima soleado y a la fuerte inversión en paneles solares, las empresas de suministros públicos del Golden State pueden producir abundantes cantidades de energía barata durante los días despejados, que son la mayoría. A medida que se ha ido ampliando la capacidad, la necesidad de generar energía a partir de otras fuentes ha ido disminuyendo progresivamente.

Un estudio estima que la carga neta de las compañías que generan electricidad no solar durante las horas de máxima luz solar de un día de primavera típico ha pasado de 22.000 megavatios en 2012 a menos de 13.000 en la actualidad, lo que supone una reducción de casi el 50%. Aunque suena bien, esta situación provoca un problema importante cuando se pone el sol, momento en el que los generadores tradicionales de energía, ya sea nuclear, de gas o de carbón, deben incrementar bruscamente su contribución a la red eléctrica. La representación gráfica de esta dinámica entre la oferta y la demanda adopta una forma característica que explica por qué se la conoce como curva de pato. BNY Mellon IM la publica en su informe.

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Para Jim Lydotes, gestor de la estrategia de Mellon que invierte en renta variable de infraestructuras, la curva de pato de California es un ejemplo perfecto de cómo la adopción de energías renovables a gran escala conlleva sus propios problemas, aunque resuelva otros. En este caso, uno de los principales problemas tiene que ver con los largos tiempo de carga de los generadores de electricidad tradicionales. “Para operar a un nivel cercano a su eficiencia máxima, las centrales de gas, de carbón o nucleares no pueden aumentar o reducir su producción bruscamente”, apunta Lydotes.

“No es tan fácil como encender o apagar el interruptor”. ¿La solución? Aunque los futurólogos han gastado mucha tinta virtual debatiendo soluciones técnicas que permitan almacenar energía, Lydotes encuentra la respuesta en acciones mucho más mundanas, entre las que destaca los planes por tiempo de uso, es decir, los descuentos que aplican las eléctricas a los clientes que usen la electricidad durante las horas de máxima capacidad solar.

“Se trata de animar a la gente a poner la lavadora o cargar el móvil durante las horas de luz solar, para absorber parte de la contribución de la energía solar”, explica. “Esto suavizaría la curvatura del cuello del pato, al reducir el brusco aumento de las necesidades de fuentes de energía más tradicionales al final del día, tras la puesta de sol. De esta forma, la carga de las fuentes de energía tradicionales se acabará reduciendo pero también se hará un uso más eficiente del exceso de energía solar que se produce actualmente”.

En opinión de Lydotes, el despliegue de redes inteligentes y de dispositivos conectados al Internet de las Cosas podrían resultar determinantes, al ofrecer la flexibilidad y la visibilidad necesaria para cambiar el comportamiento de los usuarios. De hecho, las empresas de suministros tradicionales ya están empezando a diversificar mediante la compra de start-ups tecnológicas que les ayuden a transformar sus negocios.

“Es probable que el sector en el que operan estas empresas cambie radicalmente a medida que las energías renovables lleguen al mundo digital y el mix energético cambie”, añade el experto. “No solo aumentará la eficiencia energética, sino que la energía también empezará a almacenarse de forma distinta. Aún no estamos en ese punto pero creemos que se trata de un área de inversión interesante”.