“La demanda de high yield por parte del inversor sigue siendo alta”

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Goldman Sachs AM

La extraordinaria rentabilidad registrada por el mercado de high yield durante los últimos años ha generado muchas dudas sobre el futuro comportamiento de esta clase de activo. Esta desconfianza se habría traducido en una ralentización de los flujos de entrada durante los últimos meses. “La demanda de deuda de alto rendimiento por parte de los inversores sigue siendo alta, aunque últimamente su crecimiento se ha producido a un ritmo más lento”, asegura Rachel Golder, coresponsable del equipo de high yield de GSAM. Sin embargo, según la experta, mantenerse alejado de él supondría renunciar a una clase de activo que se está viendo muy favorecida en el actual entorno.

En una entrevista concedida a Funds People, Golder asegura que las actuaciones llevadas a cabo por las autoridades políticas en todo el mundo han eliminado los riesgos de cola. “El programa de OMT anunciado por el BCE, las palabras de Mario Draghi diciendo que haría todo lo que fuese necesario para garantizar la supervivencia del euro, el Quantitative Easing III o la política monetaria puesta en marcha por el Banco de Japón hacen que el entorno sea muy positivo para el mercado de high yield”. En este sentido, la experta afirma que “estas actuaciones han mitigado el gran peligro que tradicionalmente ha venido acechando al high yield: el riesgo de impago”.

“Evitar el default es la clave a la hora de invertir en high yield. El ratio de defaults se mantendrá bajo tanto este año como el próximo, en niveles que estimamos en torno al 2%, frente a la media histórica del 4,5%”. Según explica, los balances de las empresas son sólidos y los costes de capital bajos. Esto hace que el riesgo de impago se reduzca. La gran apuesta de Golder son los bonos con una calificación crediticia CCC, clase que ha registrado un mejor comportamiento y que actualmente sobrepondera en el Goldman Sachs Global High Yield. “Estos bonos guardan una mayor correlación con las acciones a la vez que mantienen una correlación más baja con los treasuries”, indica.

El 70% de la cartera está repartida entre activos con una calificación crediticia B (41%) y triple C (29%). Infrapondera los bonos con rating BB, dada su mayor correlación con los bonos del Tesoro de Estados Unidos. “Los spreads de deuda corporativa son atractivos. La presión que han experimentado los spreads de crédito continuará en 2013. Calculamos que este año la rentabilidad del mercado será de entre el 5% y el 8%”, asegura. De acuerdo con sus estimaciones, este comportamiento vendría dado por una combinación de compresión de los spreads -que la responsable estima podría ser en 2013 de entre 50 y 75 puntos básicos- y los ingresos vía cupón.

“Aunque el mercado de deuda de alto rendimiento está cerca de su precio objetivo, sigue siendo una clase de activo capaz de ofrecer una atractiva rentabilidad ajustada al riesgo”. A este respecto, en el actual entorno de tipos de interés en mínimos históricos, la experta afirma estar apreciando una fuerte demanda del inversor por la clase duración cubierta, al ofrecer la misma exposición al mercado de bonos de alto rendimiento minimizando al mismo tiempo el impacto que pudiera tener la posible subida de los tipos.

A la hora de hacer la gestión, la clave estará en ser especialmente cuidadoso a la hora de hacer la selección. “En primer lugar analizamos las tendencias globales para saber qué regiones o sectores se verán más beneficiados en el actual escenario. A partir de ahí realizamos un proceso de selección de activos basado en los fundamentales. Tenemos un equipo formado por 16 analistas que se encarga de visitar empresas constantemente. El acceso que tenemos a los equipos directivos es para nosotros muy importante”, señala.

La coresponsable del equipo de high yield de GSAM destaca que la flexibilidad del equipo les permite identificar oportunidades a nivel global. Estados Unidos y Europa son, a día de hoy, los dos grandes mercados de high yield del mundo y también en los que invierte la mayor parte de la cartera del Goldman Sachs Global High Yield. “El año pasado el high yield europeo registró un mejor comportamiento que el estadounidense. Este año podría ser distinto. En un momento en el que la economía europea se adentra en recesión, estamos infraponderados en la región, donde mantenemos posiciones conservadoras, por ejemplo, en compañías defensivas de cable, sobre todo de los países del núcleo”.

La liquidez del mercado hace tiempo que, según Golder, ha dejado de ser un problema, al haber crecido de manera clara desde 2008. “El mercado global mueve diariamente 6.000 millones de dólares, lo que brinda al gestor un acceso bastante líquido. Lo que buscamos esencialmente es obtener la mejor rentabilidad ajustada al riesgo. Los bonos con duración corta ofrecen rentabilidades de entre el 2% y el 3%, lo que parece algo caro”, afirma. “Mantenemos una duración de 3,9 años, ligeramente por encima del índice de referencia, y una rotación de la cartera del 50%”, revela.