La crisis del COVID-19 ha supuesto un auténtico antes y después en la sociedad. Y eso se ha trasladado también a los Gobiernos y bancos centrales que han tenido que echar el resto a la hora de aprobar planes de estímulos para evitar que la recesión vista en 2020 se prolongara en el tiempo. Los diferentes paquetes de estímulos anunciados, unido a los programas de compra de deuda y tipos bajos de los bancos centrales, han conseguido su objetivo. Según los datos del FMI, el PIB global crecerá un 6% este año y un 4,4% en 2022, según sus últimas previsiones del mes de abril, aunque advierte de que ese crecimiento será desigual entre las distintas economías debido entre otras cosas, a los diferentes ritmos en las campañas de vacunación.
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