Conferencia impartida por Alfonso Benito Domingo
Los inversores profesionales han de cambiar su perspectiva, pues, frente a la tradicional gestión de la duración en función de la evolución de los tipos de interés, ahora se ha vuelto fundamental gestionar la duración derivada del riesgo de crédito, que pone su atención en las variaciones de la TIR de un bono en función del diferencial al que cotiza con respecto a los activos sin riesgo. Es la visión de Alfonso Benito, director de inversiones del grupo Aviva, que ofreció sus perspectivas sobre la gestión de la duración de tipos de interés, de crédito, la duración del swap spread y de flotantes dentro del Ciclo de Conferencias de Estrategias de Renta Fija de Tressis la pasada semana en Madrid. Para el experto, España ya se gestiona así, mirando la duración de crédito, es decir, como un bono corporativo.
“La duración de crédito es más difícil de cubrir que la de tipos; se puede hacer con CDS pero el problema es que no están en mercados organizados”, afirma. De ahí que aventure que, en el futuro, los CDS estarán en una cámara de compensación para posibilitar las coberturas eliminando el riesgo de contraparte.
Con respecto a la actual crisis de deuda soberana en Europa, Benito considera que no tiene mucho sentido que las compañías lleguen a cotizar con menor riesgo que los gobiernos en Europa. “Son anomalías del mercado provocadas por la aversión al riesgo y supone un peligro poner a un bono gubernamental al mismo nivel que a los corporativos, pues un Gobierno puede aumentar impuestos para salvar su situación, pero las empresas no”, afirma. Además, el hecho de que éstos puedan salvar a las empresas y no al revés muestra su mayor poder. “Pero los mercados son ineficientes a corto plazo”, apostilla.
De ahí su escepticismo con respecto a una posible quiebra de España. “España ya se ha convertido en un bono corporativo, pues no se gestiona en función de los movimientos de tipos, sino de la duración del crédito, es decir, de su cotización frente al bono alemán”, afirma Benito, indicando que, además, ambos bonos se mueven de forma contraria. De hecho, cree que los mercados ya están recogiendo la posibilidad de que Alemania salga del euro, una situación que juzga de “atípica”.
Pero no cree que la sangre llegue al río. “La deuda española asciende al 60% del PIB y el Estado tiene capacidad de reconducir esta situación”, afirma, añadiendo el seguro que supone que muchos bonos están en manos de inversores de Francia y Alemania a los que no interesa el default. Por eso su estrategia consiste en vender bonos alemanes y comprar españoles, aguantando el temporal hasta que se presenten otras alternativas claras. “El problema es que los mercados de deuda española se han vuelto ilíquidos, pues incluso el bono alemán es más líquido que la renta variable”, apostilla. Además, indicó que la posibilidad de los hedge funds de atacar a los bonos es actualmente mayor que antes.