En términos porcentuales respecto a la capitalización del mercado, las sicavs y los fondos de inversión controlaban a cierre del año pasado apenas el 1,15%.
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El Servicio de Estudios de BME ha publicado su último Informe sobre la propiedad de las acciones españolas. Según sus datos, las Instituciones de Inversión Colectiva (IICs), los seguros y otras instituciones financieras no bancarias controlaban a cierre de 2022 el 5,9% de la capitalización bursátil de las empresas cotizadas españolas, muy lejos de ese 10% al que se llegó en los años 1997 y 1998.
Teniendo en cuenta solo a las IIC (fondos españoles y sicavs), la participación conjunta en la Bolsa nacional cayó un 18% en 2022 hasta los 6.933 millones de euros. En términos porcentuales respecto a la capitalización del mercado, las sicavs y los fondos de inversión controlaban a cierre del año pasado apenas el 1,15% de la capitalización de los valores españoles, mínimo del siglo. Desde BME identifican dos causas que explican esta fuerte caída.
La primera es el perfil conservador de los inversores españoles y la creciente diversificación geográfica de sus carteras que no realizan muchas veces de forma directa sino a través de vehículos de inversión colectiva. Un abandono que también se ve en la participación de las familias en la Bolsa española de forma directa. A cierre del año pasado los inversores minoristas controlaban el 16,2% de las acciones españolas, casi un punto porcentual menos que el año pasado y el segundo dato más bajo de la serie histórica.
Y la segunda es la disolución masiva de sicavs que se ha visto en el mercado español con la nueva regulación fiscal. "La caída de 2022 es en buena medida consecuencia de la disolución en ese año de más de 1.100 sicavs parte de cuyo patrimonio estaba invertido en acciones españolas cotizadas", explican.
La inversión extranjera supera el 50%
Estas cifras negativas contrastan con las vistas en cuanto a inversión extranjera. Los inversores no residentes elevaron hasta el 50,3% su participación en las acciones españoles a cierre de 2022, lo que supone un crecimiento de un punto y medio porcentual respecto al año anterior y un nuevo máximo histórico.
De estos inversores, la gran mayoría, según se indica en el informe, son institucionales. Es decir, gestoras de fondos de inversión y de pensiones, fondos soberanos, compañías de seguros, fondos de Capital Riesgo o Private Equity e incluso bancos de inversión e intermediarios que mantienen carteras de acciones.
"Entre las mayores gestoras del mundo por activos al cierre de 2022 se encontraban BlackRock (10,01 billones de dólares en activos), Vanguard Group (8,46 billones), Fidelity (4,23 billones), State Street Global (4,14 billones), JP Morgan Chase (3,11 billones), Alliance Group (2,95 billones) o Capital Group (2,71 billones)", explican en BME. Unas inversiones que canalizan no solo a través de fondos de gestión activa o pasiva.