Concretamente, han sido los gestores value que invierten en compañías europeas de gran capitalización los que –según un estudio de Morningstar- han conseguido los mejores resultados tanto frente a sus índices de referencia como frente a los gestores growth.
El cada vez mayor interés de los inversores por los productos de gestión pasiva ha hecho que los ETF y los fondos indexados los fondos de renta variable pasivos representen ya el 16% del mercado europeo. Y la tendencia es que, cada vez, ese porcentaje va a ir aumentado. Esto está afectando principalmente a las estrategias de renta variable, donde el inversor utiliza cada vez más estos productos ante el convencimiento de que estos vehículos son la mejor manera de canalizar la inversión tanto a la hora de construir posiciones en bolsa americana como europea. Pero… ¿aciertan o se equivocan los inversores al confiar cada vez más su dinero a este tipo de estrategias?
Morningstar ha calculado el porcentaje de fondos de renta variable americana y europea que han batido a sus índices a uno, tres y cinco años. En lo que respecta a los fondos que invierten en el mercado americano, los datos son decepcionantes para los defensores de la gestión activa, ya que en la mayoría de los casos los porcentajes se sitúan por debajo del 50%. A cinco años, por ejemplo, en ninguna categoría el porcentaje de gestores que baten a su benchmark está por encima de esa cifra. Existen casos sangrantes, como los gestores de fondos estilo blend que invierten en compañías de gran capitalización, categoría en la que solo el 3% han logrado batir al índice. En lo que respecta al mid cap value, ninguno lo ha conseguido.
Sin embargo, repitiendo el mismo ejercicio para los fondos de renta variable europea, los resultados son significativamente distintos, ya que hay muchas casillas donde el porcentaje supera el 50%, indicando que la media de los fondos ha superado al índice de referencia. Es decir: hay más fondos que baten al benchmark que fondos que no lo superan. El estudio pierde mucha relevancia para las categorías de mediana y pequeña capitalización debido al bajo número de fondos con esos estilos de inversión (por ejemplo, sólo hay dos clases de fondos de pequeña capitalización y estilo valor), si bien sí la tiene en categorías de renta variable de gran capitalización. Y es ahí donde se demuestra que la gestión activa sí funciona… al menos en fondos que invierten en compañías de gran capitalización.
Esto es muy claro en el caso del value europeo, donde a uno, tres, cinco y diez años hay más fondos que baten que fondos que no baten al benchmark. A tres y diez años, por ejemplo, el 79% de los gestores value han conseguido superar al índice. Esto significa que, alguien que hace una década hubiese optado por invertir en un fondo de bolsa europea value, tendría casi un 80% de posibilidades de haber acertado en la elección del producto. No es el caso de los gestores value que invierten en Estados Unidos, donde a tres años solo el 13% baten a su índice, mientras que a cinco el porcentaje también está por debajo del 50% (concretamente en el 44%). Además, en este estudio elaborado por la firma de análisis, los gestores europeos value salen muy bien retratados frente a los growth, que comparativamente lo han hecho peor.
“Los fondos de estilo valor lo han hecho comparativamente mejor que los fondos de estilo crecimiento en todos los periodos temporales, una circunstancia que también se da en el caso de los fondos americanos de renta variable estadounidense. Esto puede deberse a que los fondos value no tienen un estilo puro y suelen invertir una parte de su cartera en compañías growth, las cuales lo han hecho mejor que las compañías value en estos últimos años”, explica Fernando Luque, editor financiero de Morningstar.
Para calcular el porcentaje de fondos que superan a su respectivo benchmark, Morningstar ha tenido en cuenta todas las clases de fondos domiciliados en Europa (no sólo en España) con antigüedad suficiente y el estilo de inversión marcado por el Style Box de Morningstar, eliminando los ETF y los fondos de gestión pasiva. No han contemplado el sesgo de superviviencia. Es decir, sólo han tenido en cuenta los fondos supervivientes de cada una de las categorías, obviando aquellos que han desaparecido debido a su mal comportamiento. Por último, tampoco conviene olvidarse de que este estudio se realiza sobre un mercado que ha sido muy alcista. ¿Qué pasaría en caso de fuerte corrección? ¿Serían los resultados mejores o peores para la gestión activa?